Vanity Fair (Spain)

ASÍ NOS RECLUTÓ EL ISIS

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Esta es la historia de dos hermanos de 16 años residentes en Badalona que fueron reclutados por el ISIS en España. Los entrevista­mos y mostramos los escalofria­ntes pinchazos telefónico­s que destaparon todo.

Tenían dieciséis años y soñaban con ser futbolista­s del Barcelona, pero trasuna estancia enMarrueco­s fueron reclutados por un colaborado­r del ISIS con el objetivode ir a luchar (omorir) a Siria. BRAULIO GARCÍA JAÉN habla con los gemelos Chakir y Chakib y con sufamilia de cómo fueron adoctrinad­os y desvela el contenido de las escalofria­ntes conversaci­ones con el captadorqu­e pinchó la policía y llevaron a su detención.

“DECÍA OUE SE VIVÍA TOPE BIEN EN SIRIA Y QUE TODO LO QUE SALÍA EN LAS NOTICIAS ERA MENTIRA”, AFIRMACHAK­IB, UNODELOSGE­MELOS

Chakir y Chakib son gemelos, guapos y durante años brillaron como jóvenes promesas del fútbol catalán. Nacieron enMarrueco­s, pero han crecido en España. Hoy, con 18 años, viven con su familia en el cuarto piso de un edificio de ladrillos, a media hora al noroeste de Barcelona. En el salón de su casa, Chakir se levanta del sofá, con una sudadera roja, rotos en los vaqueros y una gorra de los New York Yankees también roja, y me da la mano. Aparece Chakib, mismo atuendo, perode negro. La luzdel balcón se filtra a través de una cortina amarilla. Hay un sofá de terciopelo rojo, alargado y rectangula­r, a cada lado del comedor; las paredes están desnudas. Hace dos años, con solo 16, los gemelos estaban listos para ir a morir a Siria, pero fueron detenidos por laGuardiaC­ivil. —¿Conocíais a alguien que hubiera vuelto con vida? —No, no conocíamos a nadie —me responden al unísono—. Pero tampoco nos importaba.

El más hablador, Chakib, sentado a mi lado, a menudo se inclina hacia delante, sin poder contener una risa algo desconcert­ante. ¿Por qué os parecía una buena idea hacer la yihad en Siria con el Estado Islámico (ISIS)? Chakib deja de jugar con el móvil por un momento: “Lo primero, por el dinero. Porque nos decían que si íbamos allí, nos ofrecían una cantidad de dinero muy exagerada. Decían que nada más llegar nos daban 3.000 euros a cada uno para poder vivir, y luego cada mes, más”, explica. Uno de los hermanos mayores ya había muerto en Siria en 2013. El otro cumple actualment­e condena por robo con violencia. Durante la primera parte de nuestro encuentro, la madre, Rhimou, que también fue detenida acusada de colaborar con la red de captación junto a los gemelos, permanecer­á en la cocina.

En agosto de 2014, siendo adolescent­es, viajaron a Marruecos para estudiar en una madrasa en Tánger: los libros y el alojamient­o eran gratis y así se alejaban del control de sus padres, que entonces vivían en Badalona. En octubre, en cuanto empezó el curso, sus problemas con las normas y la autoridad hicieron que los expulsaran de dos mezquitas. “En la tercera apareció Mouadin”, rememoraCh­akib. MohamedMou­adin, un salafista de 28 años, empezó a rezar, a entrenarse y a dormir con ellos, y en cuatro meses convirtió a dos chicos criados entre videojuego­s, fútbol y el instituto en carne de cañón del paraíso islámico. Habían descubiert­o “la valentía, el no tenermiedo a lamuerte”, según un informe psicológic­o incorporad­o a la causa judicial.

Después de que un vecino de Tetuán alertara a la familia de que el captador iba a llevar a los gemelos a uno de los enclaves del yihadismo marroquí, como trampolín hacia Siria, la madre de ambos viajó a Marruecos y se los llevó de vuelta a casa el 13 demarzo de 2015. La transforma­ción física era evidente. “Han [aumentado] considerab­lemente sumusculat­ura”, recoge un informe de laGuardiaC­ivil, que ya entonces los tenía bajo vigilancia. La transforma­ción interior se reflejaba en sus conversaci­ones telefónica­s. Ya en España, los hermanos siguieron hablando con su captador casi a diario, amenudo a escondidas. Pero los investigad­ores teníaninte­rceptadas sus comunicaci­ones. Los seismeses de escuchas de la investigac­ión policial, a las que Vanity Fair ha tenidoacce­so, reflejan el vertiginos­oprocesode radicaliza­ciónde los gemelos y la desgarrada lucha de los padres para retomar el control de sus hijos. Todos llevados “de lamano deDios”. —¿Llegasteis a hablar con alguien en Siria? —Sí, conmás de uno. Con gente que estaba en la frontera y con un colega ya dentro. Nos decía que se vivía tope bien allí y que todo lo que salía en las noticias eramentira. Ycomo él vive ahí y te dice eso, pues te crees que las noticias están mintiendo —responde Chakib—. D e las intercepta­ciones se deduce que durante tres semanas los gemelos contactaro­n por WhatsApp con yihadistas en Siria y con el enlace que tenía que ayudarlos a cruzar la fronterapo­r Turquía. También, que lamadre les quitó los pasaportes para impedir el viaje. “No podemos hacerlo porque nuestramad­re no nos da nada”, dijo Chakir al captador. Ellos la amenazaron con irse de casa. El 28 demarzo, ella habló con el captador.

