Ultima Hora

«Soy como un cocinero: mezclo cosas hasta que sale algo bueno»

Una docena de esculturas llenan el emblemátic­o edificio y cuatro más se reparten por varios puntos en la calle Algunas son animadas a través de luces LED simulando un ‘loop’ de movimiento infinito El artista Julian Opie inaugura hoy en sa Llonja, Passeig

- Adrián Malagamba

Quien pase estos días por sa Llonja podrá ver cómo dos enormes esculturas de 12 metros de altura se erigen firmemente frente a la entrada del emblemátic­o edificio de Palma. El culpable de que estos dos colosos ‘vigilen’ la ciudad es Julian Opie (Londres, 1958), el artista británico que hoy inaugura allí, a las 19.00 horas, una gran exposición a iniciativa del Govern y el Ajuntament de Palma que reúne un total de 12 esculturas en el interior de sa Llonja, otras dos frente a ella, una en el Passeig Sagrera, otra en el Passeig del Born y, finalmente, en el Casal Solleric.

Opie atendió a Ultima Hora allí mismo, mientras los trabajos de instalació­n continuaba­n, donde explicó cómo se ha «adaptado a un espacio tan precioso con el que es imposible competir» en referencia a sa Llonja. Por ello, el artista se decantó por «potenciar y apoyar» el espectacul­ar lugar a través de colocar «12 esculturas aprovechan­do los cuadrados que se forman en el suelo» por los patrones dibujados. Tres series distintas, pues, conforman su propuesta de interior: una con siluetas de personas caminando, otra con torres de acero que reflejan su interés en la arquitectu­ra y retratos a gran escala de gente que tienen Mallorca como su primera muestra pública.

Rigidez

Además de estas 12 esculturas, Opie también instala dos gigantesca­s piezas en el exterior, en la misma entrada, que son el resultado de «personas que he fotografia­do fuera de mi estudio y que accedieron a posar». De ellos, le interesaba a Opie «el perfil, la silueta» por ser «dos líneas rectas sin más, de las cuales tuve la idea de ver si era posible encontrar algún rasgo de personalid­ad en una postura tan rígida y un dibujo tan básico».

Para estas dos, Opie sugiere haberse inspirado en parte en el arte egipcio, aunque reconoce sentirse como «un cocinero que prueba ingredient­es hasta que sale algo bueno, algo que le gusta, aunque no sepa por qué».

A todo lo mencionado se suman una escultura de un caballo al trote animado con luces LED en el Passeig Sagrera y otra de una mujer caminando en el Passeig del Born, ambos dirigidos hacia un mismo lugar: el Casal Solleric, donde habrá una instalació­n a gran escala y una animación LCD, visible desde la calle.

Destaca el creador, a su vez, que no puede «no conectarme con lo que me rodea», razón por la cual mira constantem­ente el trabajo de otros artistas además de estar atento a los lenguajes de la publicidad que puede encontrar

en carteles en la calle, la televisión y anuncios repartidos por todas partes, además de las luces de los semáforos, la señalería del tráfico, etcétera. Todo ello se debe a que lo «popular» es una de sus fuentes básicas de inspiració­n. Luego, todo el mejunje de lenguajes «los mezclo» de manera privada, «sin tener en mente al público», pero con el objetivo de que «al acabarlo lo pueda poner al alcance de la gente porque sin ellos lo que hago no es nada».

Como es obvio por lo expresado hasta ahora, entre caballos al trote y mujeres caminando, el movimiento es una de las principale­s atraccione­s de Opie, que «siempre» ha pensado que «una imagen quieta es inusual». En opinión del inglés, «todo se mueve a menos que esté muerto. Incluso cuando dormimos nos movemos y es, en mi opinión, una de las formas en las que vemos el mundo: a través del movimiento». Por ello, «el movimiento es uno de los puntos centrales de mi trabajo», ya desde sus inicios, cuando las tecnología­s no habían avanzado lo suficiente como para poder desarrolla­rlo virtualmen­te. De hecho, Opie avanza que tiene en marcha dos proyectos en esta misma línea: «Uno con el equipo de atletismo del Reino Unido y otro con niños de cinco años que se mueven de una manera única y muy mona». Es, por todo ello, que considera el «movimiento como una muy buena forma de empezar un proyecto».

Con el avance de las tecnología­s Opie pudo regresar a esta forma de trabajar y, de hecho, hoy en día se maneja a la perfección con ellas, habiendo preparado y diseñado esta misma exposición en realidad virtual.

A pesar de ello, reconoce Opie que «las redes sociales no me gustan, me parece algo vacío. Lo real es aquí, en la calle, viendo cómo la luz interactúa con la obra y viendo el dinamismo de la gente caminando a su alrededor».

«Todo se mueve a menos que esté muerto. Incluso al dormir estamos en movimiento»

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Movimiento. La idea del movimiento es una de las que más interesan a Opie y que trabaja constantem­ente. En sus esculturas repartidas por la ciudad
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Fotos: PILAR PELLICER se podrá observar este hecho en casi todas ellas, como en la del caballo a trote animado con luces LED.
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Foto: J. O. Autorretra­to del artista londinense Julian Opie.

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