PELOS DE PERRO ENEL‘CASHMERE’
Entre un agricultural show y un
fashion show,
Deborah Cavendish (1920-2014) prefería lo primero. “Además de en las ferias de ganado, solo compro en Marks & Spencer. Es eso o París. Nada intermedio me parece lo suficientemente bueno”, decía. Cuando se casó en 1941 con lord
Cavendish, el segundón de la Andrew familia, Debo —como se le conocía familiarmente— manifestó su alegría ante la posibilidad de ser “terroríficamente pobres” pero tener decenas de perros que campasen a sus anchas por los sofás. Nada hacía presagiar que se convertiría en duquesa de Devonshire, pero, por una serie de infortunios familiares, así fue. Y, a pesar de que la pareja heredó tantas deudas como hectáreas, ella se vestía, efectivamente, en París. En
Jean Patou, o Balmain.
Christian Dior Pierre
Fue íntima de Givenchy, quien
Hubert de le confeccionó su chaqueta de jardinera. Debo era feliz echando de comer a las gallinas, y últimamente solo se enfundaba vestidos de si la ocasión
Oscar de la Renta lo merecía. Una sesión de fotos para la edición estadounidense de esta revista con motivo de su 90º cumpleaños o un editorial para Vogue Italia con su nieta, la modelo Tennant. La aristócrata
Stella y escritora —publicó más de una decena de libros— se sentía más cómoda con el atuendo de country lady que llevó en su última entrevista, publicada en 2010 en Tatler: polo de cashmere, kilt y botas de goma. Fan de Presley, su colección
Elvis de broches en forma de insecto inspiró la línea crucero 2017 de Gucci.
En una función navideña en el pueblo, exclamó: “¡El arcángel Gabriel lleva mi Givenchy!”, lo que da una idea de su apego a la ropa. En la infancia de las
no hubo lugar “para la autocompasión Mitford o la autoestima”, pero esa es otra historia. Fascinante, por cierto.