EDUARDO CASANOVA
DE NIÑO PRODIGIO TELEVISIVO A CINEASTA REVELACIÓN, EL CHICO DE ROSA ESTRENA ‘PIELES’ Y REPASA SUS OBSESIONES
Alfred Hitchcock no habría puesto un pie en la casa de Eduardo Casanova (Madrid,
1991). Tampoco habría podido ver Pieles (estreno 9 de junio), el primer largometraje de quien fue Fidel, el chaval empollón que visibilizó a los gais adolescentes en Aída, y ha visto cumplido su sueño de presentarse como cineasta en la Berlinale este año. “Provocar aversión a alguien como él habría sido todo un honor”, sentencia sin pausa. No habría sido una cuestión personal: el maestro del suspense tenía fobia al rosa por un trauma infantil. Ese color domina el personalísimo hogar de Casanova. También su ópera prima, en la que solo se permite alguna licencia lavanda en la marcadísima pantonera que envuelve a unos personajes estigmatizados que ansían una sola cosa: ser felices en su propia piel. SE L E OLVIDA CÓMO SE APEL L IDA . “En realidad soy Eduardo Reina Valdehita. En mi primer casting me presenté con el apellido de mi abuela, Casanova, y lo adopté como nombre artístico. Ahora es un lío: firmo autógrafos como Valdehita y me intenté renovar por error el DNI como Casanova”. ABORRECE L A PALABRA NORMAL. “Es el mal, algo aburrido, que huele a naftalina. ¿Lo más normal que me viene a la cabeza? Cualquier youtuber”. TIENE UNA BAÑERA EN EL DORMITORIO. Rosa, claro. “Sobre todo porque era bonita. Soy muy de darme baños antes de dormir. Me calman la ansiedad y me quitan el dolor de cabeza”. NO L E GUSTAN L AS SERIES. “Excepto Feud, que tiene todo lo que me encanta: el duelo entre Joan Crawford y Bette Davis retrata una época increíble, sale John Waters en un capítulo…”. NO S A BRÍ A ORGANI ZA R UNA ORGÍ A . “Dije que celebraría con mucho sexo el paso de Pieles por Berlín —¿no es la mejor manera de celebrar cualquier cosa?—, pero no hubo tal. De momento, no he enviado invitaciones para preparar una orgía en mi casa y no creo que lo haga”. FUMA DEMA SI ADO. “Espero que esto no lo lea mi madre, pero paso del paquete diario. Lo dejé una vez con chicles y pastillas, y estuve ocho meses sin encender un cigarrillo. Empezó la preproducción de Pieles y volví a caer”. L A ALERGI AL E ESTÁ MATANDO. “Sobre todo a las gramíneas, pero le tengo alergia a casi toda la fruta: sandía, melocotón y aguacate, que es una de mis favoritas”. ES T Á PA S A ND O PO R UN A FA S E ORWEL L . “Me acabé 1984 hace poco y ahora estoy con Rebelión en la granja; tiene un discurso político asombroso”. E S DE GATOS. “Tengo desde hace unos siete años a Tokyo, que me regaló Ana Polvorosa, y Costra, un sphynx que compré en una tienda”. Eduardo responde a sus maullidos como si hablasen el mismo idioma. NO SE DROGA . “Ni cocaína ni nada. Si tomo algo, es para tranquilizarme, un ansiolítico o algo así. Alguna vez he fumado un porro, pero al día siguiente tengo más ansiedad. Llevo las drogas dentro. Soy el camello más grande de esta ciudad. Un poco de mi sangre sería brutal. ¿Cómo bautizaríamos esta sustancia? ¿Pink E? No estaría mal”. ESTÁ MÁS SANO DE LO QUE CREÍA . “Me hice una analítica al acabar Pieles y me sorprendió que no tengo ni el colesterol alto… Y eso que como muchas hamburguesas de McDonald’s. ¿Flaco yo? Peso 67 kilos. Antes iba al gimnasio y estaba mejor. Es un lugar que me horroriza. También la gente que hay allí”. L E FASCINAN LOS DIC TADORE S POR SUS PSICOLOGÍAS T ERRIBL ES. “No me pasa con Franco. Era un horror doble, por dictador y por anodino. Supongo que pasar inadvertido formaba parte de un plan. La mediocridad, en mi opinión, es lo peor. Franco lo era”. NO SE VOLVERÁ A PONER UN ESMOQUIN ROSA. “Eso ya lo hice en los Goya de este año. Para el estreno de Pieles tengo pensada otra cosa más impactante desde hace meses. ¿ Plumas, carne, desnudo? Ni siquiera os lo imagináis”.