CARMEN en el frío de Berlín

El Presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, recuerda a la escritora Carmen Alborch, fallecida en octubre. Conocí a Carmen por sorpresa, cuando dijo mi nombre desde la puerta del Zoo Palast en el frío de Berlín. Yo presentaba mi primera película, Mi hermano del alma, y estaba entrando en el circuito seductor y mareante de los festivales. La Berlinale me acogió con su mejor cara, la que le pone a los cineastas nuevos y a los iconoclastas, justo lo que yo soñaba con ser. Me acompañaba mi familia, mi productor y algunos amigos. No eché en falta a nadie del Estado porque uno no cuenta con él en los momentos cálidos de celebración. Pero, de repente, escuché mi nombre y me volví. Allí estaba la Ministra de Cultura. Dicho ahora puede parecer insignificante, pero en aquel momento, cuando me intentaba abrir camino en un mundo nuevo y complejo, encontrarme a una ministra en mi presentación significaba muchas cosas. Le pregunté qué hacía allí, y me respondió simple y directa, con su sonrisa en technicolor: « Quería estar, es un día importante para ti ». La verdad es que Carmen siempre estuvo ahí. Conmigo y con todos los cineastas de nuestra generación. Aparecía sin avisar y sentías su apoyo y su respeto. Su cargo era el de ministra pero su trato era el de una amiga. La veía por televisión, cuando sus adversarios le daban caña sin parar, y ella no perdía la sonrisa. Nunca la perdió. Ni siquiera la última vez que la vi, hace un par de meses, en la toma de posesión de José Guirao. Ella estaba malita, pero me abrazó con la misma fuerza y alegría de la primera vez. Me sonrió de verdad, debajo de su sombrero de rayas, envuelta en su vestido technicolor. Así la pienso ahora. Apareciendo en mi vida cuando menos la esperaba. Te vamos a echar de menos, Carmen. En estos tiempos tan serios intentaré sonreír por ti M.B.