Vox, memoria e impostura
BAUDELAIRE GGG Cuesta a estas alturas de la legislatura (la presidenta Prohens precisó ayer en una de sus respuestas que «estamos a cincuenta días del primer año») distinguir si el grupo de Vox en el Parlament sigue siendo Vox o su caricatura. Hay quienes dan por hecho que el partido de extrema derecha es quien marca las líneas del Govern del PP. Y quienes aseguran que no es para tanto, que en realidad el PP se pliega a su juego, que es hacer creer que algunas de sus propuestas no se habrían aprobado nunca. Ninguna de esas visiones –unidas a algo que sucedió en el pleno de este martes– resulta inocente y llevan a algo que escribió Baudelaire: que la mayor trampa del diablo ha sido persuadirnos de que no existe.
INICIATIVA
GGG El pleno del Parlament aprobó ayer una de esas obviedades que aprueba de tanto en tanto. Y con el mismo procedimiento que hace un año menos cincuenta días: Vox propone una barbaridad, el PP le plantea una alternativa que es una enmienda a la totalidad, la acepta sin decir siquiera que la acepta y luego el partido ultra dice que se ha aprobado una iniciativa suya. Lo que se aprobó ayer, con el rimbombante título de Proposición
no de ley relativa a la cláusula de responsabilidad constitucional, fue pedir al Govern que no financie actos donde se haga apología del terrorismo, se incite al odio o «se ultrajen a las instituciones y símbolos del Estado, las comunidades autónomas, los consells o los ayuntamientos». Lo que pedía Vox es añadir una cláusula en las que se obligara a devolver subvenciones a organizaciones en las que se dieran este tipo de hechos y citaba expresamente a Joves per la Llengua o a la OCB. Y, además, planteaba que «en caso de duda», fuera una comisión política la que aceptara o denegara la subvención.
ENTREGADO GGG A Vox le resulta totalmente indiferente lo que publican los medios de comunicación –su único objetivo, conseguido la semana pasada, es que la dirección de informativos de IB3 emitiera una nota para que no se refieran a su partido como de «extrema derecha»– y sólo los utilizan como altavoz. Ayer volvió a cargar Sergio Rodríguez contra la Ley de Memoria Democrática. La presidenta de Memòria de Mallorca, Maria Antònia Oliver, fue testigo ayer de cómo el Govern entregaba a Vox otra de sus piezas.