Es la barra de platino de las concept stores del mundo: Colette, un santuario de lo cool, cumple 20 años de historia.
COLETTE, EPÍTOME DEL ‘COOL’ FRANCÉS, CELEBRA 20 AÑOS DE ÉXITO. HABLAMOS CON SU FUNDADORA
Crucen su umbral y disfruten de la música —lo último de o The XX A Tribe , o de alguna de las recopilaciones Called Quest ad hoc de la casa—; rastreen en el mostrador de chucherías —de llaveros a gomas de borrar, pasando por revistas, coffee table books o relojes de más de 2.000 euros— y pruébense un par de clásicos revisitados de o . Suban a Adidas Nike la primera planta, donde las creaciones de los emergentes y semezclan con las de J. W. Anderson Julien David o , algunos de los diseñadores Valentino Azzedine Alaïa que vendensu ropa enel célebre establecimientodel Faubourg St. Honoré parisino. Por último, repongan fuerzas en el Bar de Agua situado en el sótano. Entonces, y solo entonces, habrán experimentadoenprimerapersonaqué es ser cool en la capital del país que lo inventó, patentó y comercializó: “Eso es algo que sientes de forma natural, ¿no?”, dice con modestia la fundadora de Colette, . Sarah Andelman La tienda que revolucionó la forma de despachar artículos de lujo nació en 1997 por instinto, el de Andelman y su madre, la empresaria textil . Veinte años después, Colette Roussaux su precursora admite que no adivinaban el éxito cosechado. “Queríamos que funcionara, claro, pero no nos esperábamos lo que nos deparaba el futuro”, admite Andelman, una de las personas más relevantes de la industria de lamoda segúnel portal The Business of Fashion, y que resume así la filosofía “360 grados” del establecimiento: “Nos enamoramos del local —ellas viven encima— y decidimos abrir un espacio donde ofrecer todo lo que nos gusta. De ropaacosmética, deobras de arte a deportivas, de comida a música”, enumera esta pionera en comercializar en Europa las colecciones de los estadounidenses Proenza Schouler o . Su olfato para incluir diseñadores en su Rodarte catálogo, algo que hace “a golpe de flechazo”, y sus colaboraciones con bastiones del lujo francés como , o hicieron Hermès Cartier Chanel el resto. También su ecléctica clientela. “Son como nuestros productos, diversos y muy diferentes entre sí”, explica Andelman. La empresar ia afronta el porvenir — que, dice, pasará por las ventas online— sin presión. “Somos afortunados, actuamos con independencia y libertad. Hacemos lo que queremos, cuando queremos y como queremos”. La revolución francesa era esto.
“HACEMOS LO QUE QUEREMOS, CUANDO QUEREMOS Y COMO QUEREMOS”. S. ANDELMAN