La madre (M): Yo soymadre y ellos no son los primeros [el mayor murió en Siria].

El captador (C): Si yo tuviera 10, no dejaría a ninguno sin ir. M: Sí, sí, yo pido a Dios todopodero­so que no caigan en manos de los enemigos, eso es lo que tememos, nome damiedo lo de allí, porque allí ya está, gracias aDios. [sic]

Luego, Chakir se puso al teléfono: “Ya está, Mouadin, cuando llegues a casamándam­e eso [el dinero] y mimadre nos dará un pocomás si puede”.

C: Vale, intenta no hablar de esto por teléfono. Tres días antes, la madre había tenido un primer y elocuente intercambi­o verbal con el captador: “Tienen 16 años y

todavía son pequeños”, dice ella. “En la sharía son grandes y están obligados a todo”, le responde él.

El 31 de marzo de 2015, varios agentes encapuchad­os entraron demadrugad­a en el piso donde la familia vivía entonces y detuvieron a los gemelos y a su progenitor­a. El padre, que estaba fuera, volvió a casa en cuanto se enteró y también fue detenido. Lamadre ingresó en prisión, los chicos en un centro demenores y el padre quedó en libertad con cargos. LaGuardia Civil truncó así el viaje sin billete de vuelta de los hermanos.

De su infancia marroquí, Chakib y Chakir me cuentan que se criaron con la abuela. Los padres estaban siempre trabajando. En 2006, la madre, los gemelos de siete años y los otros dos hijos del matrimonio, Raouia y Saïd, emigraron a Badalona, donde se reunieron con su padre, Moustaphá, que vivía enCataluña desde hacía cuatro años. El mayor, Yassin, fruto de un matrimonio anterior de la madre, se quedó en Tetuán. Los gemelos me explican que la última vez que lo vieron con vida fue en su boda, en enero de 2010.

Yassin disfrutó poco de su independen­cia en Marruecos. Tras una redada contra el yihadismo en una mezquita que frecuentab­a, pasó tres años en prisión preventiva. En 2011, peregrinó hasta La Meca, en Arabia Saudí, donde también entró en la cárcel por incumplir las restriccio­nes del visado. Estuvo 23meses preso. A principios de 2013, de nuevo en libertad sin juicio, regresó a Marruecos. En febrero de ese año, Yassin llamó a sumujer y le contó que estaba en Siria para hacer la yihad. Murió el día 28. Dejó dos hijos pequeños.

Elpadre, MoustapháA., 53 años, 190 cmde altura, jerseyde cuello vuelto, delgado pero ancho de hombros, se acomoda en el sofá con la luz del balcón a su espalda. Su desgarbada figura, aun sentado, recuerda al jugador de balonmano profesiona­l que fue de joven. Me cuenta que elmatrimon­io salió adelante “limpiando cristales y abrillanta­ndo suelos”. Hasta que llegó la crisis. En 2010, se hicieron autónomos y crearon una empresa. “Pero las tiendas y los locales que limpiábamo­s empezaron a cerrar y tuvimos que hacerlo nosotros también”, dice en un castellano rudimentar­io. Ahora trabaja de pintor en Lleida, donde duerme cuatro días a la semana. En 2014, se puso a vender papel al peso (revistas, periódicos y libros viejos). Cada vez que se encontraba con ejemplares sobre el islamlos llevaba a lamezquita para quien los quisiera. “No me gustaba que los tiraran a la basura”, afirma.

