LA ISLA DE LAS VANIDADES
La princesa Smilja Mihailovitch creó el primer desfile de moda ibicenca Adlib, que en mayo cumple su 50º aniversario. Recordamos la historia de una mujer libre que se codeó con la élite balear y demostró que en la isla la fiesta y el buen gusto pueden convivir.
La noche en que se celebró el primer desfile de moda ibicenca Adlib fue probablemente una de las pocas en la que la isla se quedó en silencio. En el front row, personalidades como la actriz Ursula o el cantante fueron testigos Andress Julio Iglesias de la presentación de este estilo al mundo. “Recuerdo que hubo 20 diseñadores y muchas modelos, algunas profesionales que vinieron de fuera y otras chicas de la isla”, evocaba la exmodelo en 2017 al Periódico de Ibiza Olive Colomar sobre la primera edición celebrada en 1971, en la que fue debutante. “Vinieron revistas internacionales y tuvo muchísima repercusión”. Este año, en su 50º aniversario, la pasarela se celebra de forma virtual debido al COVID-19, muy lejos de la pomposidad de sus inicios. Un evento que debe su creación a un personaje de la realeza rodeado de misterio: la princesa Smilja. Mihailovitch, su fundadora, llegó a Smilja la pitiusa a finales de los sesenta. Nacida en 1918 como Dory Osjecani en la actual Yugoslavia, creció en el seno de una familia numerosa, de cuatro hermanas y dos hermanos. Su padre, un profesor y sacerdote ortodoxo de clase media, se preocupó por conferir a sus hijos la mejor educación posible ante la vorágine política que asediaba el país. Ella se formó como periodista, aprendió siete idiomas y comenzó a relacionarse con las juventudes comunistas. Incluso en la obra Las siete vidas de la princesa Smilja, de Cirjanic,
Gordana se relata cómo fue apresada por los nazis en un campo de concentración cerca de Florencia. Smilja vivió en su país hasta que las tropas de Hitler tomaron Belgrado. Fue en 1941, tras sufrir el acoso de un oficial alemán, cuando decidió abandonar su ciudad. Así comenzó un intenso periplo por Europa, pasando largas temporadas en Londres y París, en la que conoció a los dos amores de su vida. El primero fue el rey de Yugoslavia, con quien
Pedro II mantuvo un affaire a escondidas de su esposa, la reina
Alejandra Grecia. A modo de agradecimiento por su lealtad y cariño, de el monarca le otorgó el título de princesa. El segundo gran hombre de su biografía fue un diplomático yugoslavo, cuyo nombre no trascendió. De él tomó su apellido, Milhailovitch, y juntos residieron a orillas del Mediterráneo.
Mientras tanto en España se vivían los últimos coletazos del franquismo y los hippies invadían las Baleares abanderados con su movimiento de paz y amor. Una filosofía que rápidamente caló en la vida y vesti
menta de los isleños. Fue entonces cuando Smilja, una mujer de gran gusto y carisma, aterrizó en el lugar y comenzó a moverse por las altas esferas ibicencas. Su marido se volvió a Londres y ella, como divorciada alegre, se dedicó a conocer costumbres de los locales, entre ellas, beberse las noches vestida de payesa en la discoteca Ku con personalidades como la princesa Baviera, la
Tessa de modelo o el director de cine Naty Abascal
(quien se compró una casa Roman Polanski en Roca Llisa animado por la royal). De repente, en una de sus tantas noches de fiesta, Smilja tuvo una revelación: ¿y si damos a conocer el estilo y la buena vida ibicenca a todo el mundo?
Smilja fue amante del rey Pedro II de Yugoslavia, quien le otorgó el título de princesa
Con ayuda de sus amigos, gente como el político Sáez, casado con la princesa Miguel García Sicilias; el empresario hotelero Inmaculada de Borbón Dos Colomar, esposo de la citada modelo Olive José Moody; y Franco, la hermana del caudillo, empezaron a dar Pilar forma a la idea. Querían encarnar la atmósfera balear y reivindicar el trabajo de los artesanos ibicencos con vestidos y trajes de baño que hablasen de libertad. “Como su nombre indica, Ad libitum, es una moda al gusto de cada cual”, contaba Inmaculada de Borbón al periódico ABC en 1972. “El lema es: ‘Viste como quieras pero hazlo con gusto’ y su objetivo es dar a conocer al mundo Ibiza y toda su riqueza artística”.
La pasarela se convirtió en un referente internacional. Aquellos que veraneaba en el paradisíaco destino sabían que la semana de la moda Adlib era un gran evento y también el preludio de sus merecidas vacaciones.
Sobre su escenario desfilaron personalidades de todo tipo como la actriz Mónica Randall, el presentador Jesús Vázquez, la socialite Paris Hilton y la polifacética Ana Obregón. Siempre aplaudidos desde las gradas por el público más selecto, como Montiel, Raphael, Sara Domingo, o Gala. Plácido Gina Lollobrigida Antonio Una tarde de miércoles, mientras se vestía para asistir a un evento relacionado con Adlib, Smilja falleció sin descendencia en su casa de Ibiza. Tenía 76 años. Fue entonces cuando el Consell Insular d’Eivissa tomó las riendas de la firma. La frescura y originalidad de antaño se mantienen vigentes gracias a su dirección y al trabajo de los diseñadores locales como
Tony o Pomar, que siguen confeccionando cada año Bonet Elisa bajo los pilares que fundaron Adlib: la libertad, la tradición isleña y la internacionalidad. Las luces que iluminaron hace 50 años la pasarela se vieron mermadas el pasado 2020 por la pandemia. Sin embargo, los directores de Adlib no han renunciado a compartir en su 50º aniversario su arte con sus admiradores, demostrando que Ibiza, aunque menos movida que hace unos meses, sigue siendo el espíritu de la fiesta.