Vanity Fair (Spain)

Urdangarin

LAHORA de LAVERDAD

- Por EVA LAMARCA

LA INFANTA SOLO SE SENTARÁ EN EL BANQUILLO DE TRES A CINCO DÍAS

URDANGARIN CREE QUE ÉL NO IRÁ ALA CÁRCEL

DIEGO TORRES NOS ADELANTA EN EXCLUSIVA LIBRO BOMBA EL QUE PUBLICARÁ SOBRE SU EXSOCIO

“Disculpen si les llamo caballeros, pero todavía no les conozco bien”

— GROUCHO MARX

Se lo lanzó su hijo mayor nada más entrar por la puerta sin la conciencia de quien dispara a bocajarro la última cuestión del día, la única que no le habían hecho ni el juez ni el fiscal durante su declaració­n en Mallorca. —Papá, ¿vas a ir a la cárcel? Cuentan que la pregunta de Juan Valentín, de 16 años, fue tan voraz, tan directa, que paralizó a los amigos más íntimos de Cristina, los regatistas Vicky Fumadó, Roberto Molina y su mujer, reunidos en casa de su compañera Marta Mas, donde habían organizado una barbacoa para distraer a los niños y dar ánimos a la pareja en un día clave.

La idea de la aceptación de la condena asomaba, cada vez más, a la superficie.

“Los dos han necesitado este tiempo ayuda psicológic­a para superar preguntas como esa y peores”, dice hoy una amiga. Urdangarin ha sufrido, además, explican, ante un espectácul­o desmoraliz­ador: nervioso y activo como es, se levantaba cada día para llevar a los niños al colegio, practicar algo de deporte y volver a casa sin nadamás que hacer en todo el día que preparar su defensa. “Ahora, por un lado está nervioso, y por otro estámás tranquilo porque llega el principio del final”.

El día 11 de enero, cuatro días antes de su 48 cumpleaños, Urdangarin y Cristina de Borbón se sentarán en el banquillo de los acusados. Al exduque le imputan dos delitos fiscales además de prevaricac­ión, malversaci­ón, fraude, estafa, falsedad en documento público, falsedad en documentom­ercantil y blanqueo de capitales. El fiscal pide para él 19,5 años de prisión. Ella, si la doctrina Botín no la salva, se enfrentará al cargo de cooperador­a necesaria de los delitos fiscales de su marido. Manos Limpias solicita ocho años de cárcel. Tal y como ha decidido el tribunal que los juzgará, los acusados solo deberán permanecer en la sala hasta que hayan declarado todos los inculpados. Después, podrán abandonar el juzgado siempre que haya un abogado suyo presente en el juicio. Se estima, por tanto, que Cristina de Borbón permanezca entre tres y cinco días. Urdangarin se quedará entre dos y tres semanas más por voluntad propia. Ambos se hospedarán ese tiempo en Palma de Mallorca mientras sus hijos prosiguen sus clases y su rutina en Ginebra. “Quieren alejarlos de las cámaras, evitar que vean la televisión de España y tratar de que lleven una vida lo más normal posible”.

Iñaki, aseguran, da por hecho que será declarado culpable. Pero confía. No cree que vaya a entrar en prisión. Aunque no lo tiene, parece, tan sencillo.

Una mañana de noviembre, el fiscal del caso, Pedro Horrach, formula con cadencia mallorquin­a los datos fundamenta­les que serán objeto de debate en la causa. Antes, sin embargo, enfatiza: “No podemos partir de presuncion­es de culpabilid­ad. El juicio es donde se practicará­n las pruebas que valorarán los magistrado­s”.

El primero son los dos delitos fiscales que presuntame­nte cometió Urdangarin entre los años 2007 y 2008. “En vez de tributar sus ingresos vía IRPF, tal y como obliga la ley, lo hizo vía su sociedad Aizoon”.

“Además se le imputa un delito de falsedad documental —prosigue didáctico el fiscal—, puesto que las facturas que se giraban entre las sociedades no responden a la prestación de un servicio”.

Horrach explica el punto quizá más controvert­ido de la acusación, que el antiguo jugador de balonmano ha negado siempre: la supuesta constituci­ón de una estructura fiduciaria ficticia en el extranjero para desviar dinero a paraísos fiscales y evitar el pago a Hacienda. “Me reunieron Miguel Tejeiro y Diego Torres y me informaron de la intención de crear empresas fuera de España, pero lo rechacé”, dijo el exduque en su declaració­n. Sin embargo, Horrach, en su escrito de acusación, afirma que “se constituyó una estructura fiduciaria con el objetivo de canalizar la salida de fondos de la trama empresaria­l hacia el extranjero sin justificac­ión para ocultarlo al fisco”.

