Vanity Fair (Spain)

14 DIVINA DE LA MUERTE

¿Y si Lady Di no hubiera fallecido? Quizá se dedicaría a aniquilar a la prensa rosa o a boicotear el ‘Brexit’. MIQUI OTERO fantasea con la nueva vida de la princesa.

-

¿Y si Lady Di no hubiese fallecido? Miqui Otero fantasea con la nueva vida de la princesa.

E

l principio del fin me lo anunció una llamada que atendí desnudo (peor que desnudo: calzando chanclas y calcetines) en una playa de Lloret de Mar. Pero antes de empezar a acabar, la historia había arrancado con aquel titular: “Lady Di está mayor (y es negra)”.

No quise dar crédito a lo que leía. El titular ocupaba todas las columnas del Daily Mirror, así que ni siquiera los abuelos británicos con los que me enzarcé en eternas partidas de dominó aquella primavera le hicieron mucho caso. La labor de los tabloides durante la campaña sobre el Brexit había sido tan despreocup­adamente falaz que la noticia de que la princesa había regresado entraba en la órbita de los runrunes conspirano­icos sobre Paul McCartney muerto o Elvis vivo.

Cuando al día siguiente el resto de diarios sensaciona­listas publicaron “Lady (DIdn’t) DIed”, “Divina de la muerte” o “Lady Zombi”, las cejas de los pensionist­as ingleses, con sus rubicundas carnes de pastelito Pantera Rosa, comenzaron a arquearse. Se había visto a Lady Di exageradam­ente bronceada, se diría que completada una reasignaci­ón racial a lo Michael Jackson, en la cala de Sa Tuna, en la Costa Brava. Casi azabache, quizá para camuflar su identidad desde aquel funeral seguido por millones de personas acompañand­o un ataúd que, se había especulado desde entonces, podría haber estado vacío. Al tercer día, Lady Di abrió un Twitter y un Instagram, que, antes de su primera declaració­n, tenían más seguidores que las cuentas del Papa y Selena Gomez. El primer tuit, que me cogió tomando una horchata, un detalle quizá no esencial para esta historia pero sí para mí esa tarde de canícula, rezaba: “Soy la vela que no pudieron apagar”.

Se precipitar­on entonces los acontecimi­entos. Lady Di parecía operar en dos frentes: aniquilar la nueva prensa del corazón (democratiz­ada para algunos, banalizada según otros, con personajes sin lustre) y torpedear el proceso del Brexit. En lugar de vender la exclusiva, Lady Di retransmit­ía sin elipsis su día a día: marcándose un moonwalk en el festival de Glastonbur­y, dedicándos­e arrumacos con Julian Assange en un sofá de la embajada de Ecuador o cediendo su efigie para acuñar una moneda digital equivalent­e al bitcoin. upe que algo fallaba cuando le pedí fuego a mi novia en la playa y ella me recriminó: “And it seems to me you lived your life / Like a candle in the wind”. Algo angustiado, decidí bañarme, pero mis presagios se confirmaro­n cuando el tan manso Mediterrán­eo se picó para arrancarme el bañador. Alcancé el chiringuit­o donde tenía el móvil cubriendo mis genitales con un cubo de Bob Esponja y la insolación de mis pies con calcetines y chanclas. Contesté la llamada: una voz robótica me avisaba que necesitaba­n a alguien que no fuera inglés para explicar algo con la mirada limpia, que confiaban en mi prosa (el subtexto era que querían a un muerto de hambre que no temiera perder la vida porque no sabía cómo ganársela) para reconstrui­r la biografía reciente y oficial de Lady Di. Antes de que me dijera las palabras mágicas, había aceptado. Y, sin embargo, no sé por qué se me encapotó el ánimo cuando escuché la frase: “Tenemos una misión para usted”. �

 ??  ??
 ??  ?? Miqui Otero, autor de ‘Rayos’ (Blackie Books), es una de las voces más imaginativ­as de la literatura española.
Miqui Otero, autor de ‘Rayos’ (Blackie Books), es una de las voces más imaginativ­as de la literatura española.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain