RELANZAMIENTO
El regreso de la firma Davidelfin
El diseñador malagueño David Delfín contaba con una visión audaz y transgresora de la moda que, ahora, los integrantes de su estudio quieren recuperar. Con Gorka Postigo a la cabeza, la firma regresa a sus orígenes para crear la colección que anuncia una nueva etapa.
Cuando David Delfín (Ronda, 1970-Madrid, 2017) escribió «todo por hacer, todo por dar» no calculó hasta qué punto aquella frase funcionaría años después como un mantra para los herederos de su legado. Un año después de la muerte del creador malagueño, su estudio –encabezado por el fotógrafo Gorka Postigo, socio fundacional– recupera los valores de la marca para emprender una hoja de ruta en la que la moda solo será parte de un esquema que incluye las colaboraciones con otros creadores y los proyectos solidarios.
Postigo recuerda que la aventura que ahora comienza no fue una decisión fácil. Cuando el diseñador falleció él se fue a vivir a París y Sara Cerro, mano derecha de Delfín en los últimos diez años, de viaje a Tailandia e Indonesia. «Necesitábamos desconectar y descansar», asegura Postigo. La distancia les ayudó a recapitular para tomar una decisión que rechazaba las prisas. «Esto no podía acabar. No es fácil conseguir lo que ya tenemos, teníamos que seguir adelante», dice Cerro. Quizá porque todo renacimiento implica una vuelta a los orígenes este regreso de Davidelfin significa una vuelta a la casilla de salida: «Es decir, al archivo, que es una de las patas fundamentales de este nuevo proyecto, pero a la vez sin caer en la nostalgia, que no se puede convertir en un lastre y que además era algo que el propio David detestaba», explica Postigo.
Fue entonces cuando se empezó a moldear una nueva filosofía de trabajo, sin un director creativo, colectiva, res-
petuosa con la identidad de Delfín (la sastrería masculina, las líneas simples, la deconstrucción, lo minimal…) pero buscando un horizonte y un público nuevo.
Al equipo se sumaron dos especialistas externos, Nono Vázquez, que ha buceado en los archivos de la marca «con ojos frescos», y la diseñadora gráfica Lucía Lara, encargada de la nueva web, columna vertebral a nivel logístico y de imagen. «Las decisiones las tomamos en grupo pero el archivo de David es tan extenso que podemos decir que las decisiones las toma él. Aquí no existe el pánico a la página en blanco», explica Postigo. «Nosotros solo lo sometemos a una edición», añade Vázquez.
El resultado son casi 40 piezas que conforman una colección dividida en varias cápsulas, realizadas todas en algodón, popelín o denim, y en las que se cruzan las prendas prácticas (incluidos calcetines, camisetas y hasta calzones, todo unisex, por supuesto) con esa audacia onírica tan propia de la casa. Un arrojo sin pretensiones que confluye, entre otros, en las tres versiones de un vestido nuevo, Narciso, que con su juego de camiseta doble evoca al mito del espejo; en los dos vaqueros de la colaboración con Levi’s, que con sus cuatro bolsillos rompen el orden delante-detrás; en la falda-camisa anudada a la cadera o, bajo la etiqueta Archive, en las cinco prendas-facsímil de edición limitada que recrean una serie customizada que hizo el diseñador cuando la moda ni siquiera estaba en sus planes. En ellas, confluyen dos viejas obsesiones del creador malagueño: la ropa militar y el artista alemán Joseph Beuys. Delfín tenía tatuado en su antebrazo una frase de Beuys: « Zeige deine wunde » (Muestra tus heridas) y también un acrónimo del nombre de su padre, ADN (Antonio Domínguez Naranjo), paracaidista militar. «David compraba ropa militar de segunda mano
y luego la pintaba. Son piezas únicas que he conservado como joyas y que ahora reproducimos para recuperar lo que fue su esencia», añade Postigo. Con las raíces como brújula, el renacimiento de Davidelfin se mira en el autor de la célebre perfomance Me gusta Amé
rica y a América le gusto yo. No será el único referente recuperado. Pero, de momento, Madrid podría ser Berlín y entre la pantalla, la calle y la poesía el pistoletazo de salida se concretó, hace apenas unas semanas, con una pegada de carteles (gesto tan propio de la ciudad alemana) que, coincidiendo con las fiestas del Orgullo, dejó las aceras sembradas de esas frases hermosas y lapidarias que estaban en el pensamiento, la piel y la memoria de un diseñador cuya huella se resiste a claudicar