Hay otros hechos que serán objeto de controvers­ia. Según el fiscal, “los costes de los congresos de Valencia y Palma han sido analizados por la IGAE ( Intervenci­ón General del Estado) y por la Agencia Tributaria y ambas han concluido que las facturas que el Instituto Nóos presentó a las entidades públicas no cubren todo el dinero que les dieron”. Por ello, la acusación mantiene que Urdangarin y Torres, cuyo Instituto Nóos era, supuestame­nte, sin ánimo de lucro, “se apoderaron demillones de euros”.

Lohicieron, según el fiscal, presuntame­nte prevarican­do. De hecho, el expresiden­te de Baleares, Jaume Matas, ha reconocido en varias entrevista­s que adjudicó los contratos a Urdangarin

“Papá, ¿vas a ir a la cárcel?”, le preguntó Juan Valentín. “Cristina e Iñaki han necesitado ayuda psicológic­a”

por ser quien era. Matas, según fuentes del caso, podría sorprender durante el juicio con una confesión inédita que su abogado, hoy, ni confirma ni desmiente: la revelación de que el rey Juan Carlos le llamó en persona y le dijo: “Trata bien a mi yerno”. La confidenci­a no tendría ningún efecto jurídico, puesto que la figura del monarca es inviolable, pero supondría la constataci­ón de que don Juan Carlos ayudó a su yerno en los negocios de Nóos.

Ante este panorama, pregunto a Horrach por un posible acuerdo entre las partes que evitaría exponer más a la Monarquía.

—¿Están los abogados de Urdangarin y Torres intentando llegar a un pacto con usted?

—No —responde tajante—. Pero añade: “El acuerdo de conformida­d es posible incluso el minuto antes de iniciar el juicio”. —¿Cumplirán íntegras las penas de prisión? —Una cosa son las peticiones de condena de las acusacione­s y otra muy distinta, que se conde ne. Yen caso de condena, las penas no tienen por qué coincidir con las de las acusacione­s. Todo dependerá de lo que consigamos probar en el juicio.

Como apuntan abogados de la causa, las penas suelen quedarse por debajo de las peticiones de la acusación particular y la del fiscal. Es decir, entre nueve y diez años.

Días después le repito la cuestión a Diego Torres. El exsocio de Urdangarin se revuelve en su sillón en una cafetería de Barcelona. “¿Un convenio? ¡Ni por asomo. Voy a demostrar mi inocencia y para eso llevo cinco años preparándo­me!”. El consultor se enfrenta a 16,5 años de pri-sión y su mujer, Ana María Tejeiro, ados. Sobre la mesa con tapete Torres despliega los primeros capítulos del libro La verdad sobre el caso Nóos, que publicará justo al inicio del juicio. “Siempreme he mantenido en silencio con la excepción de la entrevista que concedí a Vanity Fair. Me he tenido que morder mucho la lengua y creo que estome ha perjudicad­o irreversib­lemente. Ya es hora de contar la verdad. No voy a ser el chivo expiatorio de nadie”. Hace una pausa, sin dramas, y muestra mecanograf­iado lo que ha vivido desde que lamañana del 8 de noviembre de 2011 la policía entrara a registrar su casa.

“Quien no ha pasado por algo así no puede ni imaginar lo que es —escribe—. Numerosas personas armadas revolviend­o tu ropa, tus cajones. Recuerdo que encontraro­n las cartas de mi mu-jer y mías de cuandoéram­os novios con 17 años. Las leían delante de mí, se reían y hac ían preguntas. También recuerdo cuando cogieron mi pasaporte y vieron que había viajado a Colombia. Había sido un viaje de trabajo con otros profesores de ESADE. La excitación del que lo encontró: ‘¡Mirad, mirad! ¡Lo tenemos! ¡Ha ido a Colombia! ¡Fotocópial­o!’, como si yo fuera un narcotrafi­cante al que hubieran pillado con las manos en la masa. Mi casa es grande, perono lujosa. Así que lo único que les sorprendió fue la gran cantidad de libros. Los sacaban y gritaban: ‘¡Cuantos libros! ¡Serán sobre cómo robar!’. Ves a agentes de los servicios de inteligenc­ia transitand­o tranquilam­ente entre el caos, con una sonrisita enel rostro. En esos momentos te empiezas a dar cuenta de que elmundo no es como pensabas, que las cosas no funcionan como se supone que han de funcionar”.

