Vanity Fair (Spain)

MI PADRE VAAESTAR MUY CONTENTO”

“DE NIÑA ESCRIBÍA: ‘LOVOYAHACE­R BIEN, VOY A GANAR Y

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de los juicios del caso, que no había chequeado la lista de sustancias prohibidas adecuadame­nte porque acababa de divorciars­e de su mujer y sus problemas personales le habían hecho descuidar algunas obligacion­es. Le pregunto a la tenista si no pensó en despedir a su agente por esa falta: “No. Ni por un momento. Es tan responsabi­lidad mía como suya. Yo no revisé la lista. Así que si lo despidiese a él, tendría que despedirme a mí misma (se ríe). Nunca he querido echarle la culpa a los demás. Eso hubiese sido lo fácil”. Él solo tiene buenas palabras para lamujer a la que representa­desde los11años: “María notienemie­doal sufrimient­o ni al trabajo duro. Ha tenido que superar muchos obstáculos en la vida para llegar a ser una campeona. Y esos obstáculos la prepararon para ser capaz de manejar esta situación”, me dice cuando hablamos de ella. L a biografía de Sharapova, desde luego, es una narrativa de superación comme il faut. Cuando su padre y ella llegaron a Estados Unidos desdeRusia, no teníanmás que 700 dólares en una cuenta que compartían. Ninguno de los dos conocía el idioma, aunque ella, que habla enperfecto­inglés con acento americano, aprendió muy rápido. “Éramos nosotros contra el mundo”, dice con orgullo. No hay ni un solo reproche para su progenitor: “Él entendió que necesitaba a otra gente queme ayudase. Hay otros padres en esta profesión que lo quieren controlar todo y él no lo hizo”. ¿Fue duro? “Por supuesto que sí, porque es apasionado­ymuy disciplina­do. Sabía para qué habíamos venido a Estados Unidos: para darme una oportunida­d y hacer dinero, pero también para que yo pudiese tener acceso a los mejores profesiona­les”. Cuando sumadre llegó al país después de dos años, el proceso de adaptación a la vida familiar fue difícil. “Sobre todo parami padre, que ya estaba acostumbra­do a hacerlo todo solo. Ella me escolarizó en casa. Me obligaba a estudiar todos los días un par de horas ruso y matemática­s. Con él no lo hacía”. Tras la sanción por dopaje, pudo sentarse a cenar con su familia por las noches por primera vez desde los 14 años. “Nunca antes había tenido un mes completo para hacer lo que quisiera. Eso no existe en el calendario del tenis”.

Sharapova dice que en este tiempo el apoyo de los fans fue, inesperada­mente, esencial para mantenerse a flote. Entre las anécdotasm­ás reconforta­ntes que recuerda está la de aquel día en que se durmió en un vuelo transatlán­tico y cuando despertó comprobó que alguien le había dejado una nota con este mensaje: “Eres una de las mejores en el juego. También unamujer de negocios increíble. Estate muy orgullosa de tus logros. Firmado:

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PASO FIRME La deportista luce vestido de Sportmax y zapatos de Nina Ricci.

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