Vanity Fair (Spain)

SERÁS DUQUESA

A la “nietísima” del dictador nunca le importaron las dignidades nobiliaria­s, pero ahora podrá ser duquesa de Franco y grande de España. No es la primera vez que la ‘socialite’ ostenta un título importante.

- –MARTÍN BIANCHI

La nueva vida de la “nietísima”, Carmen Martínez-Bordiú, que ahora podrá ser duquesa de Franco y grande de España.

Se suponía que el funeral de Carmen Franco y Polo (1926-2017) se iba a celebrar en la basílica de la Concepción de Nuestra Señora de Madrid, pero, casi en el último minuto, la familia Franco tuvo que trasladar la ceremonia a un templo más grande por “razones de espacio”. Finalmente se ofició en la parroquia de San Francisco de Borja, a metros del hogar de la familia del dictador en la calle de los Hermanos Bécquer. El 11 de enero, más de 1.600 personas de la sociedad, la empresa y la política acudieron a la misa.

Según los jesuitas, fue el funeral más grande jamás celebrado allí. Los hombres se sentaron a un lado del templo y las mujeres al otro. Tradicione­s de la vieja guardia. Y en primera fila, Carmen Martínez-Bordiú, primogénit­a de Carmen y de Cristóbal Martínez-Bordiú. La mediática socialite ejerció de cabeza de familia. Después de todo, ella se ocupó de su madre en su lecho de muerte y será la próxima duquesa de Franco, un título con grandeza de España que otorgó el rey Juan Carlos a la hija del dictador en 1975 “en atención a las excepciona­les circunstan­cias y merecimien­tos que en ella concurren”. Tras la ceremonia, Carmen se quedó un largo rato recibiendo el pésame de los invitados. Muchos ya la veían como la segunda duquesa de Franco.

No es la primera vez que Martínez-Bordiú ostenta ese rango en la nobleza patria. El 8 de marzo de 1972, con solo 21 años, se casó con Alfonso de Borbón y Dampierre, primo carnal del rey emérito, en la capilla del palacio de El Pardo. Entró en la iglesia como “la nietísima” y salió como alteza real y duquesa de Cádiz. Cinco años después de la boda se enamoró del anticuario francés Jean-Marie Rossi mientras hacía un crucero por el Mediterrán­eo. Dejó a su marido y se fugó a París para, como ella misma reconoció, “beberse la vida a sorbos”.

ACarmen le dan igual los títulos. Fue duquesa de Cádiz y le importó muy poco tirarlo por la borda cuando se enamoró de Jean-Marie”, explica uno de sus íntimos amigos. De hecho, fue ella quien presentó la demanda para la disolución de su matrimonio real. Alfonso de Borbón se oponía, prefería la nulidad. Tras una larga contienda legal, un juez concedió el divorcio a la pareja en 1982.

Entonces, Carmen dejó de ser duquesa. Y no esperaba volver a serlo. Se suponía que el título de su madre iba a ser para su hermano Francis Franco. Pero la Ley de Igualdad para la Sucesión de Títulos Nobiliario­s promulgada por Zapatero en 2006 cambió los planes. Desde hace semanas, la “nietísima” sentencia con prudencia que el ducado le correspond­e como primogénit­a. “Sí, lo he solicitado”, confirma a Vanity Fair. “Lo quiere por razones afectivas, no para fardar. Adoraba a su madre y desea usarlo por el cariño que le tenía”, añade su amigo.

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