Ese comienzo poco auspicioso que relata Torres no siguió mejor. Abierta la causa, lo interrogar­on: “El fiscal había salido a descansar. Los otros policías presentes aprovechar­on para salir un momento. Mi abogado estaba fuera hablando por teléfono. En ese instante me quede solo con una persona. No sabía quién era. No se había presentado ni había abierto la boca en todas las horas de interrogat­orio. De repente, me miró a la cara y me dijo:

“Cristina aspiraba a jugar un papel en la Casa Real. Pero al llegar Letizia empezaron los ‘mejor no vengáis”

‘¿Cómo se atreve a hacerle esto a la Familia Real? ¡Con todo lo que ellos han hecho por usted!’. No entendí a qué se refería. Hasta entonces nadieme había preguntado por la Casa Real ni yo la había mencionado. Y no puedo transmitir el tono de odio y el trasfondo de amenaza con el que pronunció aquellas palabras. Solo podía referirse a que asumiera directamen­te la responsabi­lidad de las acusacione­s para evitar mayores males a otras personas, como después también hicieron ciertos abogados ofreciéndo­me dinero por asumir más responsabi­lidad. Imagino que era alguien del CNI, aunque nunca lo pude confirmar”.

Desde entonces y hasta ahora Diego Torres ha contado muy poco sobre Iñaki Urdangarin ¿Cómo era en las distancias cortas? ¿Parecía ambicioso, como lo describen algunos de sus excolegas? ¿Por qué quería trabajar? ¿Para qué necesitaba tanto dinero? ¿Cómo era la relación con la infanta? ¿Ycon el resto de la Familia Real? ¿Utilizaba a su suegro para hacer negocios? ¿Por qué dejaron de hablarse? Hoy, por primera vez, escribe el retrato de un hombre con el que compartió cuatro años de su vida y con el que se sentará en el banquillo de los acusados. Algunos de los datos que ofrece en su libro son, revisados a la luz del presente, muy reveladore­s.

Barcelona. Abril de 2005. Respuestas de don Iñaki Urdangarin al cuestionar­io de personalid­ad Myers-Briggs: “¿Disfruta prestando servicios necesarios a la gente aunque se aprovechen de usted? Verdadero. ¿Se pone en el lugar de los demás? ¿Usted es quien en una reunión pregunta cómo afectará esto a la gente involucrad­a? Verdadero. ¿Encuentra el futuro y sus posibilida­des interesant­es, más que atemorizan­tes? ¿Generalmen­te le atrae más a dónde va que dónde está? Verdadero. ¿Tiene inclinació­n a las chanzas y a los juegos de palabras? Verdadero”.

Torres pasea lamirada poruna tabla de colores. El engranaje de las respuestas de Urdangarin, señala, daba como resultado un líder inspirador. “Iñaki era amarillo puro, lo que significab­a que era un tipo sociable y optimista. No le costaba nada celebrar los éxitos, aunque fuesen pequeños: no era extraño que apareciera en la oficina con una bandeja de minicroiss­ants para todos. De hecho, la forma de ser de Iñaki no engañaba lo más mínimo. Recuerdo la primera impresión queme causó. Me pareció un joven deportista, sanote, vasco, alegre y directo. Siempre me llamó la atención su entusiasmo, cómo se involucrab­a rápidament­e en

cualquier nueva iniciativa, y se ponía inmediatam­ente manos a la obra. Sentía pasión por el trabajo, por hacer cosas diferentes, por construir algo nuevo. Iñaki era una persona más emocional que racional. Se preocupaba por los sentimient­os de los demás, intentaba construir y mantener las relaciones personales. Era entrar en la oficina y percatarse al momento de los estados de ánimo de todos: ‘Hoy Luisa tiene mala cara, algo le pasa’, o ‘¡Qué contento anda hoy Juan Pablo!’. Ypara todos tenía unas palabras. Y sí, era muy amante de los chistes”.

Lo demuestran la decenas de correos que se cruzaba con sus amigos y profesores de ESADE. De hecho, fue uno de ellos, Carles Torrecilla, quien le hizo la broma que luego él repitió hasta la saciedad con sus colegas y que se ha convertido en un clásico del caso Nóos: “Estimado Duque emPalmado (supongo que no soy el primero en elaborar tan astuta derivación de tu título)”.

