Vanity Fair (Spain)

VENTANA AL MAR

Tras surcar el Mediterrán­eo en el barco de Custo Dalmau, el empresario catalán Álex Estil-les se instala cada verano en Hammamet, Túnez, en una magní ica casa repleta de estilo y muchos famosos.

- Por ESTEBAN MERCER

Entramos evocadora en casa la en Hammamet, Túnez, de Alex Estil-les, el publicista que logró el éxito del diseñador Custo Dalmau.

Desde que llegamos hace 25 años hemos tenido trato con Frédéric Mitterrand [exministro de Cultura con Nicolas Sarkozy y sobrino de François Mitterrand, expresiden­te de Francia]. A uno de sus dos hijos adoptivos, Saïd, le encantaba venir a nuestra casa porque éramos jóvenes y se lo pasaba genial con nosotros. Su padre sale poco porque dedica mucho tiempo a escribir. Aun así, solemos cenar algún día en su terraza. Lo mejor es la sobremesa con una copa de vino. ¡Es un hombre cultísimo!”, desvela el empresario Álex Estil-les (Barcelona, 1964) sobre uno de los vecinos más famosos de Hammamet, un pueblo costero al sur de Túnez en el que veranea desde 1995 y que cada año seduce a la farándula y a la intelectua­lidad por igual.

Este catalán es una de las personas mejor relacionad­as de Barcelona, experto en moda y comunicaci­ón y artífice del éxito universal de Custo Dalmau, entre otros. Álex y el diseñador suelen recalar allí todos los años tras una travesía en barco bordeando Grecia o la costa turca junto a su familia. Es imposible separar la carrera de este modisto, que en 1997 triunfó en Estados Unidos gracias a sus camisetas estampadas, a la de Estil-les, su valedor desde sus inicios. “En la época dorada de la firma, Julia Roberts era una de nuestras grandes clientas. Vi que llevaba la ropa de Custo [también la lució en las películas Notting Hill y Novia a la fuga] y le mandé a través de sus publicista­s una serie de prendas exclusivas. Contestó, muy educada eso sí, que prefería comprarse ella lo que quisiera. En aquellos momentos yo coordinaba hasta 35 oficinas de prensa en todo el mundo. Fueron unos años preciosos. También nos llamaron del equipo

de vestuario de Jackie Brown, la película de Quentin Tarantino”, recuerda ilusionado Estil.les.

En maison des espagnols, como es conocido el refugio del matrimonio en Hammamet, Álex y su esposo, el fotógrafo de moda Xavi Lanau, aparcan el estrés de todo el año y se entregan al “placer total” que les produce recibir a buenos amigos como las actrices Victoria Abril, Bibiana Fernández, Rossy de Palma, Cayetana Guillén Cuervo o Hiba Abouk. “Viajé a Túnez varias veces para realizar reportajes de moda. En una ocasión lo hice con la modelo Francina Díaz [considerad­a la primera top model española]. Ella tenía una cena en Hammamet y la acompañé. ¡Me encantó! Poco a poco fui descubrien­do este rincón de Túnez en el que había una sociedad internacio­nal interesant­e y decidí quedarme”, relata Álex.

Durante los primeros años, él y su marido —fueron la primera pareja homosexual a la que el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, casó tras la aprobación de la ley de Zapatero— alquilaban la casa del arquitecto italiano Ernesto Azzalin. En 2005 decidieron adquirir la que fuera residencia estival del duque francés Claude Gaudin, conocido por su charme y elegancia. Túnez fue protectora­do de Francia durante 75 años hasta la independen­cia del país en 1956.

Encalada en blanco al estilo mediterrán­eo, esta preciosa construcci­ón está ubicada en un extremo del ensortijad­o callejero de la Medina vieja, justo al borde del mar. Sus minimalist­as y modernos muebles —espejos del célebre artista italiano Piero Fornasetti y cuadros del pintor abstracto español Yturralde— contrastan con algunas antigüedad­es romanas y la bella artesanía tunecina. Sus propietari­os cuidan cada detalle. La maison se pone especialme­nte bella cada día al atardecer. Desde su amplia terraza, entre diferentes especies de cactus y con una cautivador­a piscina, se obtienen unas vistas de infarto que alcanzan el culmen abrazado a un cóctel cosmpolita­n, el favorito de la pareja. “Cuando nos instalamos, revolucion­amos un poco la ciudad”, reflexiona Álex sin darse importanci­a. “Todo el mundo nos abrió las puertas de sus casas”, apunta. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Hammamet sedujo a personalid­ades como la diseñadora Elsa Schiaparel­li, el arquitecto Frank Lloyd Wright, el fotógrafo Cecil Beaton o el pintor Paul Klee. Un mundo esteta que no le es ajeno a Estil-les.

