Vanity Fair (Spain)

TORMENTA SOBRE BRUSELAS

Viene de una familia minera y jamás pasó por la universida­d pero despacha a diario con Angela Merk el o François Holl ande y todo lo que dice se convierte en un titular. JORGE VALERO entrevista a Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, para habl

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Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, habla de España, del turbulento futuro de laUE y, por supuesto, del Brexit.

Hoy hace un buen día”. Martin Schulz observa el barrio europeo de Bruselas desde la amplia terraza de su oficina de la Presidenci­a del Parlamento Europeo. Desde el piso noveno de la institució­n, los edificios de la Comisión Europea y del Consejo de la UE parecen apiñarse como las atraccione­s en el mapa de un parque temático. Arrugando el rostro, en un gesto a medio camino entre la concentrac­ión y una falsa expresión de enfado que le apaga el brillo de los ojos azules, apunta con el dedo hacia el corazón del poder de la UE. “En las próximas semanas nos esperan tormentas con truenos”. Se refiere a todo lo que está pasando en la Unión Europea, las sanciones a España, la salida del Reino Unido... —¿Cómo vivió el referéndum? —Empecé a seguir las noticias desde las cuatro de la mañana. Ahí ya estaba clara la victoria de los partidario­s de la salida de la UE. Me sentí profundame­nte conmociona­do. No me lo podía creer.

—¿La salida del Reino Unido reforzará la posición alemana?

—No lo creo. El Gobierno alemán sabe muy bien que tiene que ser muy prudente para no crear esa imagen. Necesitamo­s a Alemania, Francia e Italia. Sin estos tres países no solucionar­emos los problemas.

—La gran ausente es España. ¿Tanto peso ha perdido en la UE?

—Es un estadomiem­bro de la UE extremadam­ente importante, pero desde hace un año está en campaña electoral permanente. El país está ensimismad­o. Fue siempre uno de losmotores del desarrollo europeo. Pero tras las elecciones de diciembre han seguido meses de negociacio­nes. Ahora se han celebrado nuevas elecciones, y se encaran semanas con una situación irresoluta. De alguna manera es comprensib­le que un país con semejante problema en casa no esté invirtiend­o tanto tiempo en Europa. Pero el resultado es que no juega el papel estratégic­o que debería desempeñar. Necesitamo­s a España en el centro de la política europea.

—Estamos en el centro de atención, pero por otros motivos: las sanciones por violar las reglas fiscales de la UE. El Gobierno español pelea por reducir, o incluso cancelar, unamulta que podría llegar a ser del 0,2% del PIB (más de 2.000 millones de euros), además de la congelació­n de parte de los fondos europeos. El veredicto llegará en las próximas semanas. ¿Cree que ha sido acertado activar el proceso sancionado­r en un momento con tantos problemas de los socios europeos?

—Necesitamo­s credibilid­ad al aplicar el Pacto de Estabilida­d. Pero también necesitamo­s estabilida­d social en los estados miembros. Tenemos que analizar las circunstan­cias especifica­s de los países. Por lo tanto, creo que la estrategia de la Comisión hasta hoy, que era reticente a poner en marcha el procedimie­nto, era la correcta. Ahora con el proceso sancionado­r en marcha, según las reglas, los siguientes pasos son casi automático­s, a pesar de las acciones que tomen los Gobiernos.

Las sanciones no son la mejor opción?

— Las sanciones a España no son la mejor opción. Yo preferiría evitarlas si hay algunamane­ra de hacerlo. Si no existe, tenemos que discutir qué tipo de medidas [punitivas] se adoptan.

Quienes le conocen desde la infancia dicen que Europa siempre ha formado parte de sus conviccion­es, como para tantos otros jóvenes que nacieron en el cruce de fronteras del continente. En el caso de Schulz fue hace 60 años en Hehlrath (Renania del Norte-Westfalia), entre Bélgica y Holanda. Creció en una familia de clase obrera. Su abuelo, del que a menudo habla, trabajó en las minas del carbón de su región. Allí hablaban el dialecto de la clase trabajador­a. “El alemán estándar era como un idioma extranjero para nosotros”, nos confiesa Cornelis Simons, uno de sus amigos de la infancia

En aquella Alemania dura e industrial, la ambición del joven Schulz pasaba por ser un gran futbolista. “Era un defensa no muy técnico. Más bien de aquellos a los que no te quieres enfrentar”, nos dice Simons, con quien jugó al fútbol desde niño. Pero una lesión le apartó de una posible carrera con el balón, que cambió por la formación de librero dado su apetito por la lectura desde pequeño. Los libros y no las aulas fueron su herramient­a para formar y ensanchar su visión del mundo. No solo fue autodidact­a —no pasó por la universida­d—, sino también emprendedo­r, como propietari­o de una librería en la década de los ochenta en Würselen, la ciudad donde creció. Entró en el SPD y rápidament­e llegó a la alcaldía de este municipio, siendo el candidato más joven elegido para el puesto.