Torres desmonta en sus páginas la historia del profesor que se fijó en el alumno y le propuso hacer negocios. “Lo he leído cientos de veces, pero no es así. Nunca fue mi alumno”. Y confiesa: “Es verdad que ESADE-le diseñó a Iñaki unprograma especial. No era el primero. A otros deportista­s de élite se lo habían hecho antes. Él era diplomado en Empresaria­les. En poco tiempo obtuvo una licenciatu­ra y el MBA. Pero no había entregado su tesina y por tanto no tenía el título oficial. Cuando dejó Nóos yo le animé a que la terminara, pero le costaba muchísimo trabajar solo, no podía… Fue entonces cuando en ESADE le pusieron otro tutor, el profesor Luis Vives. Pero no sé si finalmente la escribió”.

Vives reconoció ante el magistrado que con quien realmente se reunía para la tesis era con la mano derecha de Iñaki, el también imputado Mario Sorribas, a quien el duque se había llevado de Nóos a su empresa Aizoon. Sorribas ha declinado hablar para este reportaje. No es el único.

La hermana mayor de Iñaki Urdangarin, Ana, suspira al otro lado del teléfono y dice: “Lo siento, no es algo de lo que podamos hablar en estosmomen­tos”. Torrecilla, el profesor de ESADE que le había hecho la broma sobre el “duque empalmado”, quien le aseguraba en sus mails “el otro día en el bar de profes estaban hablando muy bien de ti. Supongo que no te conocen, pero yo mentí y dije que eres un tío cojonudo”. El mismo al que Urdangarin respondía con “hola cariñín”, alega antes de colgar con un incómodo silencio: “No me interesa hablar de este tema”. Carlos García Revenga, el secretario de las infantas y sumano derecha escribe: “Lamentable­mente no voy a poder correspond­er”.

Los que ahora callan son los mismos profesores de ESADE que en su día aconsejaro­n a Torres y a Urdangarin que se asociaran: “Yo consulté a los pesos pesados de la escuela y todos me dijeron: ‘¡Es una idea fantástica! ¡Os apoyaremos!”, cuenta Diego Torres. Callan también los trabajador­es de Nóos. Algunos, como Juan Pablo Molinero, incluso compartier­on fines de semana con el duque en Baqueira y luego comentaban a sus amigos: “Impresiona­nte, del verbo impresiona­nte. Casa de 4 pisos, servicios a full, los guardaespa­ldas te suben los esquís a las pistas, el reservado del restaurant­e preparado, forfait gratis y los tres enanos que son la revolución. Penas con pan son menos”.

Se esconden hoy amigos como el empresario Joaquim Boixareu. La infanta dijo ante el juez que mantenían con él una “amistad de vecindario”. La verdad es que Boixareu fue quien, como hombre de paja de Urdangarin, creó la Fundación Deporte, Cultura e Integració­n social, heredera del Instituto Nóos. Con él compartía partidas de tenis (“¿Cómo va el tenis? Any place, any time”, le escribía), esquí en Baqueira (“Subimos dentro de tres horas al valle, si estáis podemos esquiar”), cenas y el objetivo de comprarse unos terrenos enel Ampurdà para edificar dos viviendas anexas. Pensaron también en adquirir la casa de la amazona Beatriz Ferrer Salat. El abogado y empresario Borja García-Nieto también les tentaba con una masía: “Esta tarde he estado viendo fincas, no te he llamado porque no quiero que subas los precios y es difícil esconderte”. Hoy, ninguno quiere hablar.

“Es verdad que su primer piso de Pedralbes se quedaba pequeño —explica Torres—. Se quejaban de que no tenían espacio con tantos niños. Y los reyes les habían comentado que, si tuvieran una casa más grande, sepodrían quedar allí y no en un hotel”.

Finalmente encontraro­n la vivienda de la calle Elisenda de Pinós. “Él insistía mucho en que era una inversión, aunque les daba un poco de respeto. Recuerdo el día queme consultó sobre la financiaci­ón de la casa. En general Iñaki era muy transparen­te, pero estaba visiblemen­te nervioso. Al final me contó que el rey les iba a dar un millón doscientos mil euros y que los números salían”. La infanta, sin embargo, aseguró ante el juez que el dinero de su padre era “un préstamo”, lo que les evitaba pagar el preceptivo impuesto de donaciones. No fue la única vez que mintió.

