LA INTUICIÓN FEMENINA COMO FÓRMULA
Fiel a los archivos, Clare Waight Keller presentó en su debut para Givenchy el bolso que todas las mujeres querrán llevar.
tras la mítica fachada del Hôtel de Caraman, en el número 3 de la Avenue George V, se encuentra el salón de Givenchy Haute Couture. Allí, en 1959, Hubert de Givenchy estableció su atelier y convirtió al barrio en el foco de la moda parisina. En este singular estudio monsieur compartió confidencias con sus musas Audrey Hepburn y Jackie Kennedy.
Cuando la británica Clare Waight Keller fue nombrada directora artística de Givenchy, en marzo de 2017, lo primero que hizo fue empaparse de los archivos. La creadora —conocida por su gran trabajo al frente de Chloé— heredaba un trono que perteneció a Riccardo Tisci durante 12 años y se convertía en la primera mujer al frente de la maison. Tisci fue el responsable del resurgir de una firma que había perdido la identidad, aunque su visión distaba bastante del legado de su fundador. En su debut, Waight Keller ha resucitado los códigos del modisto: desde los motivos gráficos o la paleta de color (blanco, negro, menta y rojo) hasta la silueta, marcada por unos hombros poderosos. “Empecé a vestir de negro en los noventa. Lo excitante es que siento que he puesto mucho de mí en esta propuesta”, explicaba la creadora en el backstage.
Uno de sus guiños al pasado es el bolso GV3, que también presentó en su desfile de primavera-verano 2018. Impecable pero práctico, sofisticado y casual, respetuoso con la tradición aunque moderno, el accesorio encapsula el nuevo rumbo de la marca. Su nombre remite a las iniciales de la histórica dirección de la firma. Un sitio al que ahora, en lugar de la protagonista de Desayuno con diamantes, peregrinan Cate Blanchett, Rooney Mara o Julianne Moore.