FOTÓGRAFO REAL
La obra del británico se expone en España por primera vez gracias a la Fundación Canal. Favorito de la reina Isabel II y artífice del ‘glamour’ hollywoodiense, Cecil Beaton capturó el siglo XX en más de 100.000 negativos.
Por primera vez en España se puede ver una exposición de
Cecil Beaton, favorito de las estrellas del siglo XX.
De pequeño soñaba con escapar de la clase media y acceder a los círculos de la alta sociedad. Ceci l Beaton (Londres, 1904 –Salisbury, 1980) creció hasta convertirse en el cronista oficial de la realeza y el star system. Aquella búsqueda de la belleza y su debilidad por el glamour protagonizan Cecil Beaton: Mitos del siglo XX, la muestra en la Fundación Canal con la colaboración de PHotoEspaña que reúne del 31 de mayo al 19 de agosto un centenar de sus fotos protagonizadas por estrellas de la talla de Audrey Hepburn, Marilyn Monroe o Dalí.
Cuando apenas superaba los 20 años, fue contratado por Vogue y Vanity Fair. “En moda era más sofisticado y usaba escenarios barrocos, pero en retrato era más comedido”, explica Oliva María Rubio, comisaria de la muestra junto a Joanna Ling, de Sotheby’s, actuales dueños de su archivo. Winston Churchill le abrió las puertas de Downing Street, Picasso le dejó fotografiar su taller, y Mick Jagger lo invitó a su habitación del hotel Plaza (tras hacerlo esperar por haberse quedado dormido).
Su relación con la familia real británica ayudó a moldear la imagen de los Windsor con un equilibrio entre el intimismo y la solemnidad. Como fotógrafo en Buckingham, inmortalizó a la reina Isabel II cuando todavía era princesa, retrató su coronación y la acompañó durante la infancia de sus hijos. “Había una confianza absoluta”, detalla Rubio.
Aunque pasó a la historia por sus negativos de celebridades, Beaton también cultivó su talento como corresponsal en la Segunda Guerra Mundial. Además ejerció de figurinista y ganó tres premios Oscar.
Bautizado por Jean Cocteau como “Malicia en el País de las Maravillas”, pocos escaparon a su verbo incisivo y pretensiones de esnob. Solo le rindió pleitesía a Greta Garbo, de quien estaba enamorado. Tardó más de una década en convencerla para que posara. En 1946 accedió. Necesitaba unas fotos para el pasaporte.