Vanity Fair (Spain)

SOBREVIVIR A NÓOS

Ha pasado diez años al frente de la Fiscalía Anticorrup­ción de Palma, seis de ellos absorbido por Nóos, el caso que puso en jaque a la Monarquía y le colocó en el punto demira por su empeño en no imputar a la infanta Cristina. MARTA SUÁREZ entrevista en e

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Ha pasado diez años al frente de la Fiscalía Anticorrup­ción de Palma, seis absorbido por el caso que puso en jaque a la Monarquía. Entrevista­mos en exclusiva a PedroHorra­ch.

Esta mañana de verano titubea y medita cada palabra, pero Pedro Horrach (Sa Pobla, Mallorca, 1966) ha mantenido el pulso firme durante los seis años que ha durado la instrucció­n y el juicio del caso Nóos, un proceso que él planificó e impulsó y que ha sentado en el banquillo, entre otros, a Iñaki Urdangarin, a su socio Diego Torres y, muy a su pesar, a la infanta Cristina. Los dos primeros afrontan penas de prisión de 19,5 y 16 años respectiva­mente por presuntame­nte haber desviado 6,2 millones de euros de dinero público hacia un instituto que, en teoría, no tenía ánimo de lucro; mientras que Manos Limpias ha pedido para la hermana del rey ocho años de cárcel por dos delitos fiscales atribuidos a sumarido. Hoy, tras 24 años en la carrera, 10 de ellos como fiscal anticorrup­ción de Palma de Mallorca, Horrach concede su primera entrevista tras anunciar que quiere

dejar su cargo y haber aceptado “con cierta frustració­n” aplazar su excedencia y quedarse unosmeses más tal y como le ha pedido la Fiscalía General del Estado, hasta que se dicte la sentencia del caso. “Estoy atado a Nóos”, admite resignado.

No obstante, siente que termina un ciclo. Durante los seis meses que ha durado el juicio, el foco y la presiónrad­o presión social le han generado “tal ansiedad que atacaba la nevera” de madrugada madruga dat u ación. “Cuando mientras repasaba mentalment­e su actuación. “Cuando termino un caso de esta intensidad sufro un pequeño bajón y suelo revisar aciertos y fallos que se producen en todas las investigac­iones. Y, desgraciad­amente, cuando rememoro pesanmás los fallos. Pienso: este interrogat­orio lo tendría que haber empezado de otra manera, quizá alguna respuesta a la magistrada­me la podría haber ahorrado, no tendría que haber discutido conVirgini­a [López Negrete, abogada de Manos Limpias a la que se enfrentó en un receso del proceso]…”.

Para desconecta­r se irá dos meses a recorrer el sur de California, México, Costa Rica y Cuba con su mujer, la bilbaína Ana Zacher. “Necesito empezar a hacer deporte a diario, comer mejor ¡y dejar de fumar!”. Su esposa y su hija, estudiante de Derecho y Económicas en Madrid, han sido sus grandes pilares a la hora de encajar las críticas durante el juicio de Nóos: “Tú puedes, torete”, le escribía esta última por teléfono.

El hombre al que me encuentro a las 11.30 de la mañana en una terraza de Barcelona ya ha apagado el quinto cigarrillo y empieza la segunda botella de agua con gas. No elude ninguna pregunta, pero le preocupa que de sus palabras se pueda interpreta­r un intento por interferir en la sentencia. Me explica cómopasar seismeses en un juicio convertido en plató de televisión es capaz de unir a los protagonis­tas del proceso y de cambiar sus vidas. ¿Y a él? ¿Cómo le ha afectado? Se enciende el sexto cigarrillo. Levanta una ceja y admite su cansancio. “Esta causa me ha producido mucho desgaste personal, profesiona­l y familiar. Necesito liberarme. Estar bajo el foco mediático no es mi ilusión, la experienci­a ha sido positiva, pero ahora mismo quiero cerrar este ciclo. La presión ha sido dura y tengo la sensación de no ver el final del camino, pero dicho esto, acepto quedarme y finalizar el proceso deNóos”.

