VOGUE (Spain)

EL REGRESO DE UN ICONO

Elsa Pataky habla sobre su vida en Australia con motivo de su nueva serie de Netflix

- Fotografía JAKE TERREY Realizació­n KARLA CLARKE Texto ESTEFANÍA ASENJO.

Afincada en la localidad australian­a de Byron Bay, Elsa Pataky retoma su carrera –tras un tiempo alejada de las cámaras para disfrutar de sus tres hijos en común con Chris Hemsworth– con una nueva serie de Netflix, rodada allí mismo, que verá la luz a finales de año. Mientras nos muestra su nuevo hogar, nos cuenta cómo el arraigado ecologismo de la zona ha calado hondo en la familia y la protección de los océanos es ahora su objetivo.

Elsa Pataki (Madrid, 1976) puede presumir de haber acertado de pleno en todas las decisiones importante­s que ha tomado en su vida. Acertó cuando abandonó España, siendo una estrella, para probar suerte en Hollywood, y lo hizo de nuevo cuando volvió a dejarlo todo para instalarse en la Australia natal de su marido, el también actor Chris Hemsworth, y criar a sus tres hijos (India, de seis años, y los gemelos Sasha y Tristan, de cuatro) lejos de los focos. «Creo que fue lo mejor que pudimos hacer. Aquí llevamos la vida que siempre soñé, todo el día descalzos, en la playa y rodeados de naturaleza… Los Ángeles, con todos los paparazzi persiguién­dote, no me parece el lugar más adecuado para los niños. ¡Ni para los mayores!», explica Elsa desde las playas de Byron Bay, la idílica localidad australian­a en la que la familia ha fijado su residencia. Contra todo pronóstico, esa decisión no parece haber afectado en lo más mínino a sus carreras; él, de hecho, es hoy uno de los actores más cotizados y conocidos gracias a su papel en Thor.

«No me molesta que algunos medios se refieran a mí como ‘ la esposa de’, porque otras veces él ha sido ‘el marido de’. Creo que hemos estado muy igualados en eso», afirma ella. Basta con echar la vista atrás; al año en el que se conocieron y (rápidament­e) contrajero­n matrimonio, 2010, para darle la razón. Por aquel entonces, mientras ella ocupaba portadas en España, él aún nos resultaba un completo descono- cido. La fama, sin embargo, no tardaría en llegar. Fue elegido el ‘hombre vivo más sexy del mundo’ en el año 2014, mientras Elsa se tomaba un descanso en su carrera para cuidar de sus hijos. Ahora que ya son ‘mayores’, sin embargo, se ha propuesto retomarla y en diciembre verá la luz la primera serie que Netflix ha rodado en Australia, Highlands, en la que tiene un papel protagonis­ta. «Chris y yo acordamos no trabajar nunca los dos a la vez, para que siempre esté uno en casa. Yo tenía muchas ganas de volver al trabajo, y esta serie lo tenía todo para mí. ¡Es un proyecto superinter­esante y, además, se rodaba a dos horas en coche de nuestra casa!», cuenta.

Durante los meses que ha durado el rodaje, Chris ha ejercido de padre modelo dejando estampas –como en las que aparecía surfeando con sus pequeños al hombro– que han dado la vuelta al mundo. Elsa no puede estar más orgullosa. «Se lo han pasado genial. ¿Cómo iba a llevarles ahora a vivir a una ciudad? ¡Si se pasan el día descalzos!», dice. El mensaje que lanza, además, no podría ser más positivo en un momento en el que se habla tanto de la situación de la mujer en el mundo laboral y la conciliaci­ón familiar. «Yo he tenido mucha suerte, sobre todo porque siempre he contado con el apoyo no solo de mi marido, sino de toda mi familia. Como somos pocos, estamos muy unidos y mi madre pasa muchísimo tiempo aquí y mi hermano y su novia viven aquí. Así es todo muy sencillo. Y tener una profesión como la nuestra, que nos permite elegir cuando trabajamos, es un plus», explica.

«Chris y yo acordamos no trabajar nunca los dos a la vez, para que uno esté siempre en casa con los niños»

«¿Cómo iba a llevarme ahora a mis hijos a una ciudad? ¡Si aquí se pasan el día descalzos!»

Aún así, insiste en que el mundo del cine es aún muy machista. «Las mujeres hemos alcanzado por fin una posición desde la que podemos reclamar nuestros derechos, pero aún queda mucho por hacer. Solo espero que todo lo que ha pasado con Harvey Weinstein haga que otros en posiciones de poder, sean cuales sean sus profesione­s, se lo piensen dos veces antes de hacer algo así», dice. Su retiro en Australia le ha hecho replantear­se muchas cosas; y sobre todo le ha dado tiempo para hacer uso de su fama y defender a través de esta las causas en las que cree. «Siempre me ha preocupado mucho el medio ambiente, pero cuando vives aquí y ves lo conciencia­da que está la sociedad, empiezas a informarte y no puedes evitar involucrar­te aún más», dice. Por ello, cuando le propusiero­n ser embajadora de Oceana, una organizaci­ón que trabaja por la protección de los océanos, no lo dudó. Junto a esta, Elsa lucha por la protección de los ecosistema­s marinos y las tortugas, un tema que le toca muy de cerca por el centro de recuperaci­ón que hay en Byron Bay.

Pretendo que mis hijos crezcan siendo consciente­s de lo que está pasando. Hay ciertas cosas, como el reciclaje, que se pueden implantar desde pequeños y pueden suponer un gran cambio en el futuro», dice Elsa, que está criando auténticos eco-warriors. «Lo que más les gusta en el mundo son los animales. ¡Se pasan el día viendo documental­es de National Geographic!», asegura la actriz. Y como buenos australian­os, ninguno de ellos teme a las serpientes y los insectos que campan a sus anchas por el jardín de su casa. «Aquí las arañas son gigantes, pero a nadie se le ocurre matarlas. ¡Lo del ‘zapatillaz­o’ no existe!», bromea Elsa. Aún así, no quiere que sus hijos crezcan ajenos a nuestra cultura, por lo que siempre les habla en español y cada verano pasan una temporada en España. «Les gusta mucho la cocina española, sobre todo la tortilla y el jamón, que aquí es muy difícil de conseguir… ¡Solo encuentras boquerones!», exclama. Pero, de momento, regresar no entra en sus planes más allá de las vacaciones

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