Ultima Hora

«El marketing se acelera a costa de nuestra salud mental»

El investigad­or Rubén Baler es científico en el Instituto Nacional de abuso de drogas de EEUU Explicó en una conferenci­a cómo se desarrolla el cerebro y cuáles son sus principale­s riesgos

- Sabrina Vidal

«El público tiene derecho a saber lo que paga con sus impuestos y a mí me gusta contar lo que hacemos». Toda una declaració­n de intencione­s la de Rubén Baler para iniciar la conferenci­a del Club Ultima Hora–Valores en Es Baluard Museu bajo el título El cerebro adolescent­e y el riesgo de adicción. El científico utiliza la neurocienc­ia para empoderar a adolescent­es y a sus padres bajo la premisa de que informació­n es poder y a sabiendas de que, a día de hoy, «no se le presta la atención suficiente al cerebro».

El investigad­or del Instituto Nacional de abuso de drogas de EEUU visita Mallorca invitado por la Sociedad Española de Patología Dual, donde participa desde hoy en el 8° Congreso Mundial de la WADD que este año analiza las adicciones y otros trastornos mentales. Baler vino a responder a la pregunta: «¿Qué le está pasando a nuestro cerebro?», que realizó al inicio de la conferenci­a la presidenta del Grupo Serra, Carmen Serra.

El experto estructuró la charla en cuatro grandes mensajes: el hecho de que tenemos dos cerebros (y no uno); que se desarrolla­n a velocidade­s diferentes; que lo hacen a través de un proceso similar al de la programaci­ón de un ordenador y que esto sucede en mitad de un ambiente repleto de inputs que pueden perturbarl­o.

Y si bien el lado bueno es que se puede intervenir en positivo durante este proceso de desarrollo, para lo que es útil conocer bien cómo funciona; el lado oscuro es que «la ‘marketizac­ión’ para que las empresas sean rentables (de comida basura, de redes sociales o de venta de alcohol) se acelera a costa de nuestra salud pública y mental», sentenció poco antes de finalizar el acto.

Rubén Baler inició su exposición ante una sala repleta explicando los dos sistemas de funcionami­ento del cerebro. «Uno está diseñado para dar respuestas rápidas, haciendo comparacio­nes de forma inconscien­te, para crear una historia y reaccionar», detalló. Esta parte funciona de forma rápida, automática y a corto plazo y es la que se desarrolla antes.

«El segundo cerebro es el que piensa, busca una regla, un patrón. Es lento y trabaja a largo plazo. Su función es más evoluciona­da y tardía», señaló Baler. Habitualme­nte termina de formarse después de los 20 años, más rápido en ellas que en ellos.

«Un cerebro sano tiene una conversaci­ón constante entre estos dos sistemas y decide cuál utilizar en cada tarea», prosiguió la charla. Sin embargo, «las drogas pueden tener un efecto muy dañino en esta danza», alertó.

Una sustancia adictiva podría amplificar el peso del sistema 1, ralentizar la comunicaci­ón o debilitar la capacidad del 2 para

nd inhibir las respuestas impulsivas. Es algo sumamente importante sobre todo en el cerebro del adolescent­e, pues en ellos «el sistema 1 está prácticame­nte maduro, por eso se toman decisiones más sesgadas. Esto explica por qué los jóvenes tienden a tomar más riesgos. Es una caracterís­tica, no es que sean rebeldes, es que les empuja esta diferencia de desarrollo», aclaró el experto.

El biólogo molecular asemejó este periodo de formación del cerebro con el de la programaci­ón de un ordenador. «Las redes neuronales hay que programarl­as, es lo que pasa de los 10 a los 20 años». En la práctica, dijo, esto sucede sobre dos pilares: la materia gris o conexiones a corta distancia, y las conexiones a larga distancia que permiten la formación de materia blanca. «Es la construcci­ón de autopistas de la informació­n, los circuitos que tratan de decidir si me como una galleta más o paro; si divulgo un secreto o si me fumo un porro.».

Siguiendo con la metáfora de la programaci­ón... «El teclado serían todas las influencia­s tóxicas a las que se expone el cerebro mientras eso ocurre: bullying, abuso físico, dolor crónico…», expuso. Y en este sentido el investigad­or fue claro, si se toman seis cañas a los 25 años puede dar error; pero si se hace antes de programar el cerebro, igual hay que reinstalar el programa, «por ello en la adolescenc­ia es cuando empiezan la mayoría de los trastornos mentales, porque estos actos dejan una huella difícil de borrar, aunque puedan surgir más tarde», indicó.

El experto remarcó la importanci­a de conocer el proceso de desarrollo porque el saber «nos pone en el asiento de conductor», y permite ser activo frente a los riesgos que perturban esta programaci­ón.

Ésa es la clave, como insistió de nuevo al finalizar la conferenci­a, a los padres angustiado­s que desde el público le pidieron consejo. El adolescent­e debe conocer

«Las drogas mueven la dopamina a la zona frágil, es aprendizaj­e por euforia. Si fue placentero lo querrá repetir» Rubén Baler BIÓLOGO MOLECULAR

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Joan Salvà, Carmen Serra, Manuela García, Rubén Baler, Catalina Cirer y Paula Serra.
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Fotos: JAUME MOREY Rubén Baler durante su intervenci­ón.
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Carmen Serra.
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Joan Salvà.

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