CARTA DE LA DIRECTORA
Retrato de UNA PORTADA
Cuesta pensar que fuera en enero de este año cuando fotografiamos a Naomi Campbell en Los Ángeles para nuestro número de julio. Tras meses de trabajo, finalmente, conseguimos cuadrar una sesión que parecía imposible con un equipo de ensueño: la icónica Naomi retratada por la fotógrafa Nadine Ijewere, que a los 28 años está llamada a transformar nuestra industria con una mirada exquisita y un trabajo extraordinario que explora la identidad y la diversidad. Eso era cuando imposible parecía un término apropiado para referirse a algo tan banal como una sesión de fotos. Cinco meses después estas fotos ven la luz en un mundo diferente, en el que todos hemos aprendido que la hipérbole de lo imposible –o lo impensable, para el caso– tiene una dimensión completamente distinta.
Cuando trabajas con tanta antelación, es habitual que el contenido deba actualizarse. Acaso nunca fue tan cierto como en este reportaje. Entre la Naomi que fotografiamos el 27 de enero y la que entrevistamos por teléfono el 19 de marzo, ya confinada en Nueva York, mediaba la explosión de una pandemia que colapsó el planeta. Entre aquella conversación y el cierre de este número de julio, pasó de todo. En nuestra redacción y en el mundo. Por su parte, Naomi se convirtió en una estrella de la cuarentena al amenizarla con una serie de entrevistas desde su casa y celebró sus 50 años de vida rodeada de flores y homenajes a distancia. Sin embargo, solo tres días después de ese cumpleaños, la muerte de George Floyd bajo custodia policial se convirtió en la gota que colmó el vaso y desató una oleada global de protestas contra el racismo sistémico que denuncia el movimiento Black Lives Matter. La injusticia racial es una de las numerosas luchas con las que Naomi lleva años de firme y tenaz compromiso. Acaso por lo doloroso de las circunstancias, ya no fue posible contar con su reacción a todos los acontecimientos del final de mayo en nuestra entrevista.
En todo caso, la hemeroteca sirve como testimonio de su liderazgo en esta causa. Ella fue una de las artífices del desfile de alta costura de Pierpaolo Piccioli para Valentino que, en enero de 2019, se convirtió en una emocionante celebración de la belleza negra en
París. En octubre de ese mismo año, durante una conferencia organizada por WSJ, Naomi se alegraba de que la conversación sobre diversidad e inclusión hubiera conseguido la imprescindible presencia de modelos de todas las razas, edades y cuerpos en los desfiles. Pero reclamaba que había que ir más allá y defendía la necesidad de llevar esa reivindicación a todas las esferas del negocio, desde los ejecutivos hasta los diseñadores o los estilistas. Algo que por fin comparte de forma generalizada una industria embarcada en una profunda –y a menudo dolorosa– reflexión sobre sí misma. Todos los que formamos parte de ella debemos trabajar a diario para mejorar en todas y cada una de nuestras decisiones y ser críticos con la forma en la que podemos contribuir de forma activa, significativa y eficaz a erradicar el racismo y la discriminación en la moda.
Me hacía mucha ilusión publicar esta portada porque admiro mucho el trabajo de Nadine y es un privilegio poder contar con ella en Vogue España. Ojalá solo sea la primera de muchas colaboraciones. Ella quería trabajar con el color y la libertad y fue idea suya plantear esta fotografía de portada tan mágica en la que Naomi se agarra a un brazo que entra en la imagen y que parece crear una cadena de humanidad entre ella y el espectador. Aunque date de enero, no se me ocurre mejor manera de expresar hoy el sentimiento de comunidad al que está dedicado este número, que habla de la fuerza de la unidad que todos hemos sentido y anhelado estos meses. Esta revista quiere recoger ese espíritu de cercanía con vecinos, familiares, colectivos y compañeros de trabajo que figura entre lo mejor que nos deja un momento histórico, por otra parte, lleno de obstáculos y tragedias.
Las imágenes me gustaron en cuanto llegaron. Pero creo que ahora, con su reguero de vicisitudes, el reportaje adquiere un significado todavía más importante y se convierte en testimonio de un tiempo excepcional. Un tiempo en el que, para bien y para mal, lo imposible se volvió posible. Quedémonos con la oportunidad de mejorar, como sociedad, como individuos y como industria, que este momento nos ofrece