BLACK CUBE
CUANDO LOS SERVICIOS SECRETOS SE PONEN AL SERVICIO DE LAS INTRIGAS CORPORATIVAS
DVanity Fair, urante Stella el su encargo conversación Penn original Pechanac con de Harvey comparaba
Weinstein con “otros casos” en los que
Black Cube sí pudo demostrar la existencia de una campaña de desprestigio. En uno de ellos, uno de los mayores propietarios de supermercados de Israel, Rami
Levy, se acercó a la agencia con la misma petición que Weinstein. Pero en su caso no era una excusa para recabar información sobre sus potenciales acusadores, sino para demostrar que los responsables de una cadena rival de tiendas estaba tratando de desacreditarlo. La información recopilada por los agentes HUMINT de la agencia sirvió para que Levy pleitease con éxito contra el rival. Es uno de los casos “blancos” de Black Cube, una agencia formada en 2010 por Dan Zorella y
Avi Yanus, exoficiales de los servicios de inteligencia israelíes. Su especialidad son los grandes casos de corrupción, desfalco, conflictos de intereses, etcétera. Es decir, donde haya en juego millones y millones de euros. Destapar bienes evadidos, corruptelas, sobornos institucionalizados, con una mezcla de ciberanalistas y agentes de campo. Porque su principal fuente
—como de ingresos no son las cuentas de gastos
Weinstein— el millón de euros que desembolsó sino los bonus y las comisiones
cuando uno de sus casos se resuelve favorablemente. No son la única ni la primera agencia privada de inteligencia israelí, pero sí una de las más exitosas y de las que menos escándalos ha vivido, con dos exjefes del Mosad presidiendo su consejo de administración durante sus casi 10 años de vida. ¿Por qué entonces aceptaron el caso Weinstein? Por la mediación de Ehud Barak, ex primer ministro israelí. Weinstein empezó mal, pidiendo una reunión de su gente con los implicados en su proyecto, incluyendo a Stella Penn:
“Es una regla no escrita: los clientes y los agentes no deberían verse cara a cara, se supone que somos anónimos”.