UNA ESTRELLA CERCANA
Escrita por la autora de Perdida y trasladada a la pequeña pantalla por el creador de Big Little Lies, Heridas
abiertas es uno de los estrenos más esperados de la temporada. Al frente de la misma, la actriz Amy Adams accede a algo poco habitual en ella: hablar de sí misma.
L o menos parecido a las exóticas criaturas de Hollywood es Amy Adams, aunque sea uno de los ejemplares más valiosos de esta jungla. Accesible y sencilla, cuesta creer que a estas alturas siga siendo tan cercana. «Valoro la humildad», admite, mientras cuenta que ha venido conduciendo su propio coche. Un año después de la nominación por La llegada, Adams vuelve a la televisión con HBO. Estrena
Heridas abiertas (estreno el 9 de julio), donde se mete en la piel de Camille Preaker, una reportera de sucesos que se recupera de un episodio psicótico. «Me siento identificada con ella; con que no pida ayuda. A mí también me cuesta permitir que la gente entre en mi vida. La fama es un muro que te aísla y siempre lo he percibido así cuando he tenido problemas, algo de lo que no suelo hablar porque me obsesiona mi privacidad», admite.
Nominada al Óscar en cuatro ocasiones, Adams se estrena también como productora de esta serie; una adaptación de la novela de Gilliam Flynn ( Perdida) dirigida por Jean-Marc Valleé ( Big Little Lies) que no solo es la gran apuesta de la temporada sino que, a través del oficio de su protagonista, enlaza con un tema de plena actualidad: el papel de los medios. «Soy una gran consumidora de prensa y radio, y entiendo y respeto su valor, especialmente ahora que intentan cuestionarlos. Así que me enfrento a la responsabilidad de representarlos de una forma acertada». El papel, se sincera, también le ha obligado a enfrentarse a sus inseguridades. «Creo en la incomodidad; a mi hija siempre le digo que es distinto sentir dolor a sentir incomodidad. En esta serie he sentido incomodidad física, emocional y sexual. Y enfrentarse a ella y superarla puede traer una gran recompensa personal». La parte más sensible, sin embargo, ha sido trabajar en torno a la maternidad –otro de los temas centrales de la serie– sin dejarse contaminar «Tengo una niña pequeña y soy una madre dedicada; pero este personaje intentaba colarse en mis horas personales, en mi papel de madre», relata Amy. Su realidad, sin embargo, no se parece a la ficción. «Quiero que mi hija sepa que es mi prioridad sin caer en la tentación de mimarla. Trato de dotarla de independencia y de enseñarle la ética en el trabajo; eso le ayudará a conseguir lo que quiera en la vida». Y predica con el ejemplo