Un placer GENÉTICAMENTE TESTADO
Latxa y Carranzana son las que autentifican el queso de Denominación de Origen Idiazabal. Dos razas de oveja autóctonas criadas y pastadas en las laderas de Euskadi y Navarra, tan ásperas como su clima, tan auténticas como los pastores que las miman. Una cultura milenaria que ha sido perpetuada por años de pasión y entrega, reconocida como uno de los emblemas de la tradición y la cultura gastronómica vasca. El Consejo Regulador del Queso Idiazabal, comprometido con garantizar a los consumidores el origen y la calidad del producto, cuenta con más de 120 pequeñas queserías, encargadas de elaborar este queso tan singular, premiado internacionalmente año tras año y considerado un auténtico icono cultural. Su producción, limitada y exclusiva, es acunada en la más alta gastronomía nacional y lo convierte en una auténtica experiencia sensorial para los amantes gourmet. Elaborado únicamente con leche cruda y con un mínimo de dos meses de maduración, son muchas las queserías que, bajo la etiqueta de Idiazabal Baserrikoa (de caserío), optan además por elaborar exclusivamente con leche de rebaño propio. Es tal el compromiso de la DOP que, además de un riguroso análisis sensorial, sigue involucrado en las más modernas herramientas de control de calidad que le llevaron a ser la primera Denominación de Origen de quesos de Europa que implantó una nueva técnica para la identificación de razas de oveja. Un estudio que permite determinar genéticamente si la leche utilizada en los quesos Idiazabal proviene solo de ovejas Latxa o Carranzana, tal como especifica la Denominación de Origen de este manjar. Un compromiso con los consumidores de un producto único y exclusivo. Un placer genéticamente testado.
Su cultura milenaria y su tradición ancestral avalan la calidad del queso con Denominación de Origen Idiazabal