—¿Ha sido su decisión de no imputar a Cristina de Borbón la razón principal para dejar su cargo?

—No. Nóos ha trascendid­o al ámbito nacional, pero en estos 10 años en la Fiscalía Anticorrup­ción he desarrolla­do otras 60 operacione­s complejas.

—¿Le preocupa pasar a la historia como el fiscal que intentó exculparla?

—[Se ríe socarrón] No. Me he limitado a ejercer mi trabajo de la forma que he considerad­omás correcta jurídicame­nte. Y he defendido lamisma posición que he mantenido en procesos iguales. Pero esta decisión ha tenido un coste. Me han llamado abogado defensor de la infanta, corrupto, perro del Gobierno… Algunos han magnificad­o mi decisión por el hecho de ser ella quien es, y así se ha instalado un prejuicio inamovible en la mayoría de la sociedad respecto a esta señora.

—¿Sigue pensando que la infanta desconocía el origen del dinero que gastaba?

—[Mueve la cabeza] Independie­ntemente de las valoracion­es éticas que otros puedan hacer, yo no puedo basarme en rumores o sospechas acerca del comportami­ento de una persona. Desdemi punto de vista no hay indicios que la vinculen con un delito fiscal. Por eso no la imputé. —¿Cree que ha habido una conspiraci­ón para inculparla?

—No, pero a mí me han acusado de formar parte de una confabulac­ión para no imputarla. Es vergonzoso que cuestionen mi imparciali­dad e independen­cia. Si yo soy el encargado del caso, yo soy el responsabl­e de las decisiones, que son exclusivam­ente mías.

—Sin embargo, usted acusó al juez instructor JoséCastro de no serlo. En su alegato final dijo que había creado un andamiaje para imputar a la hermana del rey.

—No he acusado a nadie de prevaricac­ión, pero algunas decisiones se han tomado por la presión mediática. Ha sido tan dura que es muy difícil sustraerse a ella, pero con esto no estoy diciendo que las decisiones judiciales hayan sido consciente y deliberada­mente tomadas en contra de la infanta.

Ahora su relación es distinta, pero usted conoce muy bien a Castro y seguro que sabe sus motivacion­es más allá de lo que hayan publicado los medios…

—Mire, Castro es un gran profesiona­l. La relación laboral entre él y yo siempre ha sido correcta y lo seguirá siendo. Otra cosa es que tengamos diferencia­s de criterio y que yo piense que algunas de las decisiones puedan estarmás o menos condiciona­das por los medios de comunicaci­ón.

—Dice usted que nunca le ha presionado la Fiscalía General para salvar a la infanta. Que ha sido independie­nte. —Y lo repetiré hasta la saciedad. —Sus palabras se contradice­n con las grabacione­s del ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, con el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña

sobre la investigac­ión de datos de políticos soberanist­as catalanes: “Esto la Fiscalía te lo afina, hacemos una gestión”. Dan a entender que los fiscales son un instrument­o al servicio del Gobierno de turno.

—Estas conversaci­ones son indignante­s e imperdonab­les. No conozco a ningún ministro del Interior ni de Justicia. Desde la Fiscalía, desde la Judicatura y desde las institucio­nes se tendrían que haber adoptadome­didas de forma inmediata contra elministro y contra el jefe de la Oficina Antifraude, que fue destituido. Si en un sistema democrátic­o suceden ese tipo de cosas, hay que atajarlas de inmediato. No somos juguetes ni delministr­o del Interior ni del jefe de la Oficina Antifraude ni de nadie. —¿En qué lugar les deja? — Si por mi fuera, este señor estaría cesado demanera inmediata e incluso encausado. Lo que no es de recibo es que investigue­n quién filtró las conversaci­ones, pero no su contenido. Y ya me gustaría tener competenci­a para poder hacerlo, pero no la tengo.

—¿Y por qué cree que la Fiscalía General no actúa? —No lo sé. —¿Ha vivido un ambiente de hostigamie­nto a raíz de este juicio?

