‘ LIFE IS A CABARET’
Emma Stone y Alan Cumming representan Cabaret en Studio 54. El imperio americano según Denis Johnson. P. T. Anderson se atreve con Thomas Pynchon, y Audra McDonald con Gershwin en el Teatro Real.
De Liza Minnelli a Emma Stone. La protagonista de Crazy, stupid, love se incorpora al montaje que Sam Mendes ( American beauty) y Rob Marshall ( Nine) estrenaron en 1998 en Broadway — y cuyo protagonista masculino, Alan Cumming, sigue siendo el mismo, seis Sally Bowles después—. Aunque fue la primera elección de los directores para el regreso de la obra, que llegó a alcanzar las 2.400 representaciones en su primera temporada, sus compromisos cinematográficos obligaron a que fuera sustituida por Michelle Williams. Hoy por fin el papel es suyo. El espectáculo, que se representa en la mítica Studio 54, es tan oscuro y pesimista como la adaptación cinematográfica de 1972. La historia de ese viejo tugurio donde sobreviven los personajes más locos de Berlín a finales de los años veinte representa el conflicto entre la libertad individual y un régimen opresor que poco a poco va minando las vidas (y los anhelos) de quienes lo habitan. La escena que mejor resume el espíritu transgresor de la función la representa ese maestro de ceremonias que, como sabremos al final, ya lo ha dado todo por perdido. Y quizá por eso se siente libre. Porque tras escuchar El mundo nos pertenece, el viejo himno nacionalista adoptado por los nazis, Emcee/Alan Cumming se baja los pantalones y nos enseña su trasero pintado con una esvástica. Lo que llegaba eramuchomás desagradable: desfiles de banderas, quemas de libros, verdades absolutas y humo. Demasiado humo. Vayan a verlo.