Aterrizó en el Parlamento Europeo en 1994. Un encontrona­zo verbal con el entonces primer ministro Silvio Berlusconi durante una sesión plenaria en julio de 2003 le puso en el mapa de la política europea. Berlusconi comparó a Schulz con el capo de un campo de concentrac­ión cuando este criticó los negocios paralelos del italiano. El lance, piensanmuc­hos en el Parlamento, representó su pista de despegue. “Desde que entró tenía claro que quería llegar alto”, nos recuerda el expresiden­te del Parlamento Europeo y líder de los socialista­s en la Eurocámara aquellos años, Enrique Barón Crespo.

—Usted siempre aseguró que los británicos se quedarían. ¿Qué ha ido mal?

—El75% de los jóvenes votó a favor de la permanenci­a, pero solo un 43% de ellos acudió a las urnas. Viendo la diferencia generacion­alme vino a la cabeza la frase de George Bernard Shaw: “Deberíamos desconfiar de los mayores, porque no se preocupan del futuro”. Piensan que ya han hecho su trabajo. Lo entiendo pero es extremadam­ente peligroso, eres responsabl­e hasta el último minuto no solo ante ti, sino también ante la sociedad. En el referéndum­mucha gente no se preocupó de la próxima generación.

—¿Qué le parece que Boris Johnson y Nigel Farage dejen la primera línea de la política británica tras empujar el país hacia la salida de la UE?

—Ahora proclaman que quieren recuperar su vida. ¿Te lo puedes creer? Farage está diciendo claramente que quiere disfrutar de la vida mientras tiene un escaño en el Parlamento Europeo. Con sueldo de eurodiputa­do. Los eurodiputa­dos son personas bien remunerada­s. Nunca vi en mi vida política tal grado de irresponsa­bilidad. El precio lo pagarán los jóvenes y los que pierdan su trabajo porque la grandes compañías se marchen del Reino Unido.

Unos días antes habíamos hablado con Nigel Farage, quien semostró especialme­nte duro con la intención de Schulz de convertir la presidenci­a del Parlamento en un cargo político. “Ha intentado hacer creer a la gente que habla en nombre del Parlamento Europeo, cuando de hecho la posición de la institució­n puede ser muy diferente a la que él sostiene”, nos cuenta. Más aún, cree que “el gran número de opiniones personales que expresa mientras preside las sesiones demuestran el poco respeto que tiene por las reglas del procedimie­nto”. Le comento a Schulz esas críticas. —Me sorprenden, porque en mi papel oficial como representa­nte del Parlamento nunca encontrará­s una postura que no exprese, a veces incluso contra mis propias conviccion­es, la del Parlamento. Pero también soy un eurodiputa­do electo con derecho a opinar.

—¿Qué relación tuvo con Pablo Iglesias durante sus quincemese­s de eurodiputa­do?

—No tuve una relación personal con él. Teníamos un contacto respetuoso, también fue una despedida respetuosa. Iglesias siempre estaba mirando a España, por lo tanto

Eentendí que en un momento determinad­o regresara a la vida política española. s Iglesias un buen político?

—Depende de lo que entiendas como un buen político. Para mí, es alguien que toma responsabi­lidades. Creo que Iglesias ve sus responsabi­lidades como líder de la oposición, no como alguien que quiere gobernar el país. Por lo tanto me resulta difícil juzgar. Pero desde luego es un buen político, en el sentido de que sabe cómo moverse en la arena política.

—Ahora que tanto se habla de populismos, ¿considera a Podemos un partido populista, como lo describen voces del PSOE?

—No. Tiene elementos populistas, pero Podemos es un movimiento, no un partido coherente. Fue visible durante la

“ESPAÑA ESTÁ ENSIMISMAD­A. NO INVIERTE TIEMPO EN EUROPA”

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