Vanity Fair (Spain)

Una FLOR MUY CHIC

No era su favorita, pero Coco Chanel le debe tanto a la camelia como al ‘tweed’, a las perlas o al negro. Si usted ya conocía sus indudables virtudes como accesorio, espere a descubrir sus propiedade­s cosméticas…

- _P. S.

Ale gustaban las Coco Chanel cosas simples, los colores cálidos —del beige claro “como la arena húmeda de Deauville” al oscuro “de la tierra de la Auvernia de su infancia”—. Tal y como recoge

en Chanel íntima (Nerea), Isabelle Fiemeyer “le traían sin cuidado las fluctuacio­nes de la moda, creía en un estilo”. “El lujo es lo que no se ve” era su particular “el Diablo está en los detalles”, siendo estos una joya —cuanto menos discreta, mejor—, un aroma —salvo el de gardenia, su flor favorita, que le parecía demasiado floral— o una camelia blanca salpicando uno de sus célebres vestidos de gasa.

Es una especie de leyenda urbana lo de que la camelia era la favorita de Chanel. Lo que sí es cierto es que, como con el tweed, la adoptó del vestuario masculino —Marcel llevaba una en la chaqueta—

Proust y la convirtió en el logo oficioso de la maison. Pero no solo como ornamento. La camelia, esa flor sin aroma con la que la modista solía decorar su apartament­o en la rue Cambon, es desde hace un cuarto de siglo uno de los ingredient­es más preciados por la división cosmética de la marca. Y es que, además de sus propiedade­s estéticas —una chaqueta o un vestido no serán los mismos con una en la solapa—, esta especie oriunda de Asia posee indudables beneficios.

Hasta su nombre científico, Camellia japonica alba plena, suena prometedor. A partir de esta flor la maison ha desarrolla­do una serie de principios activos altamente hidratante­s que estimulan la producción de lípidos esenciales, esto es: los aliados que precisa la piel para hacer frente a los rayos UV, a la contaminac­ión y al estrés. El resultado es la línea Hydra Beauty y su nuevo tratamient­o estrella: la mascarilla Hydra Beauty Camellia Repair Mask. Perfecta para reparar e iluminar después de, por ejemplo, un viaje. Cuentan que Chanel era capaz de trabajar hasta ocho horas seguidas sin parar. Entraba en trance. Segurament­e esta gama de cuidado le habría resultado tan imprescind­ible como sus perfumes favoritos —Cuir de Russie, Nº 19 o Nº 5—, con los que impregnaba su ropa interior, sus trajes sastre… y hasta el fuego de la chimenea.

Arriba, camelias que cultiva La Recherche Chanel para sus tratamient­os de belleza. Coco y el coreógrafo Serge Lifar, en 1937. Hydra Beauty Micro Sérum, Hydra Beauty Camellia Repair Mask e Hydra Beauty Micro Crème de Chanel.

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