Las voces realistas inundan las redes en un canto a la autoestima.
No solo de cuerpos perfectos viven las redes sociales. Existe una corriente de voces realistas que son un canto a la autoestima y a la salud mental.
Se incrementa la demanda de retoques estéticos entre personas cada vez más jóvenes. La Academia Americana de Cirugía Plástica Facial y Reconstructiva confirma el aumento en la petición de protocolos que mejoran el perfil facial, en parte por el deseo de la generación millennial de salir mejor en los selfies.Y la Sociedad Española de Medicina Estética estima que cuatro de cada diez españoles recurren a la medicina estética a partir de los 26 años. Parece evidente la influencia que ejercen las redes, pero hay otra cara de la misma moneda: el discurso real sobre nuestro cuerpo que hacen otras mujeres, abanderadas del body positive y de la importancia de ser conscientes del mensaje subliminal que nos lanza la realidad aparentemente perfecta que vemos en Internet.
1 LIDIA JUVANTENY
El perfil de Instagram de esta fotógrafa activista del movimiento @soycurvy es un reducto de paz estética en el que se habla de autoaceptación, celulitis, menstruación y de la imperfección de la vida, entre otras cosas. «Lo que intento es hacer lo que me hubiera gustado encontrar en la Red cuando tenía 15 años. Hay que normalizar todas esas cosas que se nos han dicho que están mal y todas tenemos. Se trata de trabajar el amor propio como si fuera hacer deporte: cuanto más haces, más quieres y menos te cuesta. Y el beneficio se ve, es palpable. Si somos conscientes de que lo que enseñamos en Instagram es una fracción muy breve de lo que somos y de cómo somos es más fácil darle menos importancia. También ayuda hablar de ello para que las personas que te ven sean conscientes de que nada ni nadie es perfecto», explica.
2 DANAE MERCER
Esta exmodelo y periodista no solo pretende desmitificar el postureo slim. Su manera de explicar cómo un mismo cuerpo cambia en función de la postura, el ángulo de la foto o la luz es un alarde de ingenio, pero su discurso va más allá. «Las redes sociales pueden ser realmente complicadas porque creemos que somos inmunes o que somos conscientes de lo que estamos viendo, pero nuestros cerebros son como esponjas. Mientras estamos relajados consumiendo de forma pasiva, permitimos que todas esas imágenes de mundos idealizados se cuelen en nuestros pensamientos. Puede que no suceda de inmediato, pero todo ello impacta en nosotros y cambiará la forma en la que nos vemos a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y a nuestro mundo», afirma.
3 AYESHA AMIR
«A passionate girl with acne (una chica apasionada con acné)». Así se define Ayesha en su cuenta de Instagram. Todo empezó hace dos años, cuando su primera foto se hizo viral en pocas horas, demostrando que su deseo de mantener la realidad sin filtro de belleza era necesario. «Las redes pueden llevar a un lugar muy bueno o muy malo. Deberíamos dejar de creer todo lo que vemos ahí, ya que puede hacer que nos sintamos menos valiosas. Casi todos editan sus fotos y usan filtros de belleza para hacer que su piel y su cuerpo se vean impecables, pero eso puede disminuir la autoestima y confianza de muchos usuarios. Es importante normalizar la piel real, porque la gente necesita darse cuenta de que nada es perfecto. Todo el mundo debe sentirse seguro en su propia piel. Y esa piel no tiene por qué estar libre de poros, espinillas o acné».
4 STEPHANIE YEBOAH
Autora del libro Fattily Ever After, abandera uno de los discursos más interesantes sobre amor propio, tallas grandes y cánones de belleza preestablecidos. «Mi mensaje se enfoca en normalizar cuerpos más grandes, no solo dentro de los medios sino también en la sociedad. Es el primer paso para desaprender lentamente las narrativas tóxicas con las que todos hemos crecido en relación a cómo debe ser el cuerpo aceptable», cuenta. Yeboah reflexiona sobre la dualidad de Instagram, «una bestia interesante que ha sido una herramienta increíble para dar visibilidad a diferentes tipos de cuerpos y para celebrar las diferencias. Pero también es el caldo de cultivo para estándares corporales poco realistas, bien mediante cirugía plástica o a través de la edición de las fotografías». Ya que esa otra cara tiene un efecto perjudicial, recomienda manejar nuestras redes para ver imágenes «que nos brinden alegría y un sentimiento de pertenencia y normalidad».
5 LEANNE WARD
Alma mater de The Fitness Dietitian, esta nutricionista centra parte de su discurso en los mensajes erróneos sobre bienestar que se encuentran en redes sociales. «Creo que hay información falsa, gente intentando sacar provecho de personas vulnerables. Pero lamentablemente también hay mucha información engañosa e inexacta ya que muchos influencers se consideran expertos y dan consejos de nutrición». Ward cuestiona la realidad aparentemente perfecta a la que nos exponemos de forma masiva. «Vivimos en una época en la que la perfección parece existir a nuestro alrededor, pero es solo una ilusión. Antes veíamos modelos perfectas en las revistas, ahora aparecen en redes sociales todo el día, todos los días», afirma advirtiendo del peligro de las aplicaciones que editan nuestro cuerpo creando un estándar de belleza irreal.
6 MEGAN ROSE LANE
Megan sabe bien hasta qué punto esa imagen de belleza irreal pasa factura. «Intentar conseguir seguidores me llevó a una insana obsesión por hacerme selfies perfectos», cuenta. «En esas fotos no me parecía a mí. Pero ganaba atención y seguidores, lo que me generó una falsa sensación de aprobación». Todo cambió cuando empezó a publicar fotos sin editar. «Me sentía mucho más empoderada siendo real. Quiero ayudar a las mujeres a sentirse lo mejor posible, a recuperar su poder y a construir su autoestima como lo hice yo». La joven recuerda la necesidad de ser honestos «para vivir en un mundo donde sea genial y sexy ser simplemente normal. La comparación es un veneno que roba nuestra alegría, nuestra individualidad, nuestro poder» •