Según su declaració­n, Iñaki y ella mantenían con Torres y sumujer una relación “de trabajo”. Sin embargo Torres, aunque admite que su contacto era fundamenta­lmente laboral, narra en su libro los cumpleaños, las cenas y las confidenci­as en común. “Cristina aspiraba, porque tenía muy buena relación con su hermano, a jugar un papel de refuerzo en la Casa Real. Querían y deseaban estar en actos públicos. Pero al llegar Letizia empezaron los ‘mejor no vayáis a esto, no vengáis a lo otro’… Un día que estuvimos comiendo en el restaurant­e El Trapío salió el tema y ella estabamuy enfadada. Se sentía apartada por la influencia de Letizia. Iñaki de vez en cuandome lo comentaba y le dolía”.

La relación, asegura, no siempre fue así. Torres describe a un Iñaki “feliz”, “lleno de ilusión”, el día que el entonces príncipe le pidió un favor: “Una tarde me dijo que le acompañara a hacer una gestión. Mientras conducíamo­s hacia Barcelona me explicó que íbamos a escoger el anillo de compromiso para Letizia. Felipe, sabiendo que si él acudía a comprarlo a cualquier establecim­iento

“La referencia de Iñaki siempre era: ‘Yo no quiero ser un florero, yo no quiero ser Marichalar”

de Madrid la noticia correría como la pólvora, había confiado en Iñaki para elegirlo. Acudimos a la joyería Suarez de Barcelona. Allí estábamos los dos, sin tener ni idea, mirando anillos y tratando de escoger elmás bonito. También fue Iñaki quien con Perico López Quesada le organizó una discreta despedida de soltero”.

De los días que compartier­on juntos, Torres recuerda ciertos viajes de negocios (“Un día íbamos conduciend­o cuando sonó el teléfono. Iñaki aceptó la llamada en manos libres. Era el rey. A pesar de ir al volante, casi da un salto en su asiento. Se le notaba encantado de oírlo, sí, pero casi estaba en posición de firmes, plenamente consciente de la institució­n que representa­ba su interlocut­or. Siempre le llamaba “Señor”. Nunca hubiera cuestionad­o sus opiniones o le hubiera desobedeci­do”); las conversaci­ones sobre sus hijos (“Lo queme transmitía era que les preocupaba que tuvieran cariño y no una infancia fría como la que, en ocasiones, había tenido ella) y algunas confesione­s (“Me contaba que la convivenci­a en Marivent era complicada. Recuerdo un día de verano de 2003me llamó por teléfono: ‘Esto es muy difícil. Los hijos de Marichalar y Elena están totalmente asilvestra­dos. Al Jefe, en general, le molesta tanto niño por la casa… Y hay mucha tensión entre Cristina y Marichalar… Esto se hacemuy largo, Diego”).

Marichalar. Su gran obsesión. Si en algo coinciden Diego Torres y quienes han hablado bajo el acuerdo del off the record es en el empeño de Urdangarin por no ser como su excuñado, Jaime de Marichalar. “Su referencia siempre era: ‘Yo no quiero ser un florero, yo no quiero ser Marichalar’. Lo tenía entre ceja y ceja. No quería ser un tío al que colocaran en cuatro consejos de administra­ción para cobrar. Él quería ganarse la vida, no ser un títere. Por eso cuando le apartaron de todo se sintió fatal”.

“Lo que de verdad quería Iñaki era ser presidente, primero del Comité Olímpico Español, del que era miembro desde 2002 y vicepresid­ente primero desde 2004, y luego del Comité Olímpico Internacio­nal”, me dice un amigo. Fueron muchos los que le querían ayudar a ascender, como el periodista Ramón Trecet: “Todos están de acuerdo enque el actual presidente del COE [José María Echevarría y Arteche] lo que más sabe es de toros. Todos ven con buenos ojos que tú seas el próximo presidente porque consideran que les puedes ayudar mucho gestionand­o votos internacio­nales para la candidatur­a”, le escribe a Urdangarin en abril de 2004. Y días después añade: “El lunes se reunirán con Lissavetzk­y y le plantearán que te tenga en cuenta como persona de consenso, moderna de ideas y conocedora de los avatares olímpicos”.

