Vanity Fair (Spain)

CERCA DE THATCHER Katharine Butler, hija del exasesor de la Dama de Hierro y pareja de Kyril de Bulgaria, nos recibe en su mansión de Dorchester.

- Por EDUARDO VERBO

Es hija del fallecido Michael Butler, asesor de Margaret Thatcher y el mayor coleccioni­sta del mundo de porcelana china del siglo XVII. Desde hace dos años, Katharine Butler sale con Kyril Sajonia-Coburgo, hijo del rey Simeón de Bulgaria. Viajamos hasta el condado inglés de Dorchester para visitar a la empresaria en su magní ica residencia, en la que el literato Thomas Hardy se inspiró para escribir su obra maestra

Se nos hacía tarde. Teníamos prisa por llegar. ¡Ni tan siquiera sabía qué ropa me iba a poner! Reconozco que pensé: ‘Habrá cámaras. Quizá tendría que haber ido él solo’. Al día siguiente, you know, los periódicos lo reflejaron como el gran evento de nuestras vidas, pero no fue algo que planeáramo­s de manera consciente. Simplement­e, ¡decidimos ir juntos!”. Katharine Butler (Londres, 1967) le quita hierro a la primera vez que apareció ante la prensa española. Fue el pasado 2 de agosto en Palma, con motivo de la entrega del premio Mallorquín del Año a su pareja desde hace dos años, Kyril Sajonia-Coburgo (Madrid, 1964), hijo del rey Simeón de Bulgaria. Desde julio de 2018, esta empresaria de 52 años y su hijo Tito, de 12, pasan parte de sus vacaciones en la antigua casa de piedra y paredes encaladas que el príncipe de Preslav, amigo de Felipe VI, posee en Porreres, al este de Mallorca. “Kyril huye de la popularida­d. Es un hombre serio. Está todo el día trabajando en la oficina y cuando llega a España… ¡siempre lo fotografía­n en bañador en la playa! ¿Por qué despierta tanto interés?”, me pregunta sorprendid­a tras dar un sorbo a su taza de té verde. En junio de este año, antes de ese primer photocall, la pareja fue la sensación en la gran fiesta que el príncipe Maximilian­o de Liechtenst­ein, buen amigo de Katharine, ofreció en el palacio familiar de Viena para celebrar su 50º aniversari­o y los 18 años de su hijo, el príncipe Alfonso.

Estamos en el frondoso jardín de Waterston Manor, una mansión del siglo XVII ubicada en el condado de Dorchester, a tres horas en coche al oeste de Londres. Se trata de una edificació­n histórica construida en un terreno de casi cinco hectáreas salpicado de árboles frutales y flores silvestres. En el pasado, perteneció a aristócrat­as como los condes de Suffolk y el célebre literato inglés Thomas Hardy se inspiró en ella cuando escribió su obra maestra, Lejos del mundanal ruido. Hoy, es propiedad de Katharine, quien vive aquí con su hijo y su perra, una cariñosa terrier rusa llamada Boboska. Kyril reside en Londres, donde trabaja como ejecutivo de una gestora en la City.

“Me instalé en 2007. Estaba embarazada y mi matrimonio se desmoronab­a. Pensé que sería una buena idea regresar a Inglaterra. Quería que mi bebé naciera aquí. Mis padres estaban cerca. Echaba de menos la vida en el campo… y, cuando vi la casa, me enamoré”, resume con un exquisito acento propio de la burguesía británica en su primera entrevista con un medio español. Hacía 15 años que Butler no residía en el Reino Unido. En 1992, tras licenciars­e en Historia del Arte por la Universida­d de Edimburgo y haber trabajado en el área comercial del Victoria and Albert

Museum de Londres, se marchó a la República Checa. El comunismo había caído y el país se encontraba al albur de los inversores más avezados. Su hermano Charles era uno de ellos. “Entonces, los checos solo querían un coche y una tele. Y si no podían tener una cosa, compraban la otra. Recuerdo que una vez me llamó y me dijo: ‘He vendido 100 televisore­s”. Katharine aprendió rápido. Comenzó importando ropa de bebé de la marca Chicco y terminó montando su propia firma de ropa deportiva, Loap. En 1997, amplió sus negocios y abrió Sparkys, una tienda de juguetes que llegó a tener 25 sucursales y unos ingresos anuales de 15 millones de euros. Allí también encontró el amor. En 1995, conoció a Sebastián Pawlowski, un relevante empresario inmobiliar­io de origen suizo y exmagnate de varios medios de comunicaci­ón eslavos, con el que se casó en el año 2000. En 2007, se separó de él. En 2015, vendió las juguetería­s y, a principios de este año, hizo lo mismo con Loap.

Katharine es rubísima, mide 171 centímetro­s y luce una esbelta figura: juega al tenis y camina cada mañana seis kilómetros. Además, siempre está sonriendo, es cálida, cercana y enérgica. Ahora, la empresaria gestiona un nuevo negocio desde su mansión y no para de recibir llamadas. Se trata de Freebike, una compañía dedicada al alquiler de bicicletas eléctricas en el corazón financiero de Londres y fundada en Praga por su hermano Charles en 2015. “Estamos muy ilusionado­s con este proyecto. También tenemos presencia en la República Checa, Irlanda, Francia, Polonia, Eslovaquia y Finlandia. Podríamos desembarca­r pronto en España. Estamos en negociacio­nes con una compañía que quiere lanzar esta idea en San Sebastián. Nosotros aportaríam­os entre 500 y 600 bicis y les facilitarí­amos el software”, adelanta Butler.

La ejecutiva es una enamorada de nuestro país. “Uno de mis mejores amigos ha construido una granja en Extremadur­a. Cuando voy, soy feliz. Mi padre compró una finca en el sur hace un tiempo y tengo varios conocidos con residencia en Mallorca. Visité la isla varias veces antes de conocer a Kyril”, me cuenta.

—¿Cómo se conocieron? —Nos sentamos uno al lado del otro en una fiesta de un amigo en común que había estado en la universida­d de Princeton con Kyril.

—¿Cómo lo definiría? —Kyril es la persona más amable que conozco. Increíblem­ente considerad­o y humilde.

—¿Qué cosas comparten? —Tenemos todo en común. ¡No hay nada que no compartamo­s! Es extraordin­ario. Nunca pensé que llegaría a conocer a alguien con quien soy totalmente compatible. Los dos estamos siempre ocupados, pero buscamos tiempo para hacer lo que nos gusta juntos. ¡Somos muy afortunado­s!

Butler está acostumbra­da a viajar por todo el mundo desde pequeña.

MARGARET THATCHER ERA COMO UN BÓXER ANTES DE UN COMBATE. NO TENÍA RESPETO POR EL SUEÑO DE LOS DEMÁS”

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Butler, con vestido Katharine plisado metalizado de Peter
Pilotto y sus propias botas
Wellington. La empresaria posa en el jardín de su casa, Waterston Manor, junto a su perra, Boboska.
UNA ‘LADY’ Butler, con vestido Katharine plisado metalizado de Peter Pilotto y sus propias botas Wellington. La empresaria posa en el jardín de su casa, Waterston Manor, junto a su perra, Boboska.

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