Vanity Fair (Spain)

UN HOMBRE SOLO

La inviolabil­idad de Juan Carlos I lo libró en España de que se investigar­an sus cuentas, pero el iscal suizo Yves Bertossa ha seguido el rastro de Corinna y no va a dejarlo correr.

- _SILVIA CRUZ LAPEÑA

Yves Bertossa, el fiscal suizo que amenaza al rey Juan Carlos.

En 2008 Yves Bertossa saltaba a las pantallas tras ordenar la detención de Aníbal Gadafi, hijo del dictador libio, por maltratar a dos empleadas de hogar durante sus vacaciones en Suiza. El abogado tenía 33 años y, según los registros de la Fiscalía de Ginebra, no hacía ni un año que trabajaba en el organismo donde su padre, Bertossa, fue fiscal Bernard general. Era la primera vez que el hijo salía en las noticias, pero no la última, pues desde entonces ha sentado en el banquillo a Víktor Yanukóvich, expresiden­te de Ucrania, por blanqueo de dinero; a Jérôme Cahuzac, exministro de Hacienda francés, por una cuenta en Suiza no declarada; y logró que un banco, el HSBC, pagara 38 millones de euros tras llegar a un acuerdo para no llevar a juicio a sus directivos, acusados de lavado de dinero.

Hoy Bertossa tiene 45 años y desde 2018 investiga el blanqueo de capitales de testaferro­s de grandes fortunas. Así encontró una cuenta suiza con 65 millones de euros a nombre de

Corinna zu vinculada a una Sayn-Wittgenste­in-Sayn fundación panameña cuyo fondo, de 100 millones de euros, procedía del Ministerio de Finanzas de Araba Saudí. Eso, unido a que detrás de aquel fondo están los nombres de dos testaferro­s que ya han relacionad­o antes con Juan Carlos I — Fasana—, Dante Canónica y Arturo hace sospechar a Bertossa que esa cantidad pueda tener algo que ver con las comisiones del AVE a la Meca, a las que Corinna se refirió en las grabacione­s del comisario Villarejo. De

José Manuel ese modo se abrió la pieza “Carol”, archivada en 2018, cuando el juez

Diego de dictaminó que el rey era inviolable Egea porque en las fechas a las que Corinna hacía referencia don Juan Carlos estaba en activo. También alegó falta de pruebas. Así, el Borbón se libró de declarar, pero no su amiga ni la intermedia­ria iraní a la que hacía referencia en las grabacione­s —Shahpari Zanganeh, exmujer del traficante de armas Kashoggi—: reclamadas

Adnan por la Anticorrup­ción española, declararon en verano de 2019.

El dinero que investiga Suiza se transfirió a Corinna en 2012. Ese año, en su discurso de Navidad, Juan Carlos I pedía “confianza” a los españoles para superar la crisis económica. Fue meses después del incidente del safari en Botsuana, que —según los abogados de Corinna— fue un regalo del monarca para su hijo,

Alexander Sayn-Wittgenste­in-Sayn, quien Kyrill zu nació en 2002 fruto de su relación con el príncipe

Casimir zu Sayn-Wittgenste­inSayn, miembro de una familia noble alemana con 1.000 años de historia. Ese afecto entre el rey y Alexander estaría también detrás del regalo de 65 millones que investiga Bertossa y que, según El País, Corinna define como “una forma de donación [del monarca] para ella y para su hijo, con los cuales se había encariñado”.

De ese modo, es la empresaria quien involucra a su hijo —que acaba de cumplir 18 años y estudia en un internado suizo— en un caso que ha ocasionado que el juez de la Audiencia Nacional

haya pedido Manuel García Castellón informació­n a Bertossa con la que podría reabrir la pieza del caso Villarejo que archivó el juez De Egea, en la que aparecía también

Álvaro Orleans-Borbón, primo del monarca a quien investiga Bertossa y a quien Corinna señalaba en las cintas como testaferro del rey, extremo que él niega.

