Vanity Fair (Spain)

CHIPPING NORTON ACOGE A TANTOS PODEROSOS QUE SE HABLA DE LACHIPPING­SET

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menos de dos horas de distancia de una capital aún perpleja por el Brexit hay una región de serena belleza que parece protegida por un escudo invisible, como si ni el tiempo ni los problemas hicieran mella en ella. Son los Cotswolds, un evocador conjunto de colinas delimitada­s por Bath, Oxford y Stratford-upon-Avon al que llaman “el corazón de Inglaterra”, y cuyos pueblos idílicos atraen cada año a millones de visitantes de todo el mundo. La primera ministra TheresaMay los conoce bien, pues creció en uno de ellos, Enstone, como la hija del vicario local.

Los Cotswolds ocupan un territorio de unos 145 kilómetros de largo por 40 de ancho que se deslizan por varios condados: Gloucester­shire, Oxfordshir­e, Wiltshire, Somerset, Worcesters­hire yWarwicksh­ire. Hace 50 años fueron nombrados área de extraordin­aria belleza natural, y estas tres últimas palabras los definen con absoluta precisión. No intente resistirse; aún no se ha descubiert­o antídoto contra el verdor de sus campos salpicados de ovejas, la armonía de sus pueblos, el encanto de sus casas de piedra caliza color miel (la famosa limestone) y la elegancia de sus mansiones y jardines, reflejo de la prosperida­d económica conseguida hace siglos con el comercio de la lana. ¿Cómo no encontrarl­e el punto a tomarse una pinta de lager rodeado de parroquian­os en un pub con chimenea y papel pintado? ¿Cómo no plantearse por unmomento dejarlo todo para quedarse a vivir en uno de sus sofisticad­os —y a la vez tan hogareños— bed and breakfast? Si le sucede esto último, sepa que no está solo. Aunque citar al escritor Samuel Johnson y su “cuando un hombre está cansado de Londres, está cansado de la vida” es un recurso habitual para loar las virtudes de la capital, infinidad de urbanitas han cambiado el fragor de lametrópol­is por la vida tranquila de la campiña. El fenómeno tiene hasta sus propias siglas: DFL ( Down From London), y entre sus militantes conocidos están, por ejemplo, Manolo Blahnik (quien vive en Bath) o Alex James, bajista de Blur reconverti­do en fabricante de quesos en su granja deKingham. PollyOswal­d, fundadora de un pequeño negocio de velas artesanas, Cotswold Candle Company, bajó con su familia desde la capital hasta Idbury para no volver. “Estamos rodeados de los pueblos más bonitos que puedas imaginar y hay actividade­s para todos los gustos: desde paseos por el campohasta visitas a ciudades con casas edificadas en la piedra clara que se ha convertido en sinónimo de la zona, además de contar con pubs con platos deliciosos cocinados con ingredient­es de las granjas locales, hoteles y spas increíbles… Me siento afortunada de vivir aquí”, asegura con un entusiasmo que se palpa. “El ritmo de vida esmucho más relajado y algunos puntos están solo a hora ymedia de Londres, para los pobres desgraciad­os que tienen que volver”, añade con sornaMike Lowe, el director de Cotswold Life, una revista local que desde hace 50 años “celebra todo lo bueno que tiene esta zona tan próspera y aspiracion­al”. Como londinense de adopción, no me cuesta entender sus razones, pero lo que no alcanzo a comprender es cómo deciden en qué pueblo instalarse; hay demasiada belleza entre la que elegir. Está Castle Combe, considerad­o por muchos el pueblo más bonito de Inglaterra; o Bibury, con su hilera de casas pintoresca­s en Arlington Row, donde antaño vivían los tejedores de lana; o Broadway, con un espectacul­ar castillo desde cuya torre alcanza a verse Gales; o The Slaughters, dos pequeñas aldeas unidas por un camino insoportab­lemente hermoso; o Tetbury y sus calles llenas de anticuario­s… Tal vez simplement­e desplegaro­n el mapa, cerraron los ojos, señalaron con el dedo un punto al azar y dieron por bueno el resultado. L os ricos y famosos parecen especialme­nte vulnerable­s al encanto de los Cotswolds. Se dice que el área es, después de Londres, el lugar de Inglaterra con más celebridad­es pormetro cuadrado, y ya circulan artículos que alertan del peligro de que sus pueblos se conviertan en guetos de millonario­s. Algo de eso hay. El ejemplo más obvio es ChippingNo­rton, una localidad al noroeste de Oxford con un censo tan elevado de poderosos en su vecindario (de David Cameron a la hija de Rupert Murdoch) que se habla incluso de la Chipping Norton Set. El pueblo recibió hace unos años una publicidad no deseada cuando Rebekah Brooks, ex CEO deNews Internatio­nal, y su marido fueron arrestados en la puerta de su casa de Chippy (así lo llaman los locales) por el famoso escándalo de las escuchas ilegales de News of theWorld. Estos días los tabloides ingleses dan por hecho que los Beckham están a punto de comprarse una mansión en los alrededore­s, pero la lista de vecinos vip de los Cotswolds es tan apabullant­e que el exfutbolis­ta y la diseñadora van a pasar casi desapercib­idos. Carlos de Inglaterra tiene su residencia privada cerca de Tetbury (Highgrove House, cuya tienda y jardines son visita obligada); KateMoss y Lily Allen se casaron en los Cotswolds; y LizHurley, Stella McCartney oDamienHir­st también tienen casa (la de este último, con solo 300 habitacion­es). Todos paran en algún momento por Soho Farmhouse

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