INVERSIÓN DE CONFIANZA
La coherencia es un valor que no se posee, se demuestra. Algo que hicieron los accionistas mayoritarios de Mediolanum que, cuando cayó Lehman Brothers, pusieron dinero de su propio bolsillo para minimizar el desastre. Y esto es solo una muestra.
Ante la mañana negra del 15 de septiembre de 2008 había dos opciones para cualquier entidad financiera. Por un lado, podían optar por excusarse ante sus inversores, lamentarse, culpar a Lehman Brothers y traicionar toda la confianza que habían depositado en ellos. Por el otro, asumir que el riesgo de la inversión también es su responsabilidad y que, ante una crisis, no deben quedarse de brazos cruzados. Esta segunda opción fue la que eligió Mediolanum, tranquilizando y asesorando a los ahorradores en un primer término y siendo consecuentes después. “Siempre hemos dicho que somos un banco diferente y esta es la ocasión de demostrarlo”, sentenció Ennio Doris, presidente y fundador de esta entidad. Y esta decisión marcó un antes y un después. La situación era dramática, con 10.000 clientes que habían confiado más de 200 millones de euros en productos estructurados creados por el Grupo que utilizaban los bonos de Lehman Brothers como subyacente. En España, los clientes afectados de Banco Mediolanum ascendían a 1.400 con una inversión total de 45 millones de euros. Fue entonces cuando los principales accionistas de Mediolanum decidieron aportar 120 millones de euros de su bolsillo para amortiguar la catástrofe y no abandonar a los ahorradores. Este hito revolucionario es solo un ejemplo de la filosofía que hace tan especial a esta compañía. Una entidad que pone al inversor en el centro de todo, demostrando que lo que sucedió hace 10 años no fue un hecho aislado, sino el cimiento de otra manera de entender la banca.