— Sí. Me han llamado sinvergüen­za por la calle, me han enviado anónimos, cartas repletas de insultos, desde hijo de puta, cabrón, etc… Me mandaron una carta con una foto mía junto a mi mujer con la palabra ‘CUIDADO’. Ha sido algo aislado, así que intento que no se convierta en una preocupaci­ón. Mis compañeros, en cambio, siempre me han apoyado.

—La Fiscalía le abrió un expediente por los negocios de su familia…

—No, eso fue hace ocho años a raíz de una denuncia interpuest­a precisamen­te por Manos Limpias. Ya llevan tres, y todas han sido archivadas.

El juicio, que concluyó el pasado 22 de junio y ha quedado visto para sentencia, se vio salpicado el pasado mes de abril por la imputación de los dirigentes de Manos Limpias y Ausbanc por extorsión a diferentes personas e institucio­nes a cambio de la retirada de acciones judiciales. El autodenomi­nado sindicato, única acusación contra Cristina de Borbón, es sospechoso de haber chantajead­o también a la infanta a cambio de tres millones de euros, tal y como denunció su abogado Miquel Roca. Horrach, que tenía una buena relación con Virginia López Negrete, letrada de Manos Limpias, enfrió su amistad con ella hace dos años a raíz de su decisión de imputar a la hermana del rey. Un desencuent­ro que saltó definitiva­mente por los aires dos días después de que el líder de Manos Limpias, Miguel Bernard, fuera detenido. “Escuché a la señora López Negrete decir que estaba escandaliz­ada y que si las acusacione­s fueran ciertas renunciarí­a de forma inmediata a seguir representa­ndo a ese sindicato. Al mismo tiempo, la veía salir en televisión hablando indignada de las cloacas del Estado. Así que en un receso del juiciome giré y le dije que nome creía nada de lo que decía. Los dos elevamos el tono de voz. Ellame preguntó si la estaba llamando extorsiona­dora. Y aquí acabé la discusión porque no le contesté. Me dijo que le pidiese disculpas y respondí queno”.

—¿Cree queManos Limpias chantajeó a la infanta? —Se está investigan­do, no lo sé. —Yno semoja. —No, no, no. Hay que respetar a los jueces y fiscales de la Audiencia Nacional.

—¿Manos Limpias tiene legitimida­d como acusación única de la infanta después de que se abriera su caso?

“CON URDANGARIN NO PACTÉ PORQUE NO ESTABA DISPUESTO A DEVOLVER EL DINERO”

—Se puede dar una situación paradójica: que la Audiencia Nacional determine que el sindicato ha sido autor de un intento de extorsión y que la infanta sea condenada por unos hechos que solo mantenía Manos Limpias. También es contradict­orio que López Negrete se haya intentado personar en la acusación como perjudicad­a por los hechos que se investigan de Manos Limpias y Ausbanc, y a la vez se mantenga como representa­nte de Manos Limpias ejerciendo su acusación popular.

Ha actuado Roca correctame­nte?

—No he visto nada fuera de lo común.

— ¿Cree que buscó una vía

alternativ­a de acuerdos con Manos Limpias? —No lo sé, me parece inconcebib­le. —El juez José Castro dijo que Roca le propuso una reunión en una finca.

—Si un abogadome pide una reunión, mi despacho está abierto. No es nada inusual. En España es frecuente y ordinario que los abogados se reúnan con los jueces de instrucció­n.

—En el escrito que dirigió a Santiago Pedraz [el juez que investiga a Manos Limpias y Ausbanc] José Castro dijo que, al preguntarl­e a usted si sabía algo sobre ese contacto con Roca, le respondió “con un escueto no”.

—Sí pero es que, sinceramen­te, yo no me acuerdo. —¿En serio? —Es que no lo sé. Si él me hubiese contado algo extraordin­ario, probableme­nte me acordaría.

—¿Por qué no llegó a un acuerdo con la defensa de Urdangarin?

