MARGARITA Y LOS ESCÁNDALOS
FUE LA PRIMERA ‘ROYAL’ EN DIVORCIARSE Y EN OFRECER UNA ENTREVISTA PERSONAL A LA BBC, EN 1981, ANTE UN SERVIL ROY PLOMLEY
Y LA REINA Y LA PRINCESA
“Mi hermana y yo siempre hemos estado muy unidas, aunque ella sea cinco años mayor que yo. Fuimos educadas en casa, pero no nos dejaban dar clase juntas”.
SEÑORAS DE CONVENIENCIA
La agenda oficial de Margarita siempre incluía a una dama de compañía, a las que “no las elijo porque sean amigas personales, sino porque son convenientes”.
ESCÁNDALOS EN LA PRENSA
“Encuentro ofensivas muchas de las historias que se publican [sobre mi vida privada]. Por supuesto, si son completamente inventadas, una puede reírse de ellas con sus amigas.
Pero creo que, desde que tengo 17 años, se me ha tergiversado y vilipendiado. (...) No merece la pena negar nada, porque lo que se dice de mí siempre es impreciso”.
CHICAS MALAS
“Creo que me educaron para ser capaz de relacionarme con todo el mundo. (...) Mi tío materno [David
Bowes-Lyon] nos animaba [a Isabel y a mí] a portarnos muy mal en las fiestas, como de costumbre”. como paje de honor y es el vizconde de Linley, como antes fue su padre. Los dos han heredado las pasiones de sus abuelos: “Mi madre era una gran pianista y Charles también”. Su hija Margarita —escrito en español a diferencia del nombre de su abuela, Margaret— es una apasionada de la fotografía como lo fue su abuelo, fallecido en enero de 2017.
Armstrong-Jones cuenta que su madre le enseñó a ser puntual y ordenado y que ella daba ejemplo: “Siempre digo que los niños no escuchan lo que les dices, pero observan cómo te comportas y eso es lo que repiten. Mis hijos tienen los pies en la tierra. Aunque les puedo dar ideas o presentarles a gente interesante, ellos deben encontrar su camino”.
El conde de Snowdon ha adquirido la sabiduría de alguien que ha visto los lujos y parafernalia que ofrece la vida británica y ha optado por la sencillez. “En mi país, el Landmark Trust tiene una colección de pequeñas casas históricas restauradas que son bellísimas. Ahí haces la cama, el desayuno y vives una experiencia maravillosa. Por otro lado, están la grandes casas históricas, pero como pasa con los barcos y los jets privados, necesitas servicio; cuanto más servicio, más institucionalizadas y la experiencia es menos auténtica”.
Armstrong-Jones explica que su abuela vivió en una casa [Clarence House, hoy ocupada por Carlos y Camilla] que nunca se restauró y donde falleció en 2002, a los 101 años. “No estaba en ruinas, pero no era nueva. Resultaba inmensamente confortable”.
Sobre estilos de vida, cuenta una historia de España: “Hace años visitamos seis factorías de muebles en Valencia y nos pidieron parar para comer. Nos pareció inadecuado con todo lo que teníamos que hacer. Insistimos en seguir, pero acabamos esperando en el parking porque todas las fábricas estaban cerradas a esa hora. Aprendimos la lección y al día siguiente, cuando en una de las fábricas nos invitaron a comer, hicimos los mismos negocios que en una reunión formal, pero en torno a un pollo asado y una botella de vino. Y mucho más relajados. Para mí, eso es saber vivir”.