LABERINTO de PASIONES
EL PRADO INAUGURA EL PRÓXIMO 2 DE MARZO SU PRIMERA GRAN EXPOSICIÓN DEL AÑO, DONDE LA MITOLOGÍA GRIEGA ABRE LAS PUERTAS A LA SENSUALIDAD Y AL DEBATE SOBRE CÓMO PERCIBIMOS HOY EL CONTENIDO DE ESTAS ESCENAS.
No era fácil pintar desnudos en el siglo XVI, y sin embargo había que hacerlo. Según la moral de la época, la carne llama al pecado, pero al mismo tiempo existía una amplia demanda de piel expuesta entre reyes y otros coleccionistas. Aunque fuera para decorar sus estancias privadas. Y, como toda demanda crea su oferta, los mejores pintores, de
al Veronés, se pusieron a Tiziano ello. Luego, en el Barroco, el testigo lo tomaron Rubens, y
Poussin Velázquez, entre otros. Todos tenían una excusa: no pintaban mujeres desnudas, sino escenas de la mitología griega.
En Pasiones mitológicas, el Prado exhibe del 2 de marzo al 7 de julio una treintena de obras maestras pintadas por estos artistas, la mitad cedidas en préstamo por otras instituciones y las otras pertenecientes a la colección del museo. El plato fuerte son las “poesías” que Tiziano realizó por encargo de entre 1551 y 1562, seis cuadros
Felipe II mitológicos que se reúnen en España por primera vez desde el siglo XVII. El hijo de ha pasado
Carlos V a la historia como un rey muy religioso, pero eso no le impedía disfrutar en privado de la apoteosis carnal. Por ejemplo, de un Venus y Adonis donde la diosa se muestra completamente desnuda, de espaldas, tratando de retener al efebo. Veronés pintaría años más tarde una versión algo más recatada de esa escena de las Metamorfosis de Ovidio, que Velázquez adquirió para IV, fiel seguidor de las
Felipe costumbres familiares.
Abundan las dobles versiones de la misma historia, como ocurrió con Diana y Acteón: para el rey español, Tiziano captó el momento en el que él la sorprende a ella desnuda, pero después volvió a este tema para pintar la venganza de Diana matando al joven con una flecha. Hoy podemos ver con otros ojos muchas de esas escenas en las que mujeres y diosas son a menudo raptadas y sometidas a abusos. Definitivamente, son otros tiempos.