—A iniciativa de su abogado, Mario Pascual, vimos la posibilida­d de llegar a un acuerdo, pero no fructificó. —¿Cuáles eran sus requisitos? —Yo planteé la devolución de todo el dinero presuntame­nte malversado, aplicar un atenuante de reparación y, si reconocía los hechos, un atenuante de confesión. Así, la pena podría rebajarse sustancial­mente… —¿A 6 años? —No llegamos a hablar de una cifra. —¿Por qué? ¿Porque no iba a confesar? —No, y porque no estaban dispuestos a devolver el dinero. Si no cumplían el primer requisito, difícilmen­te podía valorar el marco punitivo adecuado.

—¿Tuvo esamisma negociació­n con la defensa de Diego Torres?

—Sí, pedí lo mismo a Manuel González Peeters y tampoco llegamos a ningún acuerdo.

—¿Cree que se han equivocado en su estrategia? —La sentencia lo dictaminar­á. —¿Qué hacía el pequeño Nicolás negociando la retirada de la demanda de la infanta con Manos Limpias?

—Ni idea. No le conozco. Y si se hubiese puesto en contacto conmigo hubiera salido con una patada en el culo fuera del despacho y al juzgado de guardia, solo faltaría.

—El joven se hametido en el bolsillo a mucha gente…

—Es posible, pero a Cristóbal Martell [abogado del cuñado de Torres y exsecretar­io del Instituto Nóos Miguel Tejeiro] no le engañó, a González Peeters tampoco porque le mandó a freír espárragos.

— Con la juez del caso Nóos Samantha Romero ha tenido una relación tirante.

— Ha sido mínima, por no decir inexistent­e. Ella ha querido garantizar su independen­cia. Durante el juicio hubo tensión, pero más fruto de estar en un Gran Hermano permanente que por otro motivo. Nos enfocaban cámaras de alta tecnología y, cuando uno se siente bajo el foco, es natural sentir cierta tensión.

—¿Le llegó a agobiar el escrutinio de las cámaras?

—Sí, creo que es la primera vez en España que en un juicio hay cuatro cámaras y cuatro pantallas gigantes dentro de la sala, donde te ves mientras interrogas.

—¿Qué ha aprendido de ello?

—[Se ríe] A no moverme tanto, no era muy agradable intentar que no se me vieran las gotas de sudor estando en tensión. —¿Qué espera de su trabajo? — Que haya tenido un efecto ejemplific­ante, es mi máxima motivación.

—Después de lo que le ha afectado tener ese foco mediático, ¿está preparado ya para afrontar cualquier crítica?

— Sí, ya tengo una pequeña coraza aquí puesta [señala su brazo] y las espaldas anchas. —¿Qué crítica le ha dolido más? —La de que cumplía órdenes porque Cristina de Borbón es infanta.

Quienesmás le han animado también han sido quienes más han sufrido el aluvión de ataques. “Mi mujerymi hija siempre me han apoyado pero lo han pasado mal, porque considerab­an que las críticas eran inmerecida­s. Sin ellas, hubiera sido difícil soportar todo”. Mientras su primogénit­a sigue mandándole mensajes de aliento desde Madrid, su mujer empieza a pensar en ese viaje por Norteaméri­ca y le anima a emprender nuevos caminos. El siguiente, cuando concluya su labor en la Fiscalía Anticorrup­ción, será el de abrir un bufete de abogados.

Al final de la entrevista no puedo evitar una última pregunta relacionad­a con ella. ¿Qué le dijo su mujer al ver en El Mundo una foto en

su despacho con un carrito de Mercadona lleno de archivos? Apaga el último cigarro y ríe a carcajadas. “Que cómo seme ocurre. No me di cuenta, y lo peor es que había diez carros más en la Fiscalía. A raíz de aquella foto, el jefe de Palma llamó a Mercadona y los vinieron a recoger. Yo no sé cómo habían aparecido allí, pero nos resultaba algo natural. Desde entonces han adquirido carros nuevos…” —¿De forma legal? —Sí, de forma legal.

“DE HABER VENIDO A VERME, EL PEQUEÑO NICOLÁS SE HUBIERA IDO CON UNA PATADA EN EL CULO”

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