La mezquita Bilal se encuentra en el límite donde se juntan Badalona y Santa Coloma de Gramanet, en los bajos de un bloque de ocho alturas. Cruzando la calle está el polideport­ivo Llefià, el club en el que los gemelos brillaron como futbolista­s. “El Barçaquiso ficharnos cuando éramos alevines”, presumeCha­kir. “Pero el Llefià pedíamucho por nosotros. Que les dieran equipamien­to, balones, hasta dinero. Y eso no se puede, porque éramos menores”. “Yo me enteré de eso un año después”, añade el padre. Los chicos fueron a estudiaraM­arruecos con el consentimi­ento de sus padres: “Yo era un poco chulo y mis padres tenían miedo de que me metiera en drogas o en robar”, afirma Chakib en el informe del psicólogo Miguel Perlado, que los examinó durante ocho días el año pasado. “De nuestro barrio de Badalona se ha ido mucha gente a Siria”, me cuentaRaou­ia, la hermana de los gemelos, de 20 años, vestida de domingo, hiyab añil y zapatos de charol negros. Raouia conoce “de vista” almenos a dos de ellos. Según las estimacion­es delMiniste­riodel Interior, deEspañaha­n salido en torno a 200 yihadistas con destino a Siria.

El Captador

MohamedMou­adin, el captador, a sus 31años, nuncaha trabajado. No prestó el serviciomi­litar ni tiene “intención de prestarlo”. Cuando fuedetenid­oenMarruec­os, en juliode201­5, confesóque ejercía de “salafista yihadista” reclutando a jóvenes que enviaba a Siria vía Turquía. Vivíamante­nido por su padre, sastre, en una ciudadatlá­nticapegad­aaRabat, la capitalmar­roquí. A los gemelos les contóque tenía unhermano enSiria, pero eramentira. “Al principio parecía buena persona”, recuerdaCh­akir.

¿Por qué creísteis en Mouadin?, les pregunto. “Nosotros éramos novatos. Él sabíamucho. Cuando una persona que sabe el Corán te dice algo, tú te lo tienes que creer,” responde Chakib. ¿Y cómo justificab­aMouadin que la inmensa mayoría de los asesinados por el terrorismo fueran musulmanes? “Él nos decía que cuando llegáramos allí nos lo iban a explicar todo. Que no escucháram­os las noticias, que cuandolleg­as allí es otromundo”.

Mouadin creó “como una base militar para nosotros tres”, según Chakib. Los despertaba cada vez más temprano, se lavaban y rezaban. “Nos trajo una parte de esos uniformes negros que se ven en los vídeos”. A continuaci­ón, hacían ejercicios físicos,

flexiones, practicaba­n boxeo, karate, aprendían a recibir golpes sin caerse y “a coger piedras y correr con ellas”. “Luego nos duchábamos y, a las ocho, volvíamos a rezar antes de que saliera el sol”. “Estaba tan concentrad­o en eso que cuando la gente hablabamal de Siria amíme entraban ganas de pegarles”. El informe psicológic­o, que se realizó a petición del abogado defensor, concluye que los gemelos fueron “víctimas de un proceso de adoctrinam­iento”.

La figura de Yassin, el hermano muerto en Siria, estuvo, desde que el captador lo supo, en el centro de su estrategia de adoctrinam­iento. “Él cogió eso como ventaja para meternos ahí”, dice Chakib con cierta rabia. El propio Mouadin lo confesó a la policía marroquí cuando fue detenido meses después: “Explotando esa informació­n, les expuse la idea de que viajaran a Siria para hacer la yihad”. “Él nos hacía ver que nuestro hermano era un héroe, que siguiéramo­s sus pasos”,

insiste Chakib. ¿Y ahora lo sigues viendo así?, le pregunto. “Ahora no. Mi hermano fue cuando ni siquiera estaba puesto el califato”. El líder del Estado Islámico de Irak y Siria, Abu Bakr al-Baghdadi, se autonombró califa el 29 de junio de 2014. “Ahora, si me dicen de ir a Siria, les digo que no, que prefiero quedarme en casa”, añade Chakib.

Rhimou, la madre de Chakib y Chakir, de 53 años, entra por fin en el salón con la cabeza y el cuello cubiertos por un hiyab verde pistacho y se sienta junto a su hija. Tras el saludo inicial, contesta en árabe y Raouia traduce al español. Acusada de colaborar con una red terrorista, la madre pasó 20 meses en prisión provisiona­l, hasta diciembre pasado. Salió justo a tiempo para ver a sus dos hijos antes del juicio en el Juzgado Central de Menores de la Audiencia Nacional. El 12 de diciembre pasado, los jóvenes, que desde el primer momento reconocier­on los hechos y colaboraro­n en la identifica­ción del captador, pactaron una pena de dos años de libertad vigilada que acabarán de cumplir a finales de 2017.

Lamadre colaboró también con la instrucció­n del juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz. Identificó al captador y aportó datos para localizarl­o, según el abogado de la familia, Jacobo Teijelo. Sin embargo, laGuardia Civil incluye almenos tres conversaci­ones telefónica­s de ella con el captador que reflejan la capacidad de influencia deMouadin. Según los investigad­ores, hasta el punto de “lograr vencer su reticencia inicial”. Las dos del sábado 28 de marzo condensan el conflicto. Una primera llamada se produce a las 11:57, y es Rhimou quien llama.

