La moda que el mundo necesita

Llevar algo brillante o superexcéntrico en un momento para el mundo que da un poco de miedo es algo en lo que trabajo mucho», asegura Michael Halpern (Nueva York, 1987) en una nota de audio enviada a través de su relaciones públicas. Neoyorquino afincado en Londres, el joven creador que ha hecho de la exuberancia un lenguaje con el que combatir los tiempos convulsos tiene una agenda frenética que hoy le ha llevado a París para citarse con compradores de importantes tiendas de moda. Solo dos colecciones después de graduarse en Central Saint Martins –con una propuesta que lla-

mó la atención de Donatella Versace –que lo reclutó como consultor para su línea de alta costura, Atelier Versace–, Halpern saca brillo a la industria y reivindica que «el glamour es serio».

Si para su primer desfile escogió el emblemático teatro Palladium, el pasado febrero celebró su after-party en la popular hamburguesería Five Guys. «Es lo que mis amigos y yo haríamos cuando salimos, ¿así que, por qué no?», se pregunta. Heredero espiritual de los luminosos Halston y Bob Mackie –¿alguien dijo fiesta?–, sus pantalones de pata de elefante recubiertos de lentejuelas y estructurales minivestidos metalizados se han paseado por las alfombras rojas de medio mundo junto a Marion Cotillard y Lupita Nyong’o. «Hago esta ropa como forma de escapismo, y creo que ahora más que nunca es necesario tener esta clase de desahogo con respecto a las noticias y cosas horribles que suceden en Estados Unidos y en todo el mundo. Tener a alguien como Trump de presidente es escalofriante, y te despiertas y piensas: ‘No puedo creer que este pasando de verdad, no puedo creer que ese sea el lugar del que vengo’. Con estas prendas durante un minuto puedes tener la sensación de escapar, y eso es muy importante». La luz siempre brilla al final del túnel