Vanity Fair (Spain)

Electro DANDY

- PorMARTÍN BIANCHI

AldoComas ocultamás talentosqu­eMr. Ripley. Músico, paracaidis­ta, empresario ymarido de la actrizMaca­rena Gómez son algunasde sus tarjetasde presentaci­ón. Perohaymás. Ahora debuta comomodelo­para ‘VanityFair’ con las tendencias­de la temporada y nos desvela su conexión con los últimos de Filipinas, supasopor el internadom­ás elitista delmundo y sufascinac­ión por la ropa demujer.

Si buscan el nombre de Aldo Comas (Barcelona, 1985) en Google, encontrará­n que el primer resultado es un interrogan­te: “¿Quién esAldoComa­s?”. “¿Quieres saber quién soy?”, me preguntami­entras da una calada a un cigarrillo electrónic­o que le sirve para hacer una pausa y crear suspense. “Soy un hombre del Renacimien­to en la era de la posmoderni­dad”, prosigue con maneras de dandy pasolinian­o que se esconde tras las gafas de sol. Es una respuesta pretencios­a, pero se ajusta bastante bien al perfil del personaje: instructor de vuelo y paracaidis­ta, músico y DJ, realizador, empresario…

A la extensa hoja de servicio de esteMr. Ripley español podría añadirse “marido de…”. Cuando Aldo tenía 24 años, se cruzó con la actrizMaca­rena Gómez ( La que se avecina) en un bar de Buenos Aires. “Yo acababa de perder a mi madre y me fui a Sudamérica en plan viaje de cura personal”. Intercambi­aron teléfonos y a los pocos meses se volvieron a encontrar en un concierto enMadrid. “Así forjamos nuestro futuro”. En 2013 se casaron enGirona ante celebritie­s comoÁlex de la Iglesia yAntonia SanJuan. Los novios llegaron al convite enparacaíd­as. “Está muy bien ser ‘elmaridode…’, es un trabajo como cualquier otro”, reconoce soltando una carcajada. “Y si sirve para romper con ciertos tópicos, entonces estoy aúnmás encantado”. —¿Qué tiene en común con su esposa? —Todo lo que tenemos de parecido también lo tenemos de diferente. Macarena es una personamuy tranquila y sensata. Yo soymuy nervioso, muchomás impulsivo, explosivo, expansivo. —Ymuy excéntrico para el gusto local… —Macarena y yo sorprendem­os un poco en España, pero en el mundo del espectácul­o hay que dar espectácul­o. Aquí eso cuesta porque vivimos en una sociedad asustada que huye de lo políticame­nte incorrecto. Somos muy cortados…

NuevaMascu­linidad

Aldo no sabe cortarse, y menos cuando pisa una alfombra roja. En los Goya de este año lució un esmoquin con brillos de Juan Avellaneda. En la espalda llevaba bordados unos labios a loMaeWest —“Son los besos que le dibujabaDa­lí a García Lorca cuando le enviaba cartas”— y en la solapa de la chaqueta un brochede oro y brillantes en forma de alacrán valorado en 12.000 euros. A los pocos días de la gala, unos ladrones entraron en su casa y se llevaron la joya. “Como en la película de La Pantera Rosa”, apunta

con ironía. No es la primera vez que uno de sus estilismos desata una tormentame­diática. Para los premios de laAcademia de 2014 optó por una estola de piel de zorro que incendió las redes sociales. “Entiendo que haya quien piense que soy un chulo o una nenaza. Si me conocieran, quizá pensarían diferente, pero no tengo tiempo para conocer a todo el mundo”, dice imitando el gesto de un enfant terrible displicent­e.

Cuando le sugiero que juega a la ambigüedad, se queda pensando —“¿Te refieres a sexual?”— y apura el cigarrillo. “Cuando falleció mi madre, heredé mucha de su ropa. Así empecé a llevar algunas prendas de mujer: chaquetas, pieles, joyas”, revela. “Todo hombre tiene un lado femenino y negarlo sería un error. Hoy día los hombres lloramos, sufrimos y cuidamos de nuestros hijos. Y a través de un broche o una estola podemos mostrar esa nueva sensibilid­admasculin­a”.

—Dante, el hijo que tiene con Macarena, va a cumplir dos años. ¿La paternidad le cambió la vida?

—Un hijo se convierte rápidament­e en el amormás puro, bello, sano y radical. Y esta pasión no depende de flores, agasajos o protección, sino de la vida o lamuerte. Si yo no estuviera, mi hijo no existiría y eso crea una energía apabullant­e.

A Aldo no le importa que lo llamen “nenaza” —“Que digan lo que quieran”—, pero no soporta que le endosen la etiqueta de it boy. “Eso sí que no me pega nada, porque no soy un fashion victim.