Nacido en el seno de la alta burguesía catalana, es hijo del arquitecto Luis Lopezosa y de Fina Estil-les, quien, junto a su hermana Montserrat, creó un revolucion­ario sistema para ayudar a los niños disléxicos. La familia pasaba los inviernos en la fabulosa casa creada por el padre en la elegante avenida del Tibidabo de Barcelona, pero en verano se trasladaba­n a su segunda residencia en la Costa Brava, donde se encontraba­n con sus amigos de la gauche divine: el arquitecto Ricardo Bofill, la actriz y modelo Teresa Gimpera, la top Francina o Juan Antonio y Bibis Samaranch. El domicilio de los Estil-les había sido decorado por Ana María Bonet, esposa del creador de las famosas sillas Butterfly, y allí solían recibir a otros jetsetters. Aquella época setentera de playa y sol marcó profundame­nte a Álex, quien no concibe un verano sin mar. Además de la de Hammamet, ha tenido casa en Ibiza y en Cuba.

Cuando Estil-les recuerda los buenos momentos vividos en Túnez le vienen a la cabeza los veranos junto a Bibiana Fernández y su exmarido, el cubano Asdrúbal. “Yo fui su padrino de boda y también lo soy del hijo de Asdrúbal. Hemos pasado muchas cosas juntos. Una noche estábamos en una terraza y empezó a llover tanto que nos empapamos. Terminamos comiendo pasta en casa de un vecino italiano”, comenta mientras añade que en Hammamet esta familiarid­ad entre residentes es posible ya que lo más normal es que Armani “se presente sin avisar en tu casa” recién atracado en el puerto con su barco.

Bibiana sigue siendo una habitual, al igual que Victoria Abril, quien suele acudir con sus hijos Martín, de 30 años, y Félix, de 28, fruto de su relación con el director de fotografía francés Gérard de Battista. “Son mis sobrinos y, por tanto, no es mi responsabi­lidad educarlos”, ríe al recordar el día que quiso emparejar a uno de ellos con una joven tunecina ante el asombro de su madre. Otra de las jóvenes habituales en los veranos de Hammamet es Luna, la hija de Rossy de Palma. “Es un gusto tenerlas cerca, porque cuando invitas a alguien a tu casa has de ir con cuidado”, reflexiona este gran anfitrión sobre la dificultad de la convivenci­a.

Estil-les disfruta especialme­nte cuando acude al mercado con su automóvil Mehari vintage para hacerse con las mejores viandas para sus invitados. La casa cuenta con tres personas de servicio habituales, más el personal de refuerzo que se une con eficacia cuando el número de invitados crece de manera inesperada. No es raro que aparezca la actriz Hiba Abouk con alguna de sus muchas primas o Loles León —“Siempre dispuesta a alegrar la vida”—, que hace reír sin parar. Mientras, el fotógrafo Carlos Puig, otro catalán universal, lo inmortaliz­a todo.

Uno de sus vecinos es el exministro francés Frédéric Mitterrand: “A veces cenamos con él. ¡Es cultísimo!”

Álex nos atiende desde Barcelona. Ha cambiado la magnífica terraza blanca de su casa de Hammamet por la de su residencia de la Ciudad Condal, donde cada tarde, desde que se declaró el estado de alarma, sale a aplaudir la labor de los médicos mientras su cóctel cosmopolit­an lo espera para el final de la ovación. Su sueño es viajar pronto a Túnez. “Es mi refugio. ¡Mi sitio favorito del mundo!”, comenta antes de despedirse. Allí se relaja y ejerce de anfitrión, su verdadera vocación.

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VENTANA AL MAR Imagen de una de las estancias de la residencia de Estil-les en Hammamet.
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