La clase según Volvo cumple 50 años
Mientras el mundo soñaba con algo mejor en 1968, en el tranquilo paraíso de Gotemburgo la marca sueca gestaba una de sus leyendas más icónicas: el Volvo 164. El coche para los que “tienen algo más que dinero”.
Fuera de Suecia, 1968 fue un año turbulento, revolucionario, que aspiraba a encontrar un mundo mejor. Pero en Gotemburgo todo lo que quería Volvo era reinventar el lujo, diseñar un coche que, tras 40 años de existencia, demostrase cómo se entendía la buena vida en el paraíso de la socialdemocracia nórdica y exportar esa idea, sobre todo a Estados Unidos, un país regido por autos enormes y furiosos, ingobernables y devoradores de petróleo.
El 164 era ese coche: un diseño largamente acariciado —los ingenieros estuvieron 10 años dando vueltas al concepto de un seis cilindros para particulares, desde sus icónicos taxis 830—, construido sobre la base del 144, con acabados de auténtico lujo. Un auto que, de 1968 a 1975, conquistó a la clase media-alta estadounidense. La prensa de la época lo definía como un vehículo “para los que pueden permitirse algo diferente”. No solo era potente, también era elegante y, según fue refinando sus ideas —empezó sin dirección asistida y con unas duras marchas manuales—, alcanzó el ideal que la publicidad de entonces supo definir. El 164 era “el coche de lujo para los que quieren demostrar que tienen algo más que dinero”. Una atrevida propuesta que se dejaba ver en sus inusuales detalles, ya fueran de serie u opcionales: moqueta de tela, reposacabezas, tapicería de cuero, elevalunas eléctrico, lámparas de halógeno integradas, reposabrazos abatible en un asiento trasero de dos plazas... El 164, con el icónico logotipo de hierro en la diagonal —un legado que databa del primer Volvo, de 1927—, era la encarnación de la clase europea. Hoy, el 164 tiene un digno sucesor en el S60, un sedán sin diésel —y dos futuros híbridos con 400 CV en el tope de la gama— que “reescribe la historia” de la conducción deportiva con clase, fiel a esa filosofía original de Volvo: el equilibro entre control y confort, entre elegante diseño escandinavo y la innovación centrada en las personas.