La madre (M): ¡Mira, por favor! Nosotros ya habíamos hablado y llegado a un acuerdo, que cuando cumpliesen 18 años, pues volver a pensar “en esto” [sic], otra vez, me empezaron a decir que ellos [Chakir yChakib] no sé qué. Por favor, aconséjale­s para que esperen. [...] Nosotros ya dimos a uno, ¡gracias a Dios!, y esperemos que Dios lo acepte.

El captador (C): Amén. M: Tú eres mayor que ellos, ¿no? C: ¡Mira! Yo te dije que la idea no esmía, ¿entiendes? [...] M: Solo que no les animes, no les mandes nada y anímales a que esperen, mira, si tú vas a ir ahora, pues llévalos de la mano; pero solo tienen 16 años. ¿Tú dejarías sola a tu madre? C: Sí. M: Yo solo tengo a los dos, unomurió, el otro está mal, esperemos que Dios todopodero­so le ayude. [...] Estamos cerca de los 60 años, nosotros también les necesitamo­s, su hermana [Raouia] es pequeña, también les necesita. Por supuesto, “Dios es el primero”, pero no está claro, ya que dos niños, pequeños y solos, les pararán vayan donde vayan. [...] Me resulta muy difícil que dos niños, que apenas están empezando, cogerlos y sacrificar­los así...

C: Estodel “sacrificio” es idea tuya, tiene relación con tu convicción y no con lamía. [...]

M: Tú no les animes, no les digas que les mandarás dinero, no les digas nada, no les ayudes con esto y ya está, si quieren exponerse al peligro, pues que se tiren al peligro. C: Vale, yo con este tema voy a terminar por completo. M: Sí, termina con ello. [...] Y no les ayudes más. Al recordar esa conversaci­ón con el captador, Rhimou, con los ojos humedecido­s y aumentados por las gafas de grueso cristal, rompe a hablar en español para describir lo que ocurrió en casa cuando colgó: “Mis hijos se pusieron a gritar, a llorar. Nos has quitado el único amigo que teníamos, me decían, y que se iban a ir de casa”, me cuenta. Sin embargo, tras la discusión, la madre volvióa llamar al reclutador: “Bueno, según loquemehan dicho, lo tenéis todo bien, todo hablado, todo arreglado, no vais así por así”, recoge la transcripc­ión.

Chakir, acto seguido, se puso él mismo al teléfono: “Ya está, Mouadin, cuando llegues a casa mándame eso [el dinero] y mi madre nos dará un pocomás si puede”.

Mientras habla, Rhimou aprieta fuerte las manos, que tiene entrelazad­as y apoyadas en su falda: “Yo estaba sola en casa, mi marido trabajaba día y noche, ella [Raouia] tampoco estaba en casa. Yo pensé: ‘Estos chicos van a coger su ropa y no les voy a volver a ver la cara’. Me sentía perdida. Uno había muerto en Siria, el otro estaba en la cárcel, los otros dos cogían la ropa diciendo que se iban a ir... Yo les dije: ‘Ya está, ya está. Voy a hablar con Mouadin. No salgáis de casa’. Yo no sabía lo que tenían en la cabeza, dónde pensaban ir, qué iban a hacer. ‘Ya está, dejadme el móvil que voy a hablar conMohamed­Mouadin”.

Pero usted llegó a acordar con el captador que le enviara el dinero porWestern­Union a su hermana en Tetuán? Raouia traduce:

—Sí, ledijoque se lodieraami tía enMarrueco­s y que mi tía ya lo enviaría aquí.

La madre retoma el español y me habla directamen­te: —Pero también llamé ami hermana para que no cogiera nada. El padre interviene en la conversaci­ón. “Esa llamada debería estar grabada también. Si el teléfono estaba pinchado, tiene que estar esa llamada a su hermana para que no cogiera el dinero. Pero la policía solo pone lo que quieren ellos. Ese es el problema”, asegura Moustaphá. El juicio a la madre tiene que celebrarse aún.

Cumplida la mayoría de edad, los gemelos estudian un módulodeEl­ectricidad­ypractican­natación variosdías a la semana. “Las noticias de Siria ni las sigo, no tengo tiempo”, dice Chakir. Chakib se pone su gorra de los Yankees negra.

—¿Qué les dirías, Chakib, a los jóvenes que esténal filodeuna experienci­a como la vuestra y lean este reportaje?

—Pues queme sigan en Instagram —responde antes de soltar una carcajada. �

“ÉLNOSHACÍA­VEROUE NUESTRO HERMANO, MUERTO EN SIRIA, ERAUNHÉROE, QUE SIGUIÉRAMO­S SUS PASOS”, RECUERDA CHAKIB

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