LO QUE EL AÑO PASADO ME ENSEÑÓ
Como ya es tradición, comparto con ustedes todos esos pensamientos, ideas y frases que se convirtieron en mis preferidos del 2020. He aquí, pues, el resumen de mis aprendizajes de un año que, sospecho, pocos olvidaremos.
Desde hace tiempo voy apuntando ideas, notas, consejos y frases que me gustan, o que me repito a mí mismo sin parar, en unas fichas rayadas que compré en cantidades industriales. Las meto luego en una caja o las voy dejando por casa para encontrarme con ellas pasado un tiempo. Las releo cuando me aburro o cuando busco inspiración. A veces se las regalo a algún amigo, a veces las comparto en Twitter, a veces me sirven para desarrollar otras ideas, a veces no entiendo ni lo que puse. Pero siempre me ayudan. Esto es lo que aprendí en 2020.
Abraza tus rituales. Empieza un diario. Sigue escribiendo a mano. Cree en la extraña poesía de las cosas vulgares. La victoria tiene cien padres, la derrota es huérfana; no seas de los que siempre corren en auxilio del vencedor. Rodéate de personas inteligentes que te lleven la contraria: lo importante es el conflicto de ideas. No hay honor en las batallas cosméticas. Jamás regales un solo libro a una pareja: a nadie le gusta sentirse un pack. No te tomes todo tan en serio. A ti mismo, para empezar. Come picante. Lee a
Frank O’Hara ya Guerriero. “Deberías
Leila teñirte el pelo y tapar un poco esas canas”, le dijo ninguna mujer a ningún hombre. Una pregunta puede revelar más de ti mismo que la opinión más incendiaria. Todo es intención y obstáculo. Reconoce a esas personas que parecen existir solo para beneficio de extraños. “La admiración enriquece mucho más que la reticencia, y solo el que ha admirado mucho, el que lo ha admirado todo, lo bueno y lo malo, lo favorable y lo adverso, se encuentra más tarde con tesoros que irá depurando” (Umbral). Vuelve a Wilder. No tengas
Billy miedo a los comienzos imperfectos, recuerda lo que decían de los Sex Pistols: “Les vi tocando y eran terribles; solo quería subirme al escenario y ser terrible con ellos”. Ir siempre en contra de la mayoría no es pensar por ti mismo. Usa la soledad como una llave de judo: utiliza su fuerza contra sí misma. Que se pueda reclinar no quiere decir que se tenga que reclinar. Todos los problemas parecen distintos después de un paseo. Sosiégate, acomódate a la fugacidad de los instantes, al vaivén de la vida, que el ser humano es ondoyant, como decían
Michel de Montaigne,
Josep y Pla Salvador Pániker.
La vista del otro lado del seto siempre es parcial. “Estamos embarazados” es una frase que pide cárcel. Paciencia, valor, alegría. No seas revanchista y vengativo en redes con bares, restaurantes y tiendas. Perfecciona tu café. Nunca olvides que se puede fracasar cayendo hacia arriba. Viajar también es encontrarse una tarjeta de embarque como marcapáginas en un libro o el ticket de un museo en el bolsillo del abrigo. El 90% de los conductores creen que son mejor que la media; sé de ese 10% en la carretera, en la vida. La mejor idea siempre gana, da igual de dónde venga. No quieras salir en la foto. Si algo te ofende, admite que es verdad. No cuelgues a todo lo que hagas la etiqueta de tus largas horas de trabajo: que hable por sí mismo. El cliente no siempre es el que paga. No, la pandemia no es un mensaje de la Madre Tierra; el universo, por suerte, solo nos muestra una indiferencia ciega y despiadada, lo demás es superchería barata.
Alex elogiando los cuadros Katz de Hockney: “No son pretenciosos. No hay ira. No hay una masculinidad forzada. No hay una solemnidad impostada”. Recuerda que en los setenta los intelectuales en Italia rechazaban el color en la televisión y defendían el blanco y negro: siempre va a haber quien encuentre negocio estando en contra de cualquier avance. A veces es bonita la plata sin bruñir. Sé grácil y robusto. “Tenemos que estar en TikTok” no es ninguna estrategia. Cambiar de opinión está infravalorado: “Prefiero quedar como un hipócrita a ser la misma persona para siempre” (Adam Yauch, de Beastie Boys). Sensibilidad y personalidad. La mayoría de nuestros lamentos son actos de omisión, las cosas que no intentamos, el camino que no recorremos; como decía
Ray Loriga, “ese miedo a todos los destinos que conocerán los trenes cuando uno ya no está dentro”.
Adapta tus expectativas al lugar en el que te encuentras. Un “buen trabajo”, sincero y sentido, le puede cambiar el día y la semana a alguien. Antes morir que pedir explicaciones por un unfollow. El silencio enseña. No pidas perdón por contestar tarde un whatsapp o un mail. “En lo que hagas, tu desesperación tiene que ser mayor que tu miedo. Tu hambre, tu ambición, tu deseo tienen que ser más grandes que el miedo al ridículo. Esa es la ecuación del éxito” (Bruce Springsteen). Comparte lo que lees.
“VUELVE A BILLY WILDER”
La actriz Audrey Hepburn junto a los directores y productores Billy Wilder y William Wyler en el set de la película
Sabrina.