EL ARMARIO DE ‘SIR’ ELTON.
Alessandro Michele se inspira en el músico inglés para su colección de esta temporada.
Su música y su estética formaron parte de la banda sonora y el imaginario de los 80. Ahora Elton John abre su archivo de vestuario a Alessandro Michele para inspirar su colección de primavera y habla con Vogue de por qué Gucci es la marca que los millennials desean.
L os Ángeles, 25 de agosto de 1970. Un músico británico de 23 años da su primer concierto en Estados Unidos. Dos días después, Los Angeles Times publica el veredicto del crítico Robert Hilburn: «La noche del martes en el Troubadour fue solo el comienzo. Va a ser una de las estrellas más grandes e importantes del rock». Los cinco dólares de su entrada contenían, como apuntaría décadas más tarde Rolling Stone al señalarlo como uno de los 20 conciertos más importantes del rock, un pedazo de historia. A pesar de su juventud, Elton John (nacido Reginald Kenneth Dwight; Pinner, 1947) atesoraba ya una pequeña colección de hits, como Your
Song y Take Me to the Pilot. Pero con su perfecta fusión de sensibilidad pop, entusiasmo a lo Jerry Lee Lewis y brillan- te estética –camisa y botines con estrellas, peto acampanado y gafas grandes, en esa primera noche haciendo las Américas–, su discurso se amplificaba avanzando el advenimiento del glam. Con ayuda de la moda, la música sería entonces más espectáculo que nunca. «Me siento muy afortunado de haber sido compositor y artista en los años setenta», explica el propio músico. «Fue una década de una explosión de creatividad sin precedentes. Había mucha más individualidad, revolución, optimismo y esperanza». T oda la década de protestas que culminaría en mayo de 1968 había dado lugar a la détente, el deshielo de la Guerra Fría; conduciría al final de la Guerra de Vietnam y subrayaba el ansia de libertad. Los movimientos feministas y a favor de los derechos de los homosexuales encumbrarían, en esos años, a figuras como Kate Millet y Harvey Milk. Pero a la vez, la crisis económica más grave desde la Gran Depresión dispararía la tasa de desempleo a nivel global. Las extravagantes modas del glam y el disco iluminarían la escena. Era la batalla del glit
ter contra la energía. Ahora, como entonces, es el turno del chaos magic (magia del caos) de Alessandro Michele, el diseñador que, al frente de Gucci, ha revitalizado la escena. «¡Su visión es una celebración de la vida!», afirma Elton John. «Hay mucha negatividad y tendencia a la división en el mundo hoy. Su propuesta es estimulante, positiva y unificadora. Celebra los deseos de la gente de expresarse como individuos únicos y ser aceptados por ello. Creo que esa es una de las razones por las que los millennials encuentran su visión tan inspiradora. Es un mundo divertido y feliz en el que cualquiera puede adentrarse. Es inclusivo a la vez que individual».
Los lazos estéticos que unían a Elton John y Michele eran evidentes antes incluso de que Jared Leto, amigo común de ambos, les presentara en una fiesta de Vanity Fair. Pero sus caminos han encontrado en la colección primavera/verano 2018 de Gucci una pasarela de excepción. «En sus primeras colecciones para Gucci vi algunos guiños a momentos míos de moda del pasado. Mantengo un ar-
chivo con mucho vestuario original de mis actuaciones. Nunca lo había abierto a nadie, pero me inspiraba tanto él y confiaba tanto en su visión que pensé que sería divertido compartir mi archivo con él y su equipo», afirma. S u estela en la colección incluye imágenes literales –la portada del single Levon/Goodbye (1972) se imprime en un bolso–, números que aluden a su estilo en escena (brillos, colores llamativos, profusos ornamentos) y hasta la revisión de ese chándal, uniforme de paisano, que Elton luce intermitentemente desde los ochenta. «No soy una persona muy nostálgica, pero abrir el archivo y ver cómo ha reinterpretado Alessandro algunos
looks clave ha desenterrado una estimulante avalancha de emociones. ¡No puedo creer lo sumamente loco que estaba, en cuestiones sartoriales, especialmente en los setenta! En lo referente a la moda, era como un niño en una tienda de caramelos». Una idea que ratifica Bob Mackie, diseñador que cinceló algunos de sus estilismos más osados, que declaró en septiembre: «Le trataba como una especie de vedette masculino».
Para acabar de triangular su relación con la casa italiana, el músico anunció en enero que se despedirá de los escenarios tras una gira de tres años y 300 conciertos, Farewell Yellow Brick Road, cuyo vestuario llevará la rúbrica de Michele. «El armario siempre ha sido una parte esencial de mí como artista. No puedo subirme al escenario y hacer mi traba- jo hasta que me he vestido teatralmente. Yo lo necesito y mis fans lo esperan. Siempre intento mantener una distinción entre mi vida dentro y fuera del escenario, son dos mundos diferentes». La esfera privada, por supuesto, también está cargada de épica: de esa boda con Renate Brauel, una mujer, en 1984, a su amistad con Lady Di (en cuyo funeral versionó Candle
in the Wind), la longeva relación con David Furnish –con quien tiene dos hijos, Zachary y Elijah, de 8 y 5 años–, o los desencuentros públicos con su madre, con quien se reconciliaría en diciembre, poco antes del fallecimiento de esta. «Antes de ser Elton John, era Reginald Kenneth Dwight. No me gustaba mucho y me sentía atrapado y oprimido por todo lo que me habían forzado a hacer mis padres. Era un nerd con grandes gafas y sin estilo. Convertirme en Elton John me dio la oportunidad de reinventarme a mí mismo». También para él, en tiempos convulsos, la moda fue una catarsis