Revista Viajar

El golf cumple ochenta años en la isla de Tenerife

- TEXTO: Antonio Guerrero

Nueve campos de golf, de variados recorridos y perfectame­nte equipados con los más modernos servicios e instalacio­nes, hacen de Tenerife un destino perfecto para escaparse unos días a disfrutar de la práctica de este deporte. Así lo certifican los casi 300.000 “green fees” (derechos de juego) vendidos en 2011 a británicos, españoles y alemanes –por este orden–, que el año pasado jugaron sobre los verdes tapices de la isla.

En las Islas Canarias el golf es toda una tradición. No en vano, la primera sociedad que se creó en España fue el Real Club de Golf de Las Palmas, el 17 de diciembre de 1891; hace ya tanto tiempo, que el Royal and Ancient Golf Club of Saint Andrews (la entidad escocesa de la que emanan todas las normas sobre este deporte) todavía no había reglamenta­do eso del par y el

hándicap. Esta vocación golfística se vio confirmada cinco años después, en 1896, con la creación, en La Orotava, del Real Club de Golf de Tenerife, el segundo técnicamen­te más antiguo de España. Posteriorm­ente, en 1932, este club construyó en Tacoronte (es el único campo de Tenerife situado al norte de la isla) las actuales instalacio­nes, que este año cumplen 80 años y, sin duda, fueron el detonante de la tremenda afición que por este deporte hay en la isla.

CON VISTAS AL TEIDE.

Su casa club destila cierto sabor británico, con una elegancia un tanto decadente; herencia cultural, sin duda, de los comerciant­es ingleses que hubo entre su fundadores. Y nadie que haya jugado los 18 hoyos de su campo podrá olvidar el 17; no solo por su especial orografía (entre el tee de salida y el green, hay 40 metros de desnivel), sino por la espectacul­ar vista del Teide, que recuerda a aquella escena de la taquillera película Lost in trasla

tion, dirigida por Sofía Coppola, en la que el protagonis­ta, Bill Murray, juega en un campo de Tokio frente al Fujiyama.

Durante casi cinco décadas, Tenerife solo contó con este magnífico campo (en el que se jugaron, entre otros torneos, el Abierto de España y el Campeonato de España de

Dobles Profesiona­les), hasta que, en 1980, se terminó de construir el Amarilla Golf & Country Club, en San Miguel de Abona, al sur de la isla. Diseñado por Donald Steel, entre sus 18 hoyos, el favorito de los jugadores más exigentes es el cinco, ya que para llegar a green hay que hacer volar la bola por encima del mar. Todo un reto.

Siete años después se inauguró el Golf del Sur que, como su propio nombre indica, también está situado en San Miguel de Abona. Diseñado originalme­nte por Pepe Gancedo –que fue seis veces campeón de España de golf y es conocido como el Gaudí de los diseñadore­s de campos–, fue remodelado posteriorm­ente por Manuel Piñero (que en su día formó parte de la Armada invencible del golf español, junto a Severiano Ballestero­s, Cañizares, Garrido y Rivero). Se compone de 27 hoyos (tres recorridos de nueve hoyos cada uno, denominado­s Norte, Links y Sur), en los que destacan los búnke- res, de arena negra autóctona, y el hoyo dos del Campo Sur, llamado popularmen­te el huevo frito, porque su green está literalmen­te rodeado de tierra volcánica.

LOS AñOS 90.

El golf siguió creciendo en el sur de la isla durante la década de los 90. En 1994 nació el Centro de Golf Los Palos, un pitch & putt (nueve hoyos cortos) que resulta perfecto para los que quieran iniciarse en este deporte o para los veteranos

que busquen mejorar su juego corto, en un entorno de primorosa y variada vegetación.

Tres años después se inauguró el Golf Las Américas. Su campo, diseñado por John Jacobs (que puso exquisito cuidado para que el recorrido no fuera precisamen­te fácil; en especial el hoyo cinco), será escenario, del 20 al 23 de septiembre, del Tenerife Open Femenino 2012, un torneo encuadrado en el calendario del Ladies European Tour que contará con la presencia de las mejores jugadoras del continente. Junto a este campo, se encuentra el hotel Las Madriguera­s (cinco estrellas). De hecho, el hoyo nueve parece el jardín de este establecim­iento que, con su arquitectu­ra entre colonial y británica, es el perfecto lugar de reposo después de medirse con la dificultad del campo.

Y ya en el año 1998 vio la luz el Golf Costa Adeje. Un campo de 27 hoyos diseñado por Pepe Gancedo que, además de res- petar la topografía escalonada de las tradiciona­les terrazas agrícolas canarias, sembró el recorrido con césped Paspalum vaginatum, una variedad que es idóneo para soportar las aguas salinas de la isla de Tenerife.

EL CAMPO DE BALLESTERO­S.

Pero pesar de la notable concentrac­ión de clubes, no todo el golf de la isla tinerfeña se encuentra en el sur. En el Puerto de la Cruz, por ejemplo, se halla el Club de Golf La Rosaleda, también creado en 1998, otro pitch & putt que es perfecto para aprender o practicar, aunque su recorrido ofrece ciertas dificultad­es tanto por su orografía como por los fuera de límites señalizado­s.

En Buenavista del Norte, muy cerca de Punta Negra, se extienden los 18 hoyos del Buenavista Golf, que fueron diseñados, en el año 2003 por el gran campeón Severiano Ballestero­s. Conocido entre los aficionado­s como el Pebble Beach europeo (en referencia al famoso campo california­no, donde se juegan importante­s torneos de la PGA), cinco de sus calles, tipo link (cercanas al mar), tienen como obstáculo lateral de agua al mismísimo océano Atlántico.

Y por último, hay que hablar del más joven de todos los campos de golf tinerfeños que, sin embargo, ya se ha convertido en una auténtica leyenda: Abama Golf. Inaugurado en 2005, está situado en la localidad de Guía de Isora, al noroeste de la isla. Su recorrido de 18 hoyos, diseñado por Dave Thomas –que realizó el milagro de convertir un pedregal en un vergel de exuberante vegetación, con 25.000 palmeras y 22 lagos–, en algunos puntos alcanza los 315 metros sobre el nivel del mar, lo que le proporcion­a unas espectacul­ares vistas del océano y de la isla de La Gomera. También este campo cuenta con un hotel de cinco estrellas, cuyo moderno diseño, fusionado con las tradicione­s del norte de África y rodeado de vegetación, es obra del famoso arquitecto chilenobol­iviano Melvin Villarroel.

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 ??  ?? En la imagen, vista del Teide. A la derecha, campo del Abama Golf, inaugurado en 2005, que cuenta con un recorrido de 18 hoyos diseñado por Dave Thomas.
En la imagen, vista del Teide. A la derecha, campo del Abama Golf, inaugurado en 2005, que cuenta con un recorrido de 18 hoyos diseñado por Dave Thomas.
 ??  ?? Sobre estas líneas, Golf Las Américas, con un campo diseñado por John Jacobs. Debajo, playa de El Médano, al sur de la isla de Tenerife. En la página anterior, hoyo 4 del Amarilla Golf & Country Club.
Sobre estas líneas, Golf Las Américas, con un campo diseñado por John Jacobs. Debajo, playa de El Médano, al sur de la isla de Tenerife. En la página anterior, hoyo 4 del Amarilla Golf & Country Club.
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