Objetivo: luz verde
La tecnología de consumo tiene entre manos un impacto negativo en todas las metas sostenibles, pero cada vez vemos más ejemplos de que es posible crear aparatos más respetuosos con el planeta.
La fabricación de nuestros aparatos más habituales e indispensables tiene un grave efecto sobre el planeta. La crisis climática y el relevo generacional han puesto a la industria tecnológica en un compromiso: adoptar prácticas cada vez más sostenibles sin dejar de satisfacer nuestras necesidades. Varias marcas de primera línea han convertido esa lucha en un emblema —Apple quizá es la que mejor comunica sus esfuerzos— y casi todas han encontrado un punto en común, el mismo que persigue la industria de la moda: la economía circular. El reciclaje de componentes o la elección de materiales que puedan aliviar la huella dos en uno de alto rendimiento, fabricados con hasta un 80% de materiales sostenibles y plásticos recuperados del océano. Las tabletas apuestan
Crosscall Core T4 por pelear contra la más molesta de las prácticas tecnológicas: la obsolescencia programada y la fragilidad de nuestros dispositivos. Su movimiento es ofrecer una tableta sujeta a los estándares más exigentes —los militares—, convirtiendo el aparato en algo tan útil como prácticamente indestructible, con tres años de garantía y la invitación a olvidarnos para siempre de las pantallas o carcasas rotas.
Para terminar, el ahonda Fairphone 3 en la última barrera: no es solamente el material utilizado —que también—, sino la forma de obtenerlo y fabricarlo. Este modelo es un móvil concebido para un mundo comprometido con el comercio justo.