Fundido a negro.
Mientras los artistas Anish Kapoor y Stuart Semple se pelean por ‘el negro más negro’, la moda se rinde a un color que –decían– no es para el verano. Una exposición y diversos diseñadores dan fe de que el idilio, tanto en la pasarela como el arte, cuenta
La batalla por este color.
El negro siempre ha sido un tema recurrente en las revistas de moda. Periódicamente, incluso se busca un nuevo tono que lo releve, pero la fascinación que genera parece imposible de superar. Así que esta temporada no hay otra opción: habrá que hablar (y mucho) de él. Un buen número de firmas han apostado de forma llamativa por este color en sus colecciones para este verano: Christian Dior, Saint Laurent, Isabel Marant, Dries Van Noten… Y, además, la exposición Balenciaga, L’oeuvre au noir, que acoge el Museo Bourdelle (bourdelle.paris.fr) hasta el 16 de julio, y la batalla que libran los artistas Anish Kapoor y Stuart Semple, enzarzados por ‘el negro más negro’, han hecho del debate algo ineludible.
El idilio entre la moda y el negro cuenta con una larga historia. Coco Chanel fue la pionera, Balenciaga uno de sus grandes defensores, y durante los años ochenta, los diseñadores japoneses (Yohji Yamamoto, Rei Kawakubo…) redactaron los votos de un matrimonio que aún hoy continúa de luna de miel. «Para Balenciaga, era un medio que le permitía depurar al máximo las formas y proporciones. En sus últimas colecciones, vemos una renuncia al color y a cualquier otro artificio con el fin de conservar simplemente la esencia de los volúmenes», explica Véronique Belloir, directora de alta costura del Museo Galliera y comisaria de la exposición en curso sobre el genio español. «El negro le permitía trabajar sobre las texturas, los relieves, los contrastes… Y también revela la sensibilidad y raíces del modisto. La dualidad entre luz y sombra inherente a cualquier forma de expresión artística en España», sigue.
En los años noventa, fueron numerosos los diseñadores que tomaron el relevo en esta línea de trabajo, forjando además la imagen del diseñador eternamente vestido de negro. «Me di cuenta de que llevar colores y estampados era algo que me distraía mucho a la hora de diseñar», afirma Diane Pernet (ashadedviewonfashion.com), una de las voces más autorizadas del mundo de la moda en la actualidad. «Así que al igual que Martin Margiela o Givenchy habían decidido vestir siempre de blanco, nosotros apostamos por el negro. Y yo nunca lo he abandonado», continúa.
Lo que pocos saben, sin embargo, es que el negro no es un color único, sino que tiene un sinfín de matices. «Hay casas que cuentan con varios tonos de negro porque cada país tiene sus preferencias. En el sur de Europa se prefiere uno más rojizo, y en el norte uno más azulado», cuentan los diseñadores de Shoop (shoopclothing.com). A los artistas, estas sutiles diferencias dentro del color tampoco se les han escapado, y precisamente a raíz de que Anish Kapoor (Bombay, 1954) patentase el Vantablack, conocido como ‘el negro más negro’ (su estructura de nanotubos de carbono le
«Hay firmas que cuentan con varios tonos de negro porque cada país tiene sus preferencias. En el sur de Europa los prefieren más rojizos» 1969, HENRY CLARKE, VOGUE USA, JUNIO.
permite absorber el 99,96 % de la luz), para su uso exclusivo, se desató una de las batallas más mediáticas de los últimos tiempos. Con la comunidad artística indignada, el hashtag #sharetheblack (comparte el negro) inundó las redes sociales a mediados de 2016, y el también artista Stuart Semple (Bournemouth, 1980) no dudó en responderle patentando ‘el rosa más rosa’, color que puso a disposición de todo el mundo a excepción de Kapoor. Pero este no tardó en conseguir el pigmento y desafiar a su colega a través de Instagram. «Todo esto me parece ridículo. En el colegio te enseñan a compartir tus pinturas y a hacer amigos. Me da pena que alguien se guarde un color solo para él, estará muy solo», cuenta Semple, que acaba de ganar la última batalla de esta guerra cromática al presentar el Black 2.0., un negro prácticamente igual de oscuro que el de Kapoor pero más fácil de usar (el Vantablack requiere de técnicas muy complejas) e inodoro (sí, el anterior tiene cierto olor). Es decir, un negro mejor y a disposición de todos. Pero la cotización del primero como artista no ha dejado de crecer. «Entiendo todo esto como parte de un juego industrial. La obra de arte, tradicionalmente, se fundamenta en lo único, en lo exclusivo», explica la crítica de arte Estrella de Diego. «Detrás del Vantablack hay un importante valor comercial, esas obras están teniendo mucho interés entre los coleccionistas; no se pueden reproducir, eso las hace muy especiales», confirma la asesora Sofía Urbina (artadvisoryservices.org). Los coleccionistas, por su parte, se muestran encantados con todo este movimiento. «Todos nos alegramos cuando se descubre un pigmento nuevo, el abanico de opciones que se abre ante los artistas es inmenso», cuenta Ronald Harrar, uno de los principales coleccionistas de obras de Kapoor. «Tenemos muchas ganas de empezar a ver los resultados creativos del nuevo negro de Semple. Y yo estoy deseando ver la obra Descenso, un remolino de
Vantablack que están a punto de instalar en Brooklyn».
La ‘compra’ de pigmentos, sin embargo, no es algo nuevo. Basta recordar a Yves Klein y su famoso azul, que nadie pudo usar hasta su muerte, en 1962. «Lo que hace tan especial este caso es el revuelo que se ha formado, pero hay muchos artistas que nos han encargado colores para su uso exclusivo», afirma David Kremer, de la fábrica de pigmentos homónima (kremer-pigmente.com). «Y no será el último que aparezca, considerando la cantidad de recursos técnicos que hoy existen, las posibilidades son casi infinitas. Nosotros mismos hemos desarrollado un negro propio para el artista Tobias Rehberger», continúa.
Ahora, solo queda saber si estos ‘supernegros’ tendrán su reflejo en el mundo de la moda. «El Vantablack no puede utilizarse en tejidos porque tiene una aplicación muy compleja: el pigmento en sí no es nada revolucionario, lo es la manera de ‘colocar’ sus nanotubos, todos en vertical, para que absorban por completo la luz. Pero los avances son casi diarios, así que aparecerán otros que sí puedan ser usados», cuenta Kremer. Estaremos alerta.