Vanity Fair (Spain)

UNA JOYA MUY PARTICULAR

Su origen se remonta a una joyería de la plaza de San Marcos en la década de los treinta del siglo XX, aunque Shakespear­e ya había puesto de moda al personaje en Otelo. El broche Moretto, hoy denostado por algunos, es símbolo de clase y distinción.

- POR PATRICIA ESPINOSA DE LOS MONTEROS

Por qué se ha podido molestar algún miembro de la familia real inglesa con esta sofisticad­a joya que hizo furor a mediados del siglo XX? Un Moretto es la imagen de un príncipe oriental y simboliza la historia de Venecia, la ciudad que en su día fue la república más rica, reina del Adriático y del Mediterrán­eo, de la libertad y hoy reina de la estética y símbolo de Europa.

Pero con él, con este broche, se inició injustamen­te el gran escándalo. La ocasión fue el almuerzo de Navidad de 2017 en Buckingham, al que el

asistiría acompañado príncipe Harry por su entonces novia, la guapísima actriz afroameric­ana

Meghan Markle. La princesa de Kent, tía del novio, decidió ponerse un Moretto en su solapa, como hacía en muchas ocasiones, pues es una de sus joyas más apreciadas. Y entonces estalló la prensa americana, acusando a la familia real inglesa de racista.

El que mejor puede explicar la historia de esta pieza, inicio de la polémica, es mi amigo Alberto, joyero y veneciano, de los pocos que quedan diría yo, pero además esquiador y navegante (ha participad­o varios años en la copa Louis Vuitton con El Moro de Venecia y nadie lo ha acusado de nada). Su joyería, la más emblemátic­a del mundo, se llama Nardi y está situada en la plaza de San Marcos, ocupando cinco arcos junto al café Florian y justo enfrente del histórico Quadri. Alberto, que es historiado­r y gemólogo, culto y apasionado por su trabajo y su ciudad, vive en la antigua casa familiar que su abuelo adquirió junto a un canal y le encanta perderse por las calles y placitas, cruzar en el traghetto el Gran Canal para llegar a la Punta della Dogana, cazar patos en la laguna o acercarse a Burano fuera de temporada para tomar un buen pescado. Y no duda en contarnos la historia y el por qué de esta joya icónica, favorita de las personalid­ades más famosas.

Así nos dice que la fascinació­n por los Moretti empezó después de la Segunda Guerra Mundial. Ya antes

Giulio Nardi, su abuelo florentino afincado por amor en la ciudad de los canales, había realizado alguno en 1930.

En Venecia lugar de comerciant­es muy ricos, era normal el trato con turcos y con otomanos y tenían muy claro que preferían comerciar con ellos que pelear en su contra. Cuentan que en tiempos remotos, los turcos llevaban un pendiente en la oreja para poder pagar, en caso de naufragio, su pasaje de vuelta. Y

Shakespear­e lo había puesto de moda en el XVII con su Otelo. Así que Nardi decidió hacer una reinterpre­tación del personaje y creó una joya muy Gatsby, sofisticad­a y rica, a medida, según los gustos de cada uno, con cabeza de ébano o de ámbar mientras que el turbante y ropajes eran de oro y de piedras preciosas.

Gustó tanto, que en los cincuenta le empezaron a llover encargos de los más famosos y ricos del mundo que tras la guerra visitaban la ciudad sin parar: de la coleccioni­sta

a la socialite Peggy Guggenheim Hutton, o el

Barbara escritor y

Ernest Hemingway sus amigos, entre los que se encontraba el fotógrafo

Slim Aarons, y el extravagan­te multimillo­nario Beistegui;

Charlie y fue tal la pasión por las joyas de Venecia que el Herald Tribune alababa en septiembre de 1955 los Ciondoli venecianos y Vanity Fair hizo un número de moda dedicado a Venecia y a las emblemátic­as joyas de Giulio Nardi en julio de 1957.

Aquella época fue esplendoro­sa y para las actrices que se asomaban por el festival de cine era obligada una visita a la joyería de San Marcos para comprar esta pieza personaliz­ada. Ningún Moretto era igual y lo llevaron también princesas y reinas como

Paola de Bélgica, España, Sofía de Grace

o la Elena, de Mónaco infanta actrices como Vreeland,

Diana o o Liz Taylor Marilyn Monroe empresaria­s y modelos como

Álvarez, Nieves Alicia Koplowitz

o Aguirre. Esperanza

Todas lo lucen orgullosas.

Patricia Espinosa de los Monteros alerta a los ‘ fashionist­as’ del mundo: “Ojo a lo que está tramando mi amigo Alberto. Os va a encantar”.

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