DE JARDINES Y PERROS
Cuando se cumplen años de su nacimiento, repasamos las vidas de C. Z. Guest y de su hija Cornelia, íntima de Warhol y de David Lynch.
Existe un método infalible para no meterse en jardines, y es cultivándolos. Fue de hecho su afición a la jardinería la que mantuvo a lo suficientemente C. Z. Guest ocupada como para no entretenerse confiando sus secretos más íntimos a
y convertirse así en una Truman Capote de las protagonistas de Plegarias atendidas, el libro en el que el escritor traicionó a todos sus cisnes. “Mi madre me enseñó que para ser una dama tienes que ser una tumba”, reveló Cornelia, la hija de C. Z. —nacida Lucy Douglas Cochrane en 1920 en Boston, en una familia patricia de la costa este— en una entrevista que concedió en 2010 con un motivo muy concreto: anunciar la venta de Templeton, la casa familiar de 80 habitaciones en Long Island, por algo más de 11 millones de dólares. El precio incluía el retrato que hizo de su madre,
Salvador Dalí pero no uno suyo de Warhol.
Andy
Allí Cornelia creció rodeada de animales, entre ellos su tortuga Sócrates. Y en Templeton la pequeña, que ya de niña se vestía de Laurent, se hizo íntima
Yves Saint de Warhol con apenas cuatro años. El artista pop, el diseñador
Halston y el fotógrafo se convirtieron
Francesco Scavullo en sus “padrinos” en la noche neoyorquina, cuyos excesos esquivó gracias a la equitación, práctica que la obligaba a madrugar para los entrenamientos. Hoy, Cornelia, que actuó en 2017 en la continuación de Twin Peaks y adora a Lynch, es una aguerrida
David activista a favor de los derechos de los animales y ha escrito varios libros de humor y cocina.
Su madre publicó en 1977 First Garden, un volumen sobre su pasión ilustrado por y prologado por Capote,
Cecil Beaton de quien fue amiga hasta el final. Por cierto, el Cisne que cazó con
Franco y que vestía de y
Givenchy Mainbocher y amadrinó a también
Oscar de la Renta tuvo, como su hija en Studio 54, una etapa algo rebelde.
De joven actuó en Broadway con las Ziegfeld Follies y posó desnuda para
—la familia Guest tuvo Diego Rivera que comprar el cuadro, que colgaba de un bar en México, cuando C. Z. se casó en 1947 con
Winston Frederick en La Habana, en la Churchill Guest . Pero casa de —
Ernest Hemingway encontró la verdadera independencia entre esquejes y con una columna sobre el tema en The New York Post que llegó a publicarse en 350 periódicos. Lo dicho: no se meta en jardines.