SABORES ORIENTALES Y BUENOS VINOS
La cocina chipriota sigue la tradición oriental del mezé, que consiste en sacar a la mesa no menos de una docena de tapas con algunas de las viandas favoritas: moussaka (lasaña de berenjena), haloumi (queso fresco) a la plancha,
kebabs (brochetas especiadas), keftades (tipo de albóndigas), hummus (pasta de garbanzo), pulpo, calamares, pescaditos fritos, ensaladas varias (con yogur y menta, de pepino, de tomate y lechuga...). El plato principal puede consistir en pilafs (arroces), bourekia (empanada rellena de queso fresco, salada o dulce), cordero, pollo, pescados (no tan buenos como cabría esperar: las aguas chipriotas son demasiado cálidas y saladas, con poco plancton). Los dulces denuncian su raíz oriental: baklavas, lukumades (especie de buñuelos) y otras fruslerías comunes a todo Oriente Próximo. Hay vinos buenos y cuidados, sobre todo en la zona de Limassol y Lefkara; el
commandaria es un vino generoso, herencia de los Cruzados. El café se sirve a la manera griega: hay que pedirlo glykós (viene muy azucarado), métrios (semidulce) o skétos (sin azúcar). El desarrollo turístico ha hecho que sean numerosos los restaurantes de todo tipo de cocina –árabe, china, india, rusa, europea– y de cualquier categoría. El estiatorion es el restaurante más formal (y caro) y la taverna es más popular y asequible.