El ojo Y LA HUELLA
El fotógrafo barcelonés TXEMA YESTE, colaborador habitual de ‘Vogue’ España, lleva dos décadas capturando su particular percepción de la belleza. Este mes, una muestra en Nueva York recoge los frutos de su prolífica trayectoria.
Cuando era un niño, el fotógrafo Txema Yeste (Barcelona, 1972) recibió un preciado regalo de su padre que cambiaría su vida y le daría una longeva vocación. Se trataba de una cámara fotográfica de formato Super 8 con la que retrataba a su clan durante las vacaciones y las reuniones familiares. Por desgracia, un incendio destruyó todos aquellos recuerdos, pero lejos de amedrantarle, su empeño por capturar memorias visuales del mundo a su alrededor se convirtió en una obsesión que sigue intacta dos décadas después. Hasta el próximo 2 de noviembre, el fotógrafo catalán recibirá los frutos de su aventura en la exposición Crossroads, que la galería Staley-Wise ha recopilado a través de su particular uso del color. En la muestra, se encuentran imágenes de su paso por cabeceras históricas como Numéro o Vogue España, de la que es asiduo colaborador, con otras procedentes de campañas publi
citarias para firmas como Chanel, Armani e Yves Saint Laurent. En todas ellas se aprecia una mística relación del ser humano con la naturaleza, que procede de sus primeros años de inmersión en el mundo del fotoperiodismo.
«Mis inicios fueron con la fotografía documental», cuenta Txema Yeste sobre unos años en los que trabajó en medios como El País Semanal, The Observer o The Independent. «Fue la necesidad de experimentar y jugar con nuevas ideas la que me llevó poco a poco hacia el mundo de la moda, en lo que fue un camino lento y muy orgánico. Siempre he tenido un mundo interior propio al que escapo, en el que intento construir ideas y momentos parados en el tiempo. La idea de comprimirlos en mi cabeza y capturarlos no deja de tener una esencia romántica», confiesa. Fue su amigo y agente, Pancho Saula, quien se encontró con los fundadores de la galería Staley-Wise en la feria AIPAD de Nueva York, y propició el flechazo que podrá observarse en su espacio de Crosby Street. La intención de bautizar la muestra como un cruce de caminos surge de reencontrarse con todas esas rutas visuales «que guardan relación entre sí, y que ahora se encuentran en un mismo lugar»