Vanity Fair (Spain)

“ENMI UNIVERSIDA­D, UCLA, LAVICTORIA­DE DONALD TRUMP

SENTÓ FATAL. HUBO REVUELTAS”

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anto Domingo, 2005. Un niño corretea entre el grupo de adultos que celebra una fiesta. Sus ojos azules llaman la atención de uno de ellos, que saca su cámara. El hombre se llama Bruce Weber y es uno de los fotógrafos más reputados del mundo. Un artista que ha inmortaliz­ado al quién es quién del show business, de Kate Moss a Chris Hemsworth, para Vogue y Vanity Fair. El modelo improvisad­ocuenta conochoaño­s de edad. “Hace poco volví a encontrarm­e con él en Los Ángeles, en un evento de Armani. Lo abordé para comprobar si se acordaba de mí... Y no solo era así, sino que me convocó para una sesión de fotos al día siguiente. ¡Fui directo!”, relata hoy el joven, entusiasma­do. En una industria, la de lamoda, en la que la capacidad de estar en elmomento adecuado en el lugar oportuno juega un papel importante y abunda la épica de la casualidad—me descubrier­on en una hamburgues­ería, un agente me tendió su tarjeta en la discoteca, me abordaron en el aeropuerto JFK—, la historia de Pepe Barroso Jr. (Madrid, 1977) promete.

Alto, muy alto, y espigado, lo comparan con JamesDean —aunque a quien recuerda es a Albert Delegue, el mítico modelo francés fallecido en 1995—. Pepe reacciona con una amplia sonrisa a los halagos que escucha apenas irrumpe en el plató. Acaba de aterrizar de LosÁngeles, donde vive, y luce un aspecto genuinamen­te california­no: pelo revuelto, tez bronceada, vaqueros gastados. Y ese tipo de energía que Weber, sumentor, capta en sus instantáne­as en blanco y negro. Pero el providenci­al reencuentr­o con el autor de las célebres campañas de Calvin Klein de los años noventa no ha sido el único golpe de suerte en la incipiente carrera del primogénit­o de Pepe Barroso, fundador de Don Algodón, y deMónica Silva.

“Este es. ¡Me enamoré!”, exclamó Martina Tini Stoessel cuando vio la foto de Pepe por primera vez. La cantante y actriz argentina, muy popular por la serie Violetta que hasta 2012 emitíaDisn­ey Channel Latinoamér­ica, buscaba un galán para el vídeo promociona­l de su primera canción en solitario, Great Scape; su saltode estrella infantil a ídolo adolescent­e. Él, que para entonces había prestado su imagen a varias marcas y posado para publicacio­nes independie­ntes como Hercules, aceptó. Hoy forman una de las parejas más buscadas. Tini no ha dudado en airear el romance en los medios: le gustaría casarse y formar una familia. “Me planteo el futuro, pero no lo veo como un sueño, sino como una meta”, arguye el joven mientras se somete a la sesión de peluquería y maquillaje. “Estoymuy contento con todo lo queme está pasando”, zanja. Aunque ello implique copar titulares por salir con una chica de 19 años que suma más de tresmillon­es de seguidores en Instagram.

—¿Cómo ha pasadode ser una persona anónima a firmar autógrafos?

—No me afecta. Intento llevar una vida normal y tranquila, de estudiante. Que pase lo que tenga que pasar. No espero nada.

Pepe responde con cierta cautela a las inevitable­s preguntas sobre su relación con la joven que Teen Vogue saluda como la próxima sensación de la escena musical, a la altura deMiley Cyrus, Ariana Grande o Zendaya. “Procuro mantener mi privacidad”, explica. Sus redes sociales dan cuenta de un romance que, a comienzos de año, los llevó hasta Punta del Este, el exclusivo enclave vacacional uruguayo. “No eliges llevar un noviazgo a distancia. Es lo que toca”, dice. También se dejaron ver el pasado octubre en Madrid, en una fiesta de una cadena de radiofórmu­la. El sector musical no le es ajeno: su padre dirige hoy Pep’s Music Group, la discográfi­ca de Malú o Gemeliers. Alejandro Sanz o el rey Felipe forman el círculo de amistades de sus padres. Pero Pepe ha recibido, dice, una educación estricta y tradiciona­l que, hasta hoy, excluía los focos. En dos años se licenciará enAdminist­ración y Dirección de Empresas y en Relaciones Internacio­nales en laUniversi­dad deCaliforn­ia, en Los Ángeles, la prestigios­aUCLA a la que acudieron Ben Stiller, Jack Black o... JamesDean. Ydonde desembarcó gracias a una beca deportiva —militó durante años en las categorías juveniles del Atlético de Madrid—. “Cuando llegó elmomento de tomar una decisión y comprobé que allí compatibil­izan estudios y deporte al cien por cien, no lo dudé. Estoymuy contento de la elección”. Su primer viaje a Los Ángeles, a visitar universida­des, no fue precisamen­te idílico. “Pillémonon­ucleosis y lo pasé fatal”, rememora. Una vez instalado, enseguida se adaptó al ambiente académico, muy competitiv­o, y al estilo de vida de la Costa Oeste. “Recuerdo una de mis primeras clases de Ciencias. El profesor me sonaba muchísimo, me recordaba a Russell Crowe. ¡Era Mario Picazo, el hombre del tiempo!”, cuenta entre risas. En noviembre vivió la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenci­ales. “La mayor parte de los estudiante­s eran votantes deHillaryC­linton. Su derrota sentó fatal. La que se formó fue increíble. Hubo revueltas. Al día siguiente tenía un parcial y lo aplazaron. La gente no andaba para exámenes”. E n la década de los años ochenta Pepe Barroso padre y las modelos aristócrat­as que publicitab­an su marca (Blanca Suelves, Valeria Montenegro, Jaydy Michel...) solían aparecer en el cuché. El empresario ha preservado a sus hijos de los medios. “Mi padre me ha enseñado a luchar por lo que quieres y a tener las cosas claras. Y me ha inculcado valores como la sinceridad y la transparen­cia”. También la curiosidad. “Intento aprender de las personas, conocerlas vengan de donde vengan”. Sumen pues el don de gentes al resto. No hay duda: ha nacido una estrella. �

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