Me gusta la elegancia y la belleza de las cosas. Pero lamoda, como decíaOscar­Wilde, es la carencia de originalid­ad”, sentencia antes de enumerar a sus iconos de estilo: ErnestHemi­ngway, Jean-Paul Belmondo, Michelange­lo Antonioni. —Si no le interesa lamoda, ¿dónde aprendió a vestir? —Enmis años de internadoe­nSuiza. Acompañaba­amis amigos a las tiendas deGucci yHermès donde compraban su ropa. —¿Cuál es la regla de oro a la hora de vestir bien? —Saber abrocharse la americana y no llevar los bajos del pantalón demasiado largos. Eso es muy cutre.

Al Salir de Clase

Aldo pertenece a una adinerada saga de comerciant­es catalanes con negocios en Le Perthus, un pueblo en la frontera entre Francia y España. Gracias a las tiendas de su familia se educó en el Collège Alpin Internatio­nal Beau Soleil, uno de los dos mejores internados del mundo. Ubicado en el idílico pueblo de Villars-sur-Ollon, en los Alpes suizos, muchos lo llaman “la escuela de los ricos”: lamatrícul­a anual asciende a 100.000 euros y entre sus exalumnos figuran el piloto Jacques Villeneuve, la actrizChar­lotteGains­bourg, el príncipe herederoGu­illermo de Luxemburgo y María de Dinamarca. También es conocido por las excursione­s que organiza a sitios exóticos como Tanzania, Camboya o el Kilimanjar­o. “Un año hicimos un crucero por el Caribe inglés”, recuerda. “Había mucho nivel, pero había de todo. No encontraba­s gente de todos los estratos sociales, pero sí de todos los extractos psicológic­os”.

—Compartió patio de juegos con hijos de reyes, príncipes y multimillo­narios. ¿Cuál era su tarjeta de presentaci­ón?

—Yo era el chico de frontera, de pueblo. Era el pastelero de Beau Soleil (risas). —Cuénteme la peor travesura que cometió en aquellos años. —Por la noche nos escapábamo­s y nos íbamos de fiestaaGin­ebra. Un taxi nos esperaba en la puerta del colegio y tardábamos dos horas hasta llegar a la ciudad. Volvíamos a las cinco de la mañana y nos metíamos en la cama justo cuando comenzaba a sonar la música para despertars­e. Después de esas travesuras te quedan amigos para toda la vida.

En su caso, entre esas amistades están los SantoDomin­go y el clanCasira­ghi. En 2015Aldo organizó la despedida de soltero a PierreCasi­raghi, hijo pequeño de la princesaCa­rolina deMónaco, en el castillode­Requesens, en elEmpordà. “Nunca confirmé o negué esa informació­n. Solo te puedo decir que mis amigos me llaman para que lesmonte fiestas porque seme da bienyme gusta. Me aburre la diversión clásica. Lo paso mejor subiendo una montaña con siete colegas y durmiendo en una tienda de campaña que en cualquier otro sitio. Además, el concepto de fiesta urbana ya estámuy trillado”, dice en tono de sentencia.

—Me han contado que después de una gamberrada sus padres decidieron­mandarlo a un colegio público enGirona.

—Sí, llegué a Girona conmi chaquetita rosa de Ralph Lauren y la gorra de Beau Soleil. Me convertí en carne de cañón. Los gitanos me esperaban cada día en la puerta del instituto para robarme lo que tenía. En una semana me hice amigo de ellos y nunca más me volvieron a molestar. L a escuela pública lo “curtió”. Con 18 años se instaló en Barcelona para estudiar Comunicaci­ón Audiovisua­l en laUniversi­dad RamónLlull. En segundo de carrera empezó a cantar y realizar videoclips. Hace unos años casi termina dirigiendo al pequeño Nicolás. “Un día vino Fran y me ofreció hacer un reality show sobre su carrera al Senado. No pasamos del primer capítulo (risas). Fran es buen chico, pero un poco disperso”, aclara.

Cada vez que le pregunto por sus próximos proyectos, se acelera. El disco, la construcci­ón de un túnel de viento para entrenar a paracaidis­tas y la organizaci­ón de la versión española de BurningMan, el famoso festival que cada año reúne a miles de personas en eldesierto­deNevada, enEEUU, son algunos de sus planes. “Será en mayo de este año en Ampuriabra­va. Tendremos vehículos artísticos, DJ, performanc­e, actuacione­s, serámuy cool”. —Usted, que es tan cool, ¿qué opina de la televisión española? —Nuestro país es más de Sálvame que de broches. Pero a mí me encanta el circo televisivo. Y no podemos pretender que todo el mundo vea el cine de Eisenstein o lea a Nabokov. ¿O sí? �

“En el internado suizo yo era el CHICODEPUE­BLO, el pastelero de Beau Soleil”

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