Bajo el signo del Ave Fénix.
Olivier Rousteing resucita la línea de accesorios de Balmain indagando en el legendario pasado de la casa francesa.
Vuelven los accesorios de Balmain.
No se puede encarar el futuro sin tener en cuenta el pasado. Una premisa que Olivier Rousteing (Burdeos, 1985) ha tenido muy presente desde que llegó hace siete años a la firma fundada por Pierre Balmain en 1945. Tras un periodo como asistente de Christophe Decarnin, que abandonó abruptamente la marca tras una sonada crisis de ansiedad, ascendió al puesto de director creativo con solo veinticinco años. Algo que no le ha impedido consolidar un estilo para la casa francesa tan representativo como exitoso, basado en un potente barroquismo combinado con provocativos acordes rock. «He crecido con la marca, lo que me ha ayudado a entender su naturaleza. Siento que hemos madurado en paralelo, descubriendo una identidad común», cuenta. Relanzar una colección de accesorios era el siguiente paso en su hoja de ruta. «No quería apresurarme porque el diseño de complementos es algo que me impone mucho respeto. Nuestra intención ha sido la de llevar el concepto de la costura y la artesanía de nuestras prendas a este campo», asegura.
El resultado de este renacimiento, que sorprende por su extensa variedad, se diversifica a través de tres familias que abarcan bolsos, zapatos y joyas tanto para hombre como para mujer. «La línea Renaissance es la que hace una alusión más clara a este nuevo comienzo, representada por una antigua moneda dorada que decora todas las piezas», afirma.
Donde la historia de Balmain se hace patente es en Le 44, en referencia al número de la calle François Premier, donde ha estado su taller de costura parisino desde el comienzo, y Domaine, que ejemplifica esa retroalimentación que Rousteing encuentra entre lo tradicional y lo moderno. Un efecto que logra a través del uso de tachuelas de aire punk sobre cuero negro y largas borlas de flecos que se asemejan a las que colgaban de los llaveros de los hoteles parisinos del siglo XIX. «Es la mejor combinación que hay. Cuanto más estudio nuestros archivos, más claro tengo cómo debemos evolucionar. La labor actual de los diseñadores ya no es tanto la de crear como la de reinventar», resume.