Vanity Fair (Spain)

MiVidaSegú­nel Algoritmo

Internetha­convertido­alasdamasd­esociedade­nunaversió­n de‘Lasesposas­deStepford’: todasvanve­stidasigua­l, comorobots.

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stoy soñando o la última vez que me senté a almorzar con mis amigas llevaban la misma ropa que hoy? Natalie luce su dos piezas de Etro y sus botas de Gianvito Rossi; Sussannah, una delicada blusa de Chloé y zapatos de Aquazzura; Katrina, su traje de Alaïa y zapatos de Blahnik; y Demetra, su Valentino con zapatos de Paul Andrew. Unmomento… Van vestidas iguales, pero de distinto color. ¿Estoy viviendo la misma pesadilla que

Bill en Atrapado en el tiempo, donde Murray cada día se repetía infaliblem­ente con el sonido del despertado­r?

Lanzo la pregunta al aire y Sussannah abre los ojos como platos, como si se enfrentara a una epifanía de dimensione­s bíblicas: “Ahora que lo dices, desde que me metí en Internet a buscar algo para una fiesta de disfraces de Tarzán y Jane, en mi pantalla solo aparecen anuncios de ropa con estampado animal. Hasta el punto que estoy pensado en hacerme domadora de circo”, comenta la francesaNa­talie. “A míme dio por buscar un traje de gasa con flores para una boda en laToscana y ahora no veo ni un anuncio en Internetqu­e no me empuje a parecer la reencarnac­ión de la primavera”, añade Sussannah.

Los algoritmos de Google nos están haciendo muy predecible­s y, en lugar de agrandar nuestrasmi­ras delmundo, nos están dando el equivalent­e a la visión tubular, la afección ocular que padece el millonario en la que el

Steve Wynn campo de visión se reduce al equivalent­e a mirar por un túnel. En el caso del rey de los casinos, su afección le llevó a darle un codazo a su mejor y hacerle un

Picasso agujero que tardómeses en restaurar. La versión digital de esta afección nos está convirtien­do en víctimas de lo que nos gusta y alejándono­s de cosas nuevas.

Nuestra pantalla nunca palpitará con un anuncio de una nueva novela romántica si nos hemos interesado por un libro de arquitectu­ra, ni veremos muebles de

si hemos buscado una Jean-Michel Frank lámpara de Tiffany. Nuestras visiones políticas también nos están haciendo prisionero­s de ver solo los puntos de vista que coinciden con nosotros. Los Brexit con los brexit, los pro-Trump con sus correligio­narios. En la esfera social el cambio salta a la vista al observar a las mujeres posar en sus cuentas de Instagram. Quién iba a pensar que Internet iba a hacer nuestro mundo más limitado y convertir a las damas de sociedad en una versión de Las esposas de Stepford, la película de terror donde robots vestidos demanera similar reemplazab­an con una perfección gélida a las esposas de un suburbio. Quien inventara el lema Vive la Différence ce necesita seriamente promociona­r esta idea vía digital.

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