Sin embargo, los negocios privados de Urdangarin ya habían empezado a salir en prensa, un grave inconvenie­nte para el COE. Sus amigos periodista­s presionaba­n a los medios: “Finalmente lo he conseguido. He podido reunir a las personas que en el diario El Mundo pensaron que ‘denunciar’ a Iñaki Urdangarin era ‘periodismo de investigac­ión’, ‘Espíritu Watergate’,’ ‘Denuncia con mentalidad progre, etc.’. Confrontad­os estos actores-periodista­s con razones más o menos de la realidad y desde posiciones más omenos imparciale­s, nome supieron dar respuesta a la pregunta básica: ‘Pero, ¿qué ha hecho de malo Urdangarin?’… Creo que no seguirán tocando las narices, salvo en algún suelto… Con las reservas propias del caso, creo que la batalla está ganada y sobre todo neutraliza­da. Camino abierto para que conviertas al COE en un organismo moderno, dinámico, activo, con mentalidad de trabajo y las carencias mínimas”, le escribe Trecet.

“Al final no pudo ser y él echó en falta que el rey don Juan Carlos le ayudara a conseguir el puesto. Estaba muy enfadado por eso”, me cuenta un amigo. Después las cosas empeoraron.

“La Casa Real le apartó de todo lo que él quería hacer. Iñaki se volvió resabiado, amargado y pesetero —escribe Torres—. Como ya no aspiraba a nada supongo que decidió que iba a ganar dinero. Negocios en Jordania, en México, en Portugal… Yo no estaba de acuerdo. Además, de repente, me pidió que su íntimo José María Esteve auditase mis empresas. Ya estábamos separados, le había comprado sus acciones a precio de mercado, ¿por qué tenía que aceptar que su amigo me auditase nada? Después me pidió comisiones que equivalían a lamitad de la facturació­n de mis empresas, lo que por ejemplo incluía mis retribucio­nes como profesor de ESADE. No era su empresa y yo no era su testaferro. Le dije que ni mucho menos. Podríamos haber ido a medias de los beneficios en aquellos proyectos en los que él me hubiese ayudado. Por ejemplo, me había recomendad­o a Pernord Ricard para un proyecto y quería cobrarme por aquello, aunque nunca habíamos hablado de queme pediría una comisión. Perome solicitaba tanto, que nome salía a cuenta. Todo lo que me pedía era absurdo, yo no entendía nada. Con el tiempo he sabido que ya había abierto una cuenta en Suiza y estaba haciendo gestiones para cobrar él solo aquel trabajo. Por tanto, creo que únicamente estaba buscando la ruptura conmigo. La última vez que hablamos fue en julio de 2008. Le dejé unmensaje diciéndole que lo que me pedía no era razonable, pero que no debíamos romper nuestra amistad. Desde entonces no hemos vuelto a hablar”

Ahora, ocho años después de su última conversaci­ón, se sentarán juntos en el banquillo de los acusados. Harán frente a un futuro de hierro y de colmillos. Por el camino se han quedado amigos, familiares… “La mayoría de nuestros amigos desapareci­eron a los pocos días…—dice Torres—. Mi familia ni siquiera quiso que mi hija fuera a pasar el verano a Mallorca con ellos. Imagínese cómo es pensar que, si pasa lo peor para mí y para mi esposa, si finalmente no se imparte justicia, mis hijos se quedarán absolutame­nte solos en el mundo”. Es quizá la primera vez en cinco años que le veo emocionars­e.

Quizá por eso Urdangarin, cuando su hijo le preguntó si iría a la cárcel, solo acertó a desviar la conversaci­ón hacia otra parte. �

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(1) El fiscal del caso, Pedro Horrach, en enero de 2014. (2) Los aún duques de Palma junto con Elena y los entonces príncipes de Asturias en el 70 cumpleaños del rey Juan Carlos. (3) Urdangarin y su cuñado Jaime de Marichalar...
4 ACTORES SECUNDARIO­S (1) El fiscal del caso, Pedro Horrach, en enero de 2014. (2) Los aún duques de Palma junto con Elena y los entonces príncipes de Asturias en el 70 cumpleaños del rey Juan Carlos. (3) Urdangarin y su cuñado Jaime de Marichalar...
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ENEMIGOS ÍNTIMOS Iñaki Urdangarin, cumplirá 48 años sentado en el banquillo de los acusados junto a su exsocio Diego Torres, de 50. Ambos se enfrentan a 19,5 y 16,5 años de prisión.
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