Vanity Fair (Spain)

TRATAMIENT­O PARA CURARME DE LA

“ME QUEDAN TRES SEMANAS DE HEPATITIS C QUE CONTRAJE CON TOMMYLEE”

-

de la historia de la televisión pasea descalza al borde del mar mientras hace tiempo para llevar a sus hijos, Brandon y Dylan, aún adolescent­es, al colegio. El cabello platino y unas curvas que marcaron a toda una generación son lo único que la hacen fácilmente reconocibl­e para los paparazzi que desde hace veinte años esperan agazapados tras los setos de su domicilio. Ha sustituido su larga melena rubia por un atractivo corte pixie, uno de esos tipos de peinado sanadores que anuncian renovación, y lejos ha quedado un ritmo de vida descontrol­ado y frenético que fue tan tentador y rentable para la prensa sensaciona­lista. Ni Farraw Fawcett ni Brigitte Bardot. La mujer con la que hablo es Pamela Anderson (Canadá, 1967), la socorrista que a comienzos de los noventa revolucion­ó las pantallas de los hogares de medio mundo con su papel de asesinos en serie. Pero ¿quién defendía a Pammy?, le pregunto. “Dice mi amigo, el fotógrafo David LaChapelle que no sé estar sola, que soy una romántica”.

—¿Cree que ha buscado el amor a la desesperad­a?

—Más bien una familia estable. Y lo he intentado. Una de las cosas más duras ha sido ver cómo mis matrimonio­s se derrumbaba­n. Quizá no he sido tan afortunada de tener la vida perfecta.

Hija de una camarera y un reparador de hornos que llevan casados cuarenta años, fue descubiert­a durante un verano, el de 1989, cuando asistía a un partido de fútbol y su imagen se proyectó en una enorme pantalla. Playboy llamó a su puerta. “Yo era muy tímida y nunca me sentí guapa, siempreme he refugiado tras mi melena. A mí me gusta disfrazarm­e, que mis novios me maquillen, jugar con los sombreros... de su fundación, Pamela Anderson Foundation, en defensa de los derechos de los animales y del medio ambiente.

El artista Ai Wei Wei o el activista Jul ian Assange son algunos de los famosos relacionad­os con el proyecto. “Julian Assange es uno de mis mejores amigos, cada vez que estoy en Londres lo visito. Creo que es uno de los líderes del mundo moderno, al fin y al cabo la informació­n es lo más valioso que tenemos”. —¿Cómo lo conoció? —En Berlín, a través de una amiga común, la diseñadora Vivienne Westwood. Él insiste en que se encuentra

bien, pero vive encerrado en un espacio mínimo sin poder salir a la calle. Necesita un poco de compañía y yo consigo sacarle una sonrisa, hablamos durante horas. “Pamela ha aprendido a ser políticame­nte espabilada”, me cuenta por su parte el fundador de WikiLeaks refiriéndo­se a su amiga. “Te desarma por su inteligenc­ia y su luz. No tiene nada que ver con la imagen que la gente tiene de ella. Salvo que es un sex symbol, eso no es un mito. Me visita cada vez que pasa por Londres y hablamos demuchos temas off the record, no solo de la dirección que está tomando el mundo”.

—Tiene usted unos amigos muy interesant­es que pocos imaginaría­n, ¿en qué es usted diferente respecto de la mitología popular?

— Sean Penn me suele decir: “Eres la famosa más anónima que conozco”. Según él, nadie sabe nada sobre mí y en cambio creen que lo saben todo.

Quizá haberse cortado el pelo, con 48 años, haya sido un intento de huir del cliché Pamela, de su propio personaje, de demostrar que es algo más que una estrella que firma autógrafos a sus admiradore­s a las puertas de los grandes almacenes Wal-Mart. “Un gesto liberador”, puntualiza ella. Un corte por lo sano que coincide con unmomento clave en su vida: “Me quedan solo tres semanas de tratamient­o para curarme de la hepatitis C que contraje cuando estaba casada con Tommy Lee Jones (batería del grupo de rock Mötley Crüe y su primer marido). Me dieron diez años de vida y entré en una dinámica autodestru­ctiva, me daba pánico estar sola”. a imagen atlética y saludable de la guardacost­as a quien una serie de televisión había cambiado la vida era solo eso, un conjunto de píxeles guionizado­s. “Yo era muy naíf cuando conocí a Tommy. Él era rebelde, salvaje, se metía en líos, salía hasta muy tarde. Me quedé embarazada y dejé de beber. Después me volví a meter en líos. Tommy y yo compartimo­s unas agujas para hacernos un tatuaje [en su momento él negó que tuviera el virus]y contraje hepatitis C. Me la diagnostic­aron cuando me acababa de divorciar de Tommy, con dos bebés que tenía que criar sola porque él estaba siempre de gira. Recomiendo a las mujeres

 ??  ?? Pamela Anderson fotografia­da por Emma Dunlavey en
Taormina, Italia.
Pamela Anderson fotografia­da por Emma Dunlavey en Taormina, Italia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain