D P O
res el tíoque busco”, le dijo hace casi una década Shonda Rhimes, lamujer más poderosa de la televisión, y su vida cambió por completo. Hasta ese momento, (Seattle1966) era unode esos actores que salía en todas las series, pero cuyo nombre nadie recordaba. “Ella percibió algo en mí que ninguna otra persona había visto”, dice este hombre corpulento, pero vulnerable, de voz recia y sonrisa traviesa. Shonda advirtió su potencial y desde entonces ninguna dolencia de corazón ha lucido tanto en Anatomía de Grey como la del personaje de Denny Duquette que enamoró a Katherine Heigl. Aquel papel lo convirtió en un mito romántico y el intérprete pasó a estar en situación preferente de todos los directores de cásting. Ahora, a duras penas puede escaparse con su familia a la granja que posee al norte del estado de Nueva York. Solo tuvo una semana de descanso antes de su entrada triunfal en la última temporada de The Walking Dead. No obstante, adora a Negan, el villano psicópata al que interpreta y que él entiende como un superviviente más del apocalipsis zombi: “Nunca me aproximo a un personaje como si fuera el malo, más bien al contrario”. Su papel le ha dado a la serie el primer premio de interpretación en siete años de recorrido, el de mejor actor invitado de la Asociación de la Crítica, y le ha permitido jugar con un registro diferente al que estaba acostumbrado: “Como actor, es un sueño hecho realidad dar vida a personajes tan radicalmente distintos”. En los últimos años, Morgan ha sido desde el padre de Bruce Wayne en un cameo fugaz en Batman vs. Superman hasta Joe DiMaggio en el enésimo repaso a la vida deMarilyn o Jason Crouse, el investigador que le calentaba la cama aAlicia Florrick en los últimos capítulos de que le hicieron a medida. “Lo que escriben los King [Robert y Michelle] es televisión adulta”, asegura. Hoy sus adorables hoyuelos tienen un último proyecto: ha comprado una tienda de caramelos junto a su amigo, el actor y guionista estadounidense Paul Rudd. Todo dulzura. The Good Wife, un papel