Está por ver si esta vez las cuentas del rey llegan a un juzgado español, pero lo que parece claro, de momento, es que Yves Bertossa no va a soltar este hueso. Licenciado en 2001 en la Universida­d de Ginebra, dio clases en el Departamen­to de Derecho Penal y luego ejerció un tiempo como abogado, pero enseguida siguió los pasos de su padre, cuyas memorias aclaran el entorno y la idea de justicia con la que creció su hijo: “Me llama la atención esa idea, ampliament­e difundida de los partidos de izquierda, de que el sistema de justicia (…) está siempre al servicio del orden establecid­o, es decir, al servicio de los ricos”. Así se expresaba Bernard, un hombre de izquierdas, oriundo de la Suiza italiana, de origen “modesto” y católico que se manifestó contra el franquismo en su juventud. Esos ideales los asimiló el vástago, que entró en la fiscalía propuesto por el Partido Socialista de Suiza.

El interés por los casos complejos que implican grandes fortunas, varios países y sociedades pantalla la heredó Yves. “A los políticos les

Al iscal Yves Bertossa, azote de millonario­s, solo le queda por sentar en un banquillo a un tipo de poderoso: un rey

interesa más la pequeña delincuenc­ia que la grande, la de los poderosos y los grandes capitales”, añadía Bernard en su libro. Consultado­s por Vanity Fair, ni ni el exfiscal anticorrup­ción

Baltasar Garzón han

Carlos Jiménez Villarejo hablado sobre el hombre que impulsó el Llamamient­o de Ginebra de 1996 contra el lavado de dinero que ambos juristas firmaron. También lo trataron cuando el suizo investigó el dinero que dejó en Suiza Roldán, exdirector

Luis de la Guardia Civil.

Además de conviccion­es, Yves comparte con su padre el temple. “Insensible a la presión”, lo definió una colega en la revista Bilan. Tendrá que serlo en un caso con tantos intereses y con Corinna pertrechad­a con abogados y relaciones públicas que vigilan al milímetro lo que la prensa dice de ella. Son quienes comentan a Vanity Fair que su clienta se siente “chivo expiatorio”, pero no dicen nada sobre Bertossa. Tampoco hablan los Zu Sayn-Wittgenste­in-Sayn, a pesar de que Alexander

—muy parecido a su padre, que se casó en junio con la modelo estadounid­ense y de Alana Bunte quien espera un hijo en abril— es el nieto con el que posa el cabeza de familia, el príncipe Alexander Conrad, en su web. Ni él ni su mujer, la Gabriela, fueron princesa a la boda de Casimir y Corinna, a quien en esa página llaman por su apellido de soltera, Larsen, que ella impide usar a los medios porque prefiere —amparada por la ley alemana— el de su exmarido. La acción de Bertossa confirma otra relación rota y desahuciad­a: la del rey y Corinna, que planea denunciar al emérito y a Sanz, exdirector Félix del CNI, a quienes acusa de estar detrás de la campaña de acoso que sufre desde 2012. Al cierre de esta edición, esas denuncias no se han presentado. Quien sí avanza es Bertossa, que ha perseguido a políticos y banqueros y ahora, siguiendo a Corinna, podría acorralar a un tipo de poderoso que aún no ha sentado en el banquillo: un rey.

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UNA RELACIÓN ROTA
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Bertossa investiga 65 millones de euros que Corinna atribuye a un regalo qu e el rey les hizo a ella y a su hijo. Atrás queda la imagen de este beso, tomada en 2006 en Barcelona.
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NUEVA MUJER, NUE VA V IDA Arriba, Alexander posa con su madre en Rusia durante el verano de 2014. Abajo, cinco años más tarde, durante la boda de su padre con Alana Bunte, modelo estadounid­ense que le dará un hermano al joven, de 